El calor y el frío

Cuando una circunstancia deja a alguien sumido en la indiferencia, se usa la locución “no darle ni frío ni calor”, que puede mutar en “no entrarle ni frío ni calor”:”Al funcionario, después de las noticias, no le entró ni frío ni calor”.

El calor y el frío

Los sustantivos ‘calor’ y ‘frío’, más allá de nombrar las temperaturas características del clima o de los cambios estacionales, pueden encontrarse en locuciones y expresiones que involucran diferentes aspectos de la vida humana. Analicémoslos.

Cuando vemos la primera noción de ‘calor’ en el diccionario académico, nos quedamos con la definición “sensación que se experimenta ante una elevada temperatura” y “temperatura alta”; lo vemos en ejemplos como “Reina el calor en varias provincias” y “Hay que tomar medidas para bajar el calor”. A partir de ese significado denotativo, se dan valores connotativos como el de “ardimiento, actividad”: “El calor de los hinchas se hizo sentir en el estadio”. Entendemos, a partir de esa acepción, otras como “fervor, buena acogida, entusiasmo, vehemencia, cariño”: “Se sintió muy reconfortado por el calor que evidenciaban los cánticos”.

Tomando esos dos tipos de significados iniciales, el denotativo y los connotativos, vemos que existen locuciones que se ajustan a ellos: al primero, de temperatura alta, se refiere ‘ahogarse de calor’, que explica el agobio que se experimenta ante una temperatura excesiva; también, ‘asarse’, ‘asarse de calor’, asarse vivo’ y ‘freírse de calor’ dan cuenta de sentir los elevados valores térmicos: “Si vas de vacaciones a ese lugar, no vas a disfrutar porque te vas a freír de calor”. Otras locuciones en este sentido son ‘dejarse caer el calor’, que significa en lenguaje coloquial que el calor es elevado: “Ya en noviembre empieza a dejarse caer el calor”. También, ‘entrar en calor’ da cuenta de que alguien que tiene frío empieza a sentir que la temperatura de su cuerpo aumenta: “Con una buena taza de caldo, comencé a entrar en calor”. Y, en los meses de verano, nos han advertido acerca de los cuidados necesarios para no sufrir el ‘golpe de calor’, que se entiende como un estado patológico ocasionado por la exposición a temperaturas ambientales elevadas y caracterizado por cefaleas, vértigo, náuseas y calambres musculares. A los valores connotativos, los encontramos en expresiones tales como ‘dar calor’, locución verbal con la que se indica que se ayuda a otro para conseguir algo: “Con tu apoyo, sentí que dabas calor a mi proyecto”. Lo mismo sucede con la locución ‘al calor de’, que significa, coloquialmente, “al amparo, con la ayuda de”: “Al calor de los aplausos, se fue animando el alicaído conductor”.

Estos valores connotativos tienen siempre sentido positivo; podemos advertirlo en ‘gastar el calor natural (en algo)’ que puede significar que se pone excesiva atención para la ejecución de un asunto: “No vale la pena y no gastes tu calor natural en este problema menor”; esta misma locución puede indicar que se pone el mayor empeño y esfuerzo en la resolución de un conflicto: “Gasta su calor natural en terminar con semejante lío”.

Carácter positivo posee también ‘meter en calor’, locución con la que se quiere significar que se mueve el ánimo eficazmente hacia algún intento: “Es una persona maravillosa que siempre sabe meter en calor a la gente para conseguir hermosos logros”. Otro tanto, si algo ‘toma calor’ significa que se aviva o se acelera eficazmente: “Afortunadamente, tu plan va tomando calor cada día”. Parecida es la locución ‘tomar con calor (algo)’ que se explica como “poner mucha diligencia en ejecutarlo”: “Se trata de un funcionario responsable que toma con calor cada desafío”.

Una locución con valor negativo es ‘pasar calor/un calor’, que trata de mostrar que alguien pasa vergüenza o que queda desairado: “Cuando habla con tantos improperios, los demás pasamos calor”.

Palabras relacionadas con el calor son los términos ‘acaloradamente’, adverbio que significa “con vehemencia”: “Defiende acaloradamente sus convicciones”. Además, el verbo ‘acalorar’ que encierra varios valores: “causar calor”, como en “El sol causa calor en este costado del edificio”; “fatigar con ejercicio excesivo”, como en “Las agitadas clases de gimnasia lo habían acalorado”; “enardecerse”, como en “La discusión se fue acalorando”. Estos mismos valores quedan recogidos en el sustantivo ‘acaloramiento’ que puede equivaler a “ardor” y a “arrebato de una pasión violenta”: “La rebelión estaba signada por el acaloramiento”.

En el extremo opuesto, se ubica ‘frío’ que el diccionario ubica, predominantemente, como adjetivo. Si actúa como sustantivo, su significado es el de “temperatura baja”: “Ha llegado el frío”. También, designa la “sensación que se experimenta ante un descenso de la temperatura”: “Al entrar a la cámara, el frío me recorrió el cuerpo”.

Las restantes formas son adjetivas, ‘frío’/’fría’, que se refiere a una temperatura inferior a la ordinaria o conveniente: “Mañana muy fría”. Un color ‘frío’ es aquel que se ubica en la gama que va del verde al violeta, pasando por el azul. Referido a una persona, esta cualidad se le aplica a la que muestra indiferencia o es calculadora e imperturbable: “Muestra una mente fría para los negocios”. También, dicho de alguien, puede indicar una reacción de aturdimiento o impresión ante un suceso inesperado: “Me quedé fría ante los sucesos”.

Se puede referir a las palabras de un discurso, que no sean capaces de conmover: “Su fría disertación no fue bien recibida por los asistentes”.

Entre las locuciones, destacamos ‘con la fría’, que significa “con la fresca”, como en “Las plantas sufren con la fría”. Además, tiene varios valores la locución adverbial ‘en frío’: puede indicar “sin calentar”, como “Pretendía arrancar con el motor en frío”; además, “con distancia de la emoción producida por una situación”, como “Cálmese y decida en frío”. Otro valor es “desprevenidamente”, como “Le largó la sugerencia en frío”. En el ámbito anatómico, se usa ‘en frío’ cuando ha desaparecido la inflamación patológica de un órgano o de un tejido: “El cirujano pudo operar en frío”.

Finalmente, cuando una circunstancia deja a alguien sumido en la indiferencia, se usa la locución ‘no darle ni frío ni calor/calentura’, que puede mutar en ‘no entrarle ni frío ni calor’: “Al funcionario, después de las noticias, no le entró ni frío ni calor”.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.

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