Muchísimos votantes de Juntos por el Cambio en todo el país siguen mirando con preocupación la tensión que existe entre radicales y macristas por las candidaturas de 2023. A poco del claro triunfo de noviembre en el país quedaron expuestas desinteligencias que, en plena campaña, todos prometían dejar de lado luego de las elecciones, pero que subsisten y generan desconfianza.
No hay dudas de que los radicales apuestan a tener protagonismo nacional en la próxima cita presidencial. Pero lo hacen con diferentes estilos, según la intención o la impronta de cada dirigente.
Al menos, eso es lo que se vio y escuchó en la reunión del viernes del comité nacional, donde una vez más quedaron expuestos esos temperamentos. El presidente partidario, el jujeño Morales, no se guardó nada en lo que se refiere a su indudable recelo con el macrismo. “Somos un partido de gestión. Que no nos corran con que no sabemos gobernar”. Y puso como ejemplos las gestiones afianzadas en Jujuy, donde él mismo ya transita su segundo mandato, Mendoza y Corrientes, en las que también los radicales llevan dos o más períodos a cargo de la administración. “Habrá un presidente radical”. “Hace falta un gobierno con más políticos y menos tecnócratas”. “No nos creemos los dueños de la coalición”, fueron otras desafiantes frases del jujeño. Menos mal que se encargó de aclarar, desde su óptica, claro, que lo que vive la UCR con el PRO es un escenario de “tensión pacífica”. Algo medio inentendible, como lo de las supuestas maniobras militares de Putin en el límite con Ucrania, pero a otra escala, lógicamente.
Diferente fue lo del cordobés Mario Negri, que les habló a sus colegas del PRO no tanto por las aspiraciones presidenciales de varios de sus dirigentes, sino por la postura que los llamados “halcones” macristas puedan adoptar con respecto al acuerdo con el FMI una vez que éste deba ser votado en el Congreso. “¡Ojo con los que digan cuanto peor, mejor!”, advirtió el referente cordobés. “Depende de la oposición que no haya default”, acotó. Lo suyo fue sensato y prudente. Se necesita, por lo menos, que Juntos por el Cambio dé quórum en las cámaras para que luego el kirchnerismo se ocupe de sumar votos propios para avalar el trato con el Fondo Monetario. Es el gesto de la política argentina que esperan en ese organismo.
Alfredo Cornejo, evidentemente, prefirió mantenerse al margen de la eufórica arenga de Morales y, sensato y más en sintonía con Negri, se dedicó a exponer sobre una propuesta para la nueva etapa del Consejo de la Magistratura que se vislumbra tras los plazos que dispuso la Corte Suprema. El mendocino es uno de los que más insiste con el fortalecimiento de la coalición opositora, independientemente de que su proyecto político personal siempre contempló para él la escena nacional.
En cambio, por el lado del PRO comentan que a nivel nacional el partido “está bastante ordenado”, Reconocen diferencias entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, pero en general la dirigencia confía en que todo se va a ordenar a partir de “una clara conducción” de quien gane la pulseada interna. Aparentemente, son los presidenciables más claros.
Es curioso ver cómo la UCR, que está consolidada en los tres territorios que gobierna, no logra pisar fuerte en antiguos bastiones, como son Córdoba y Santa Fe. El radicalismo cordobés debe resignarse a dos décadas de gobiernos peronistas del recordado De la Sota y de Schiaretti, el actual líder del peronismo mediterráneo. Y en Santa Fe, la UCR se resigna en los últimos años a ser espectadora de la alternancia entre peronistas y socialistas, más allá de la cercanía que tuvo con éstos en el armado electoral en los últimos tiempos.
En nuestra provincia no hay fisuras entre radicales, más allá de que varios dirigentes contienen expectativas que superan lo que pueda decidir el eje Cornejo-Suárez. Nada se puede vaticinar mientras rija el “silencio de radio” que pidió el Gobernador a quienes tienen aspiraciones electorales. Recién en ese tiempo podrán salir a la cancha los aspirantes.
De todos modos, nadie duda de que en lo que se refiere al Gobierno manda la UCR local. Eso ha generado enojos y algunos reclamos del socio más importante que los radicales tienen en Cambia Mendoza, el PRO. Pero no hay variaciones; el resto de los partidos que todavía forman el amplio espacio oficialista no plantea quejas.
A propósito del macrismo mendocino, en el entorno de De Marchi dicen que éste trabaja pensando en 2023, pero dejando aclarado que “recién en su momento” verán qué hacer con los acuerdos electorales posibles dentro de Cambia Mendoza. Como en el radicalismo, no se habla de postulaciones, pero con una clara diferencia en cuanto a la cantidad de candidatos.
Por ahora el diputado nacional y sus seguidores prometen arrancar el 1 de marzo con el plan estratégico del partido, que De Marchi anunció antes de la finalización de 2021. Aseguran que trabajarán mucho en el plano territorial y con la incorporación de profesionales. “No estamos pendientes de lo que nos puedan dar los radicales. Vamos hacia adelante y llegado el momento veremos dónde estamos parados”, sentenció un dirigente vinculado con la conducción partidaria.
¿Dónde estarán parados De Marchi y los suyos? ¿Dentro o fuera de Cambia Mendoza? Todo un tema.