El caballito de madera más viejo

Me trajeron de Europa en barco, junto con otros hermanitos. Después de algunos años llegué a esta bella tierra en la provincia de Mendoza y me pusieron en el cobertizo de una talabartería.

El caballito de madera más viejo
Caballito de madera en Rivadavia

Hola yo soy el caballo de madera más viejo de Rivadavia. Según cuenta la historia, me trajo la reina Victoria alrededor de 1890 con otros hermanos, como regalo para el gobierno argentino.

Después, no se sabe cómo, fuimos a parar a un comercio en Buenos Aires, me pusieron en el corral de una talabartería llamada La Argentina. Luego ese negocio vendió todas sus pertenencias y entre ellas iba yo.

Un señor que fue desde Mendoza me trajo para esta la provincia, más precisamente a Rivadavia y me ubicó en su comercio en calle San Isidro en los años 20 más o meno. Me tenían como modelo para lucir un tiempo arneses para el arado, luego guarnición para sulky y también de tanto en tanto algún apero para montar; pero lo que más me gustaba era cuando los papás ponían a sus hijos en mi lomo. Así fue pasando el tiempo y me da mucha alegría que varios de aquellos niños hoy son abuelos y todavía se acuerdan y preguntan por mi recordando cuando se asustaban al verme de golpe tan grande. Les recuerdo que sigo existiendo, me encuentro en un corral más pequeño donde me cuidan bien y espero para que los niños de ayer traigan a conocerme a sus nietos y de paso ellos se den una vueltita y se sientan infantes otra vez.

Hoy amigos, les quiero contar que este año cumplo 100 años en esta hermosa ciudad de Rivadavia, a la que me mudaron allá por 1922 desde Buenos Aires; sin embargo, mi historia como les conté viene de muy lejos en tiempo y espacio, ya que me trajeron de Europa en barco, junto con otros hermanitos. Después de algunos años llegué a esta bella tierra en la provincia de Mendoza y me pusieron en el cobertizo de una talabartería.

Siempre pienso en todos los que durante estos años pasaron a verme, conocerme y tocarme. Hoy muchos de ellos o ellas ya convertidos en bisabuelos, abuelos y padres. Actualmente algunos jóvenes y niños se sorprenden al encontrarme y me siento muy feliz al ver como brillan sus ojos, me dicen que soy alto y lindo, preguntan de qué estoy hecho, me acarician y algunos hasta me abrazan.

Son tantas las generaciones que he visto y me han visto, que guardo hermosos recuerdos de todos y cada uno.

Por eso es que quiero compartir con todos, mi gran alegría de haber llegado a cumplir mis 100 añitos.

* Vecino de Rivadavia.

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