En estos días, la Organización “Transparencia Electoral” ha publicado el “Mapa de Integridad Electoral Argentina 2023″ que ubica a la Provincia de Mendoza como la de mayor integridad electoral en toda la Argentina. Este informe revisa diversos aspectos de la legislación y práctica electoral de las provincias argentinas y en base a determinados indicadores, categoriza a las provincias en alta, media y baja integridad electoral.
La posición que ocupa la Provincia de Mendoza en esta suerte de ranking no constituye un hecho aislado o casual, sino que es el fruto de un programa de gobierno iniciado en 2015 que, entre otros aspectos, se propuso mejorar la calidad institucional de la provincia en todas sus facetas.
En este marco, el equipo de gobierno que asumió en 2015 y tuvo continuidad en el 2019, se ha enfocado en realizar aquellas reformas necesarias para que las instituciones provinciales se mantengan atentas y cercanas a las necesidades de la gente, logrando un mejor acceso a ellas, y a la vez, una adecuada capacidad de respuesta frente a las crecientes demandas sociales: desde la Ley de ficha limpia para asegurar las calidades de quienes acceden a la función pública o la ley de concursos para ingresar a la administración, la ley de responsabilidad de los funcionarios, la creación de la oficina de sumarios y de la oficina de ética pública e investigaciones administrativas para un adecuado control de las infracciones en que pudieran incurrir tanto los funcionarios como agentes estatales, pasando por la Ley de acceso a la información pública, entre otras, han permitido la consolidación de una administración central puesta al servicio de la ciudadanía.
En igual sentido, la promulgación de la reforma constitucional que limitó la reelección de los intendentes a un único período consecutivo marca con claridad el rumbo adoptado y que ve en la alternancia y renovación en los cargos de gestión, un valor fundamental para la calidad institucional.
Finalmente, para no abundar en ejemplos, el diseño, aprobación y puesta en práctica de la Boleta Única ha dotado a la provincia de una herramienta transparente, moderna y ágil para plasmar la voluntad de las y los electores provinciales.
Como bien señala el informe de Transparencia Electoral, sólo quince países en el mundo y dos en Latinoamérica no utilizan Boleta Única y siguen votando con boleta partidaria. La conveniencia de optar por la Boleta Única a los fines de lograr una mayor calidad electoral, resulta a todas luces evidente.
Al margen de lo expuesto, que hace al diseño institucional de la provincia, de nada serviría sin una firme y coherente defensa de los intereses provinciales en el contexto nacional. Es sabido que el federalismo argentino atraviesa un momento de profunda crisis, con un gobierno nacional que hace gala de un centralismo agobiante. Lo expuesto queda reflejado en el informe analizado, que hace hincapié en la necesidad de repensar la práctica de la coparticipación federal de impuestos y en esa línea, la Provincia de Mendoza, junto con dar acabado cumplimiento a las obligaciones asumidas en cada consenso fiscal que ha suscripto, ha hecho llegar sus reclamos al Gobierno Nacional por entender que la distribución de fondos discrecionales, carece de cualquier justificación objetiva y responde a meros intereses partidarios, perjudicando de manera sistemática a provincias como Mendoza.
En conclusión, el estudio del diseño y práctica electoral del país, nos acerca una noticia alentadora, que ratifica el camino iniciado en la Provincia de Mendoza, no obstante ser conscientes que todavía quedan reformas profundas por realizar, como la revisión de nuestra Constitución, que permitirían obtener aún mejores resultados en materia de calidad institucional. No obstante ello, resulta ciertamente meritorio que con las herramientas disponibles, y sin perjuicio de la falta de acompañamiento de diversos sectores de la oposición, la provincia haya logrado colocarse como una verdadera referencia en materia de transparencia electoral.
Queda todavía el desafío de llevar este modelo al ámbito nacional, lo que resulta imprescindible ni bien advertimos que más de un tercio de las provincias tienen una baja calidad en la materia. Estamos convencidos que el Modo Mendoza, en sus diversas aristas, puede ser un faro que guíe la recuperación de la institucionalidad en toda la nación.
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