El ataque del grupo terrorista Hamas a Israel, repite la lógica que lo precede, es decir no suma nada concreto a la “causa palestina” y hace recaer las consecuencias negativas en la Franja de Gaza; pero además, no detendrá los cambios que se están produciendo en el Medio Oriente.
Esa lógica dice que, luego del ataque vendrá la contundente respuesta de Israel, que reafirmará su poderío militar y lo descargará sobre la Franja de Gaza, destruyendo su infraestructura y provocando una nueva crisis humanitaria.
Sí, la lógica se repite una vez más, la población de ese estrecho, carente de recursos y superpoblado territorio, será rehén de la ceguera y falta de realismo del grupo Hamas.
La acción, aunque con ribetes espectaculares, amplificado por la difusión mediática y la exhibición de imágenes especialmente perturbadoras, no alcanza para compararlo al 11-S (el ataque terrorista a las Torres Gemelas) porque no modifica el orden internacional, ya que Israel no es un actor global.
Sí es un llamado de atención al relajamiento de la seguridad en Israel y significará la atribución de responsabilidades políticas.
Más aún, el hecho, actuará como galvanizador de la sociedad y gobierno israelí, en un momento de profunda división interna, por el avance de Netanyahu sobre la división de poderes del país.
Pero no habrá efecto dominó ni será la chispa de un conflicto mayor. Las potencias mundiales no lo quieren, están concentrados en otra cosa. Ucrania y la economía mundial concentran sus preocupaciones. Tan es así, que China intercedió en un acercamiento entre Arabia Saudita e Irán.
No detendrá los cambios que se están produciendo en Oriente Medio, respecto a un acercamiento entre Israel y los países árabes del Golfo Pérsico y norte de Africa (Acuerdos de Abraham), por lo anteriormente dicho, pero fundamentalmente porque ni siquiera las potencias regionales lo quieren. Léase Egipto, Turquía, Arabia Saudita.
Lo único que podría desatar una conflagración general sería un enfrentamiento directo entre Israel e Irán y no como lo hacen actualmente por terceros (Hezbollah) y medios no convencionales.
El acontecimiento, despojado así de su espectacularidad mediática, es uno más en la dinámica que se repite en los últimos años.
Insistimos, no suma nada a la “causa palestina” (un Estado Palestino), y deja al pueblo de Gaza expuesto a las justas y contundentes represalias de Israel, por la ceguera y falta de realismo político de Hamas. El hecho sólo se explica como un intento de reproducir nuevamente un “modus vivendi” del grupo terrorista, para justificar su existencia y acciones.
*El autor es especialista en Relaciones Internacionales.