La construcción de diques, siempre ha sido el camino para mejorar la obtención de energía eléctrica y para optimizar el manejo del agua, pero, ello iba de la mano de cuán grande es la fuente generadora de ese líquido vital. En el caso de la Provincia de Mendoza en general y del sur mendocino en particular, al ser una región semidesértica y no tener un régimen muy alto de agua de lluvias, esas fuentes eran y son los glaciares de nuestra cordillera.
Hasta fines del siglo 20 la reserva de glaciares la podíamos ver constantemente en el cordón montañoso que forma nuestro paisaje, nieves eternas veíamos en cualquier época del año y hasta nuestro Cerro El Nevado mostraba su cúspide con hielo permanente. Esa casi eternidad de los hielos se había originado por acumulación de más de 10.000 años (última glaciación mundial).
No podemos ignorar que, por efectos de cambio climático, también mundial, todo va cambiando vertiginosamente. Los pronósticos en la actualidad nos dan pistas para saber si el fenómeno es reversible o no, todo indica que la disminución del volúmen de agua de nuestros arroyos y ríos seguirá disminuyendo y no se puede ignorar. Lograr llenar un dique en nuestra provincia en época estival no se consigue; el último informe de Irrigación nos muestra valores de acumulación del 50 o 60% en todas las cuencas y con tendencia a la baja lamentablemente.
Pero no es un panorama catastrófico ni mucho menos, son cambios que la naturaleza de nuestro planeta pone cíclicamente y en estos tiempos nos toca lidiar con ello. Esos cambios nos dan el desafío de buscar soluciones que a veces van a contramano de nuestra forma de pensar y provoca preguntas como ¿es tiempo de seguir pensando en construir diques en sistemas donde ya existen varios de ellos en la misma cuenca, como la del Río Diamante, si el informe del pronóstico de llenado de los mismos seguirá decayendo en los próximos años? Tengamos en cuenta que el volúmen de los hielos glaciares ha tenido una disminución muy importante en los últimos 20 años y se podría decir que en la actualidad se están derritiendo masas níveas caídas hace milenios.
Pienso que falta información de parte de las instituciones que estudian y controlan los glaciares y la opinión de ellos sobre si es conveniente seguir construyendo diques en estos tiempos, cuando esa fuente de agua va desapareciendo debido al cambio climático. Un panorama claro al respecto nos llevaría a pensar soluciones que el futuro mediato nos exigirá inexorablemente. La crisis hídrica está y solo basta ver lo que ocurre al otro lado de la cordillera donde Santiago de Chile y hacia el norte están sufriendo, con 3 años de anticipación a nosotros los mismos inconvenientes.
Si desaparecen los glaciares completamente los arroyos y ríos se secarán y nos exigirá obtener el agua para subsistir de las actuales reservas de agua dulce, lejanas a nuestra geografía u obtenerla de los océanos (en nuestro caso del Pacífico por cercanía) y ello obligará a tener plantas desalinizadoras, cañerías para el transporte y reservorios estancos para su almacenamiento.
El presente nos ha puesto en un gran dilema, construir diques o aplicar soluciones del siglo 21. Falta la opinión de expertos en el tema y la búsqueda de soluciones pensando en el futuro, porque el mundo actual que estamos enfrentando, debido al cambio climático, es muy distinto al que vivimos hasta ahora.
* El autor es periodista de San Rafael.