Esta semana la Cruz Roja Argentina cumplió años, su nacimiento se produjo en medio de un conflicto entre argentinos, como casi todo lo que trasciende generaciones en este país.
En 1874, tras perder las elecciones presidenciales, Bartolomé Mitre llevó a cabo una revuelta esgrimiendo como base el fraude electoral del que fue víctima y que otorgó la victoria a Nicolás Avellaneda.
Las conclusiones de Don Bartolo no eran lejanas a la realidad, esta práctica era común y de hecho fue el modo en que el mismo había llega do a la primera magistratura años atrás.
Sarmiento, presidente saliente, contestó a Mitre a través de una carta publicada por el diario “La Tribuna”. Allí se burló de su trayectoria, lo trató de tibio por no escribir cosas como “Facundo”; lo acusó de lanzarse a esta revolución por no haber sido electo; dijo que de Chile trajo varias malas costumbres, como la de falsificar votos; que después de Caseros él ascendió a Coronel porque en realidad ascendieron a todos; que durante la elección en la que triunfó, había organizado “la multiplicación de los votos, como los siete panes y los cinco pescados” -cuyos cestos guardó para elecciones futuras-; lo describió como un corrupto y llamó “gato escaldado en Cepeda”, por último, ninguneó su movimiento revolucionario.
En Buenos Aires, los sediciosos terminaron siendo abatidos por completo en tres meses. La batalla decisiva fue el 26 de noviembre de 1874 en una estancia llamada La Verde, ubicada en el partido bonaerense de 25 de Mayo. Dando cierre definitivo, la facción liderada por el general Arredondo fue vencida por el general Julio Argentino Roca en la Segunda Batalla de Santa Rosa -Mendoza- el 7 de diciembre.
A lo largo de estos meses de lucha y enfrentamientos entre conciudadanos, un grupo de la elite capitalina -entre quienes estaban los médicos Gui llermo Rawson y Toribio Ayerza- se preocupó por las víctimas y organizó la Cruz Roja Argentina. De todos modos la misma se formalizó el 10 de junio de 1880. Preocupados por brindar ayuda humanitaria, utilizaron las bases de la institución análoga fundada por el Congreso Internacional de Ginebra hacia 1864.
Los miembros de esta fundación podían verse durante todos los combates, buscando remediar la brutalidad de la que otros eran protagonistas. Lamentablemente muchos de ellos perdieron la vida intentando ayudar:
“El crédito de ésta -señaló la revista Caras y Caretas en 1904- se cimentó hondamente en el pueblo, y la Cruz Roja fue pronto una verdadera fuerza social, viéndose forzado el gobierno a reconocerla en su carácter de institución eminentemente humanitaria y desligada de todo vínculo partidista, haciéndolo saber así al ejército en una orden general que lleva la fecha de Junio de 1880”.
Terminado el enfrentamiento, la Cruz Roja quedó incorporada a la vida nacional argentina; pueblo y gobierno le facilitaron elementos y recursos con objeto de hacer eficaces sus auxilios.
En nuestra provincia se estableció en 1886, para ayudar a las víctimas del Cólera.
El 21 de diciembre Diario Los Andes publicó la invitación a ser parte: “Cruz Roja - El directorio de esta filantrópica asociación invita a todas las personas de buena voluntad, sin hacer excepción de nacionalidad, que quieran prestar sus generosos servicios o inscribirse como miembros activos de ella en casa de los Señores Antonio San Romeiro, Carlos Jamod y la Municipalidad”.
Un mes más tarde estaban ingresando a los departamentos provinciales, organizados en escuadras que llevaban asistencia sanitaria a los más necesitados. También informaban casa por casa el modo de prevenir la enfermedad reinante.
Detrás de todo este movimiento se encontraba el intendente de la Ciudad, Luis Carlos Lagomaggiore, posiblemente uno de los hombres que más hizo por nuestra provincia.