Los candidatos que van al balotaje tendrán que enfrentar un desafío monumental: poner en marcha un plan económico creíble. Como todo en la economía, la credibilidad será el pilar fundamental para lograr tener un “tiempo de gracia” al asumir en diciembre.
Las propuestas han sido vagas. Nada que muestre las verdaderas intenciones. Hasta ahora el candidato de la La Libertad Avanza, Javier Milei sólo presentó “enunciados”, frases hechas, llevó como bandera la idea de dolarización “sin dólares” y el supuesto plan motosierra sin dar detalles de a qué se refiere, qué recortaría y a quienes apunta, de hecho, estos supuestos recortes, más bien se han convertido en un meme para las redes sociales.
En tanto, el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, y actual ministro de economía de la Nación llega al ballotage con una inflación interanual es del 138,3%, el relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central estima una inflación para todo el año del 180%. El tipo de cambio oficial está atrasado, aún con la devaluación post PASO, y la pérdida del poder adquisitivo y la caída del salario real marca récords históricos. El contexto económico es de tremenda dificultad para el gobierno nacional y deberá en este entorno generar acuerdos que permitan presentar un plan económico que genere credibilidad, para lograr comenzar a desactivar la bomba, que ya está en tiempo de descuento.
Todos analistas coinciden en la necesidad de reducir el déficit fiscal. La urgencia de corregir este desequilibrio en las cuentas públicas es innegable. La pobreza afecta a una parte significativa de la población, 40,1% de los argentinos son pobres. Por lo tanto, quien termine asumiendo se encontrará en medio de una economía profundamente desigual y desafiante. A esto hay que sumar el nivel de actividad que viene en baja. El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) reportó una caída del 1,3% en julio comparado con el mismo mes del año anterior. Sin embargo, el acumulado de los siete primeros meses del año muestra una disminución del 1,8%.
La actividad no está mejorando en Argentina, sino que decae. Las empresas exportadoras aseguran que poco pueden enviar al exterior con inflación de insumos en dólares. Otras compañías están virtualmente paradas porque no pueden pagar a sus proveedores en el exterior, en tanto, los importadores también están en una situación límite. Cualquiera de los dos candidatos necesita que el sector privado se ponga en marcha y crezca.Sin eso no hay posibilidad alguna de mejora.
Además, en las últimas semanas asistimos a un parate total de la economía, nadie vendió porque nada tiene precio, y lo que lo tiene está en góndolas no tiene valor de referencia. La estampida del dólar blue generó más incertidumbre. El fin de semana, el ciudadano de a pie se volcó a los supermercados para desprenderse los pocos pesos que le quedaban.
Además será crucial conocer qué piensan hacer con la economía en negro, que representa una parte significativa de la actividad económica en Argentina. La informalidad no solo socava la base impositiva del país, sino que también contribuye a la desigualdad y al déficit fiscal.
Cuento corto: en medio de una crisis económica sin precedentes, la clave para restablecer la confianza de los ciudadanos y los mercados es la puesta en marcha de un plan económico creíble y serio. Deberá afrontar reformas estratégicas y para ello necesitará generar consensos. Hasta ahora, las propuestas de los candidatos han sido vagas. Al fin y al cabo, la inflación y la pobreza son problemas urgentes que requieren soluciones efectivas. Nadie puede obtener resultados diferentes haciendo lo mismo.