El 7 de mayo se festeja el “día de la minería” conmemorando que, en una fecha similar de 1813, la Asamblea General del Gobierno Patrio dictó el primer “Reglamento para el Fomento de la Minería”.
Desde el año 2005 en adelante, este festejo tuvo un sabor amargo dado por ciertos condimentos normativos (Leyes 7.422 y 7.722 entre otras) sancionados específicamente para impedir la actividad minera metalífera en nuestra provincia.
Lo único que se podía hacer era envidiar los logros de empresas exploradoras, productoras y proveedoras en San Juan y en otras provincias de similares características geológicas a las nuestras.
Pero este año, el Gobierno y los actores de la política mendocina han sorprendido al sector de la industria minera con un repentino e inusitado entusiasmo por desarrollar proyectos mineros en la Provincia o, al menos, en una parte de su territorio.
Creación de una empresa estatal promotora, propuesta y rápida sanción de una nueva y muy extensa Ley de Procedimientos Mineros, cambios estructurales en la Autoridad de Aplicación del Código de Minería de la Nación, viajes al exterior de las máximas autoridades para asistir a importantes ferias internacionales con el objetivo de atraer inversiones, promesas de reconstruir la Dirección de Minería que los gobiernos anteriores se encargaron de vaciar, recepción y puesta en valor de planes (Pilares) elaborados por organismos no gubernamentales y optimismo, mucho optimismo, fueron hechos concretos que se sumaron en los últimos meses para que la palabra minería deje de ser mala palabra en los ámbitos políticos y ahora hablen cotidianamente de ella sin avergonzarse.
Aunque hemos señalado públicamente algunos defectos y no compartimos ciertas iniciativas, valoramos de manera muy positiva el sorprendente cambio de actitud que, por fin, puede iniciar el camino hacia la ampliación de la matriz productiva de Mendoza.
Es de esperar que los funcionarios no sigan haciendo las cosas “de apuro” por circunstancias políticas coyunturales. La comparación con otras provincias que empezaron antes no debe tentarlos a correr una “carrera” con ellas y ganarles. Más bien se trata de trabajar con mucha seriedad, respetando los muy largos plazos que necesita la actividad para introducirse y desarrollar todas las etapas que conduzcan a que alguno o algunos de los objetivos de exploración puedan convertirse en yacimientos económicamente explotables en las próximas décadas..
También sería muy positivo que los viajes al exterior de los actores de la política sirvan para que se den cuenta, tal como lo hizo la Vicegobernadora Hebe Casado recientemente, que en ningún lugar del mundo los inversores tienen que enfrentar el riesgo de una norma como nuestra Ley 7.722 y, entonces, sepan qué hacer con ella.
En definitiva, si el entusiasmo y el optimismo sigue guiando al gobierno actual y a los que le sucedan en el largo plazo, seguramente lograrán crear nuevas fuentes de producción y trabajo para que el festejo de los mineros y de sus familias sea otra vez un motivo de alegría.
* El autor es Geólogo. Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.