El peronismo local “surfea” los conflictos nacionales

El gran desafío del peronismo local es cómo ser opositor en Mendoza disimulando la crisis de su propio gobierno en lo nacional.

El peronismo local “surfea” los conflictos nacionales
Adolfo Bermejo y Anabel Fernández Sagasti. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Con la reciente renovación de las cámaras legislativas el justicialismo inició un nuevo ciclo como principal fuerza de oposición al radicalismo gobernante, pero sin poder dejar de lado lo mucho que repercute en su funcionamiento la crisis que envuelve al Frente de Todos a nivel nacional. “Con matices, pero juntos”, asegura un referente legislativo.

En el PJ mendocino hacen el mayor esfuerzo por dejar de lado las diferencias que se producen en lo nacional, pero sabiendo que, tarde o temprano, el desorden imperante en la coalición también puede pasar factura por estas tierras. En la renovada Legislatura polariza con Cambia Mendoza, pero cada vez con menos integrantes como producto del pálido resultado electoral del año pasado.

Por el lado de los intendentes hay un claro reconocimiento a lo mucho que influyen en sus respectivas comarcas, pero cada uno sabe que nada garantiza, por ahora, que de ese conglomerado que combina a dirigentes con trayectoria probada (Righi, Aveiro, Félix) con otros que asoman con pretensiones (Stevanato, Destéfanis, Ubieta) surja una lista de candidatos provinciales capaz de pelear mano a mano en toda la provincia con el radicalismo de Cornejo y Suárez. Tal vez el camporismo se encuentre en este caso más preparado para un armado que vuelva a ganar una interna en las PASO, pero siempre con pronóstico reservado a la hora de vaticinar qué puede surgir en las urnas en el mano a mano con el oficialismo.

Quizá por ello quienes observan el derrotero de la dirigencia peronista local aseguran que la prioridad para varios de sus cuadros será asegurar lugares “entrables” en las listas de candidatos a cargos legislativos nacionales y provinciales. Por lo tanto, habrá que ver quién se anota para esa suerte de patriada que significará pelear por la Gobernación el año próximo vistiendo la camiseta del justicialismo o del frente que lidere el PJ.

El justicialismo local mantiene por estos días un liderazgo claro a través de Anabel Fernández Sagasti, respaldada políticamente siempre por su alto vuelo en el Congreso de la Nación al amparo de Cristina Kirchner. Adolfo Bermejo, referente histórico indudable, mantiene hoy una relación cordial con el camporismo, más que nada fiel a su estilo conciliador.

Volviendo a Fernández Sagasti, el citado protagonismo a nivel nacional y su rol de senadora por Mendoza que suele ser escuchada en el poder político le alcanza para mantener aquí su preponderancia. Recientemente, con motivo del anuncio del presidente de la Nación sobre el laudo por Portezuelo, la senadora se mostró públicamente en disidencia con lo que resolvió Alberto Fernández. “No comparto la decisión... Se está privilegiando una postura caprichosa y demagoga como la de La Pampa”, apuntó entre otros conceptos, para terminar criticando a Suárez y Cornejo, los que, según ella, “no movieron un dedo por más de dos años para avanzar en la concreción de esta obra. Deben estar festejando en silencio”, sentenció.

De acuerdo con esta apreciación de la joven legisladora nacional, Portezuelo del Viento no se hará por culpa de mendocinos y pampeanos. Una hábil manera de marcar distancia con el Presidente en tiempos de guerra interna en el Frente de Todos, pero culpando, a la vez, a sus rivales políticos por excelencia. Una formalidad.

Es que en esta novela por la causa hídrica hay algo que preocupa mucho al peronismo provincial: el arma política que significa para el gobierno de Suárez la reasignación de los recursos originalmente destinados a Portezuelo. Por ello se puede suponer que el PJ buscará tener protagonismo cuando llegue el momento de definir el Plan “B” para el uso de los 1.023 millones de dólares que debe completar la Nación. El reparto de infraestructura posible deberá incluir tramos en los que los “caciques” puedan verse también beneficiados.

Tampoco surgen en el PJ muchas expectativas de apoyo al pedido de reflotamiento de proyectos trascendentes por parte del gobernador Suárez en la reciente apertura del año legislativo, especialmente la reforma constitucional con el argumento de bajar los costos de la política.

En el peronismo local admiten que el nivel de atracción a los mendocinos no les alcanza aún para volver a seducir electoralmente dentro de un año a los mendocinos. Pero tampoco quieren obsequiarle al gobierno de Suárez la puesta en marcha del debate sobre temas –dicen- de los que ni siquiera están convencidos muchos de los propios radicales.

Seguramente, el rol opositor seguirá principalmente enfocado en los aspectos de la gestión provincial que consideran en el PJ más vulnerables. Hay áreas de la actual administración que recogieron en el primer tramo de gobierno de Suárez muchas críticas, como Seguridad.

Cómo ser opositor en Mendoza disimulando la crisis de su propio gobierno a nivel nacional. Gran desafío.

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