El jubilado diplomático Jorge Lidio Viñuela replicó en el Diario Los Andes, bajo el título “Letra Muerta” mis comentarios referidos a un artículo anterior suyo, titulado “Malvinas, antes que sea tarde”. Es raro…al final de su extenso texto hace la salvedad de que su escrito es “a título personal”, pero lo firma con su rango de “ministro plenipotenciario”.
Dicen que una buena imagen puede más que mil palabras y dos fotos que acompañaban al artículo que me enviara a mi mail personal, el mismo que luego publicara Los Andes, mostraban al citado Viñuela en las Malvinas apoyado en sendos carteles que indicaban “Welcome to the Falklands Islands” y, “Welcome to Stanley Twinned with Whitby” (hermanda con Whitby), dejando en claro, que ha sido muy bien recibido en nuestras Malvinas y en Puerto Argentino por los invasores británicos y que, el hermanamiento es, con una ciudad británica que se sostiene al igual que Malvinas del turismo y la pesca, solo que en Malvinas, de nuestros recursos. Me recuerda a los muchos árabes que visitan en el Museo de Ciencias Naturales de Londres las obras apropiadas por los británicos. Los argentinos no son bienvenidas en Malvinas y, por cierto, nos está prohibido ejercer algún derecho allí, salvo, si nos sacamos una foto que muestre la denominación que ellos le dan a las Islas: “Falklands”, denominación que en los países de habla hispana solo utiliza Chile.
Viñuela pasa de tenerme una “profunda admiración” a considérame “desactualizado” y, en una larguísima lista de argumentos, Viñuela se constituye en un extraordinario vocero de los argumentos británicos, muy lejos de la posición argentina y de los derechos soberanos que se sustentan en antecedentes y documentos históricos, jurídicos, territoriales, geográficos que la Argentina ha sostenido en todos los foros y por los que murieron 649 combatientes argentinos y miles quedaron heridos. Este exdiplomático entiende, que todas las resoluciones de la ONU, leyes, la Constitución Nacional, etc. son letra muerta. En la diplomacia, la paciencia es una virtud, pero también el tiempismo. Hubiese sido importante que expresase sus ideas durante “los 37 años de su carrera diplomática” y no, tardíamente, como lo hace, en su condición de jubilado, ya que la Nación en este tiempo en el que hemos esperado sus ideas -si tuviesen un asidero político, jurídico y diplomático- ha perdido un valioso tiempo, en el que pudo revertirse la situación en la que se encuentra Argentina, respecto a la ocupación y explotación del territorio marítimo e insular nacional. Por lo pronto, podría haberse evitado que la Cancillería firmara los horrendos e indignos Acuerdos de Madrid o cuestionar que en éstos se dejó de lado la pesca, el primer sustento de Malvinas desde 1982 a la fecha y que le permitió precisamente a los ocupantes ilegales de Malvinas, en el tiempo que Viñuela estuvo su ejercicio diplomático, capturar y retirar del mar argentino casi 11 millones de toneladas de pescados por un valor de 28.167 millones de dólares. Una cifra que a la despoblada y desindustrializada Patagonia le hubiese permitido desarrollarse.
Viñuela -refiere- que recibió opiniones de distintos isleños -entre otros- de supermercadista Tim Miller; la legisladora Jan Cheek; la empresaria (nacida en Chile) Nancy Jennings; los miembros de la empresa Falkland Islands Development Company Mike Summers, Hamish Wylie, Andrea Clausen y Steve Den y, la operadora turística Margaret Williams y, al insistir que “es imprescindible” que los isleños se incorporaren a las negociaciones de soberanía, expresa la voluntad de éstos y la suya. Al respecto le reiteramos, que en el referendo de 2013 los habitantes británicos ratificaron su vocación de ser administrados por el Reino Unido. Pese a ello, Viñuela, a resulta de su planteo nos propone que las conversaciones se realicen entre dos británicos y un argentino y, no refiere tampoco si en esas reuniones se discutirá o no soberanía de Malvinas, aunque considera inútil y obsoleta la Res. 2065/65 de la ONU y da por perdida la soberanía argentina. Es la posición de un exdiplomático que representa la posición mayoritaria de los británicos. Pongámosle el nombre que cada uno quiera. ¿acciones de buena voluntad? ¿conocimiento diplomático? ¿libre expresión de ideas? ¿colonización?
En un largo escrito en favor de la soberanía que -dice- ejercen los británicos en Malvinas, termina reconociendo que lo que practica el Reino Unido son “actos de soberanía ilegítima”. La Argentina ha dejado clara su posición en distintos ámbitos que, se sintetiza en lo prescripto en la cláusula transitoria primaria de la Constitución Nacional.
Que los británicos ocupan en forma prepotente Malvinas no es necesario aclararlo y, obvio, lo hacen con reglas para sus habitantes y en forma militarizada hasta con misiles para controlar el área meridional del Atlántico Sur.
A Viñuela le cabe las generales de la ley, ya que la Cancillería en todos estos años tuvo políticas erróneas y erráticas, etc. y, no respondió, útil o no, sobre la Res. de la ONU 2065/65 que dejó en evidencia «la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y del Reino Unido; tampoco la acción invasiva que lleva el Reino Unido -pese a la Res. ONU 31/49- ya que, mientras en 1982 (no hace 200 años) ocupaba 11.410 km2 y tres millas marinas alrededor de Malvinas, hoy invade 1.639.000 Km2 del Atlántico Sur. Ahora, que proponga instalar una “Casa Argentina en Malvinas” es tan insólito, como crear la Asociación de Residentes del Chaco en la ciudad de Resistencia, salvo que en esa soberanía plena -que dice- que el Reino Unido ejerce en Malvinas" se deba a que, a la luz de sus ideas, debamos considerar al Archipiélago un territorio ajeno.
Decir que la Ley de Pesca (24.922) no fue reglamentada es erróneo. Fue reglamentada por el Decreto 748/99 y otros. ¿Qué es insuficiente y no resguarda el interés nacional? Seguro. Ahora, no nos vayamos por las ramas, el exdiplomático entiende que todas las normas carecen de fuerza, son inservibles; que nuestras relaciones con Suramérica son inexistentes; que los medios de las fuerzas armadas están destartalados, etc.; es decir, todas condiciones suficientes para fracasar en nuevos intentos, destacando, que “el transcurso del tiempo no favorece a Argentina” y, por ello, propone la participación de los habitantes de Malvinas en las negociaciones". Una verdadera contradicción, porque nadie podría creer que ello aceleraría las negociaciones, por el contrario, las haría perpetuas.
La profunda admiración que me profesa Viñuela me llevó, por aquello de “alaba al zonzo para que trabaje” a proponer un camino distinto, que nadie podría asegurar que nos lleve al destino deseado. Ahora, estoy seguro de que seguir tratando de convencer a los británicos o isleños británicos -como propone- no nos hará recuperar la soberanía plena jamás. Llevamos 55 años a la espera que el Reino Unido se siente a negociar y hasta probamos con los ositos Winnie Pooh de Di Tella. Que los isleños discutan soberanía, no modificará este derrotero de fracasos del que Viñuela ha sido parte, por inacción u obediencia debida, con el agravante, que sería reconocerles a los habitantes, lo que no son: No son un pueblo originario, sino habitantes implantados y, que durante el referendo citado dejaron de manifiesto su interés de seguir perteneciendo a Gran Bretaña. 1.582 habitantes habilitados por su gobierno ilegal en las islas para votar no pueden ponerse en un pie de igual con 45 millones de argentinos, su historia y sus derechos que han ratificado en la Constitución Nacional “su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional”.
*El autor es Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado.