Prácticamente nada cambió de una semana a otra. El conflicto con el gremio docente y otros sectores estatales se mantiene y se espera que la nueva medida de fuerza, prevista a partir de mañana, cuente nuevamente con alto acatamiento.
Como ya se ha señalado, el malestar social trasciende a lo meramente sindical y es ese enojo de la gente el que lleva a que muchos que generalmente no aceptan las medidas de índole gremial sí vean con alguna simpatía el escenario que se plantea en Mendoza por las demandas de los gremios estatales.
Es algo similar a lo que ocurre en otros puntos del país, pero aquí con la particularidad de que el gobierno se ve involucrado, y atrapado a la vez, en la maraña nacional que tanto critica.
En el caso puntual de los docentes hay que contemplar lo que significa el alto nivel de adhesión al paro registrado en el sector privado.
Es algo que no se da frecuentemente cuando se presentan escenarios como el actual.
Una postura que potencia mucho más el apoyo de muchísima gente que, desbordada hasta el cansancio por la ya prolongada crisis, aplaude, por lo menos hasta ahora, la decisión de los docentes de dejar las aulas para expresar su descontento.
De ninguna manera se trata de un apoyo de tipo partidario; simplemente es una suerte de gesto solidario en medio de una crisis que ya casi no deja en pie a sectores medios y medio altos de la sociedad.
Fuerte enojo
En el gobierno provincial están muy molestos con el estilo de negociación del SUTE, fundamentalmente, y por ello los ministros de Rodolfo Suárez salieron a criticar públicamente la serie de paros y el comportamiento de la dirigencia gremial.
Fue luego de que se ratificara el nuevo cese de actividades previsto a partir de mañana.
Lo de los ministros es una forma de exteriorizar el malestar que tiene el propio gobernador por un conflicto que comienza a preocupar por sus características y que puede llegar a tener un final incierto, si no aparece en los próximos días una instancia renegociadora que siente a las partes para redefinir la situación. Difícil imaginarlo, por el momento.
El titular de la Dirección General de Escuelas, José Thomas, fue muy filoso en sus críticas durante la conferencia de prensa del jueves, que compartió con el ministro de Gobierno, Víctor Ibáñez, también enérgico en sus apreciaciones, y con el de Hacienda, Víctor Fayad.
Es que el gobierno provincial puso en la mira al gremio docente por la forma con que determinó un nuevo paro en la provincia, con mecanismos de consulta entre las bases totalmente diferentes a los adoptados en el marco de la paritaria nacional.
El también enfático ministro de Gobierno, por su lado, acusó a los gremialistas de mentirles a los docentes y también de responder, según la apreciación del oficialismo, a un mandato político del kirchnerismo nacional para generar tensión social en la provincia.
El más apuntado fue el secretario gremial, Gustavo Correa: “¡Cómo puede ser que convoque al paro sentado a la mesa y no ponga a consideración de su gente las propuestas que efectuamos!”, se quejan con mucho fastidio las partes involucradas en el conflicto por parte del gobierno provincial.
Por otro lado, en el Ejecutivo temen que la posible existencia de una “interna” entre referentes del SUTE y de ATE Mendoza (por ejemplo, Macho vs. Correa), por posibles posicionamientos políticos venideros, sea la que le dé más vida al actual escenario de conflictividad, todo potenciado, como ya se ha señalado, por la enorme y extensa crisis económica que alcanza a la mayor parte de la población.
Si se terminan cayendo los mecanismos de negociación, sumamente deteriorados en estos momentos, no habría que descartar la prolongación del conflicto a plazos ilimitados y, por el lado del Gobierno, a la invariable apuesta al desgaste de la medida de fuerza.
En el caso docente esa supuesta prolongación en el tiempo del actual conflicto sí puede alentar descontento de la gente; las aulas vacías no suelen ser bien vistas en general.
Sí hubo un poco de alivio a nivel oficial por el lado de Ampros.
El gremio que nuclea a los profesionales de la salud, que también tuvo un rol importante en el paro anterior, delibera a nivel de bases la propuesta oficial antes de decidir los pasos a seguir.
Eligió el camino normal, el que también esperaban en el Gobierno que tomaran los docentes.
Como ya se ha señalado desde este mismo espacio, el radicalismo gobernante en Mendoza no deja de responsabilizar a la Nación por los problemas que debe afrontar.
Crítica fuerte a las políticas erráticas y contraproducentes en materia económicas.
No obstante, también saben muy bien en el Ejecutivo provincial que las soluciones al actual escenario de conflicto sin final a la vista deben surgir aquí, independientemente de los desatinos de la política económica nacional.
Pero el equipo de Suárez no quiere que nada ponga en riesgo su orden administrativo.
Entienden que lo ofrecido a los gremios es lo correcto, o al menos lo que se pueda dar en el actual contexto.
Y, además, lo que se encuentra dentro de los límites de posibilidades que ofrecen los números de la provincia.
De ningún modo desean que, ante la inestabilidad e incertidumbre de la economía nacional, se pueda llegar en algún momento al extremo de comprometer las obligaciones que el Estado debe afrontar, incluyendo el pago de los sueldos en término.
Se trata de un bien muy preciado por las dos administraciones, la actual y la previa, de Cornejo, luego del dificilísimo panorama que presentó el tramo final de la gestión del justicialista Francisco Pérez, al que, justo es reconocerlo, la pelea con el radicalismo de Cornejo le complicó mucho más sus golpeadas finanzas.
La nueva conducción económica
El nuevo escenario que crea la incorporación de Sergio Massa al gabinete nacional, nada menos que a cargo de Economía, también obliga a las autoridades locales a mirar cada paso que se dé en lo sucesivo.
Es procedente recordar que no hace mucho los empresarios de la construcción que contratan con el Estado provincial reclamaron al Gobierno que se aceleraran los pagos por las obras que realizan, de modo de cubrirse ante los efectos de la galopante inflación.
Y pocos días después también hubo planteos del empresariado contemplando, directamente, el freno de algunos trabajos en virtud de la inestabilidad reinante.
Y en estos momentos subsisten algunas dudas sobre el rumbo económico a partir de la nueva conducción nacional del área.
En el gobierno provincial esperan que la gestión de Massa se termine de ordenar.
Faltan nombramientos y precisiones sobre los grandes lineamientos que tiró sobre la mesa el nuevo funcionario al asumir.
Obviamente, nada justifica no priorizar los compromisos salariales estatales.
Y por eso en el Ejecutivo descartan cualquier dificultad para hacer frente a los mismos.
Pero tampoco están dispuestos a recorrer el sendero que proponen los gremios en un escenario confrontativo creciente.