La cosecha ya comenzó y cada productor tiene su propio termómetro sobre qué está pasando y cuánta puede ser la afectación real en su finca. Se sabe que, cada año, el precio varía dependiendo de diversos factores, como la calidad de la cosecha, la demanda del mercado y las condiciones climáticas que afectan el volumen de la oferta.
Los bodegueros están ofreciendo un poco más, pero todavía están lejos de lo pretendido por los productores, quienes se reunieron en la mesa de “concertación” esta semana.
Mientras tanto, se espera que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) publique su estimación de cosecha en el corto plazo y que esto ayude a cristalizar el mercado. Sin embargo, el resultado del estudio del INV este año no podrá dejar conforme a ambas partes (bodegueros y productores).
A saber: si los datos del INV muestran una merma de la cosecha menor a la esperada, aunque mantendrá elevados los precios de la uva debido a la escasez de oferta, abrirá la puerta a que varias bodegas certifiquen una cosecha baja y busquen importar vinos. El ministro de Economía, Sergio Massa, ha dicho que por ahora no permitirá el ingreso de vino extranjero hasta que todas las uvas hayan entrado en las bodegas y se haya pagado un precio justo. Pero la presión del sector existe.
Por otro lado, si el resultado del estudio del INV muestra un número por encima de la expectativa de los productores, como sucedió en San Juan, los industriales podrían usar esa información para bajar o “pisar” los precios que ofrecen hoy.
Es que tras conocerse que la merma en San Juan es del 14%, varios productores de esa zona dijeron que percibían una baja superior que rondaba entre un 20% y un 25%. Advirtieron que los bodegueros podrían usar ese número para cerrar las negociaciones y con ello perder la oportunidad de mejorar su rentabilidad.
Sin embargo, a este análisis aún le falta por considerar una tercera variable importante: “la demanda de los mercados”, que según los datos conocidos hasta el momento está complicada por las ventas en baja.
Por lo tanto, hoy más que nunca, se está esperando la difusión de la estimación de cosecha. El resultado será importante para delimitar el campo de negociaciones de una cosecha que, a priori, se prevé como la más baja de los últimos 50 años.
