“Algunos domingos voy a comprar pollo a Chacras y el parrillero siempre me pide trabajo para su hija. Cuando terminaron las movilizaciones por la 7722 volví a ir y el parrillero me insistió con el trabajo. Pedile a los que no dejan que Mendoza se desarrolle le dije”, la anécdota la contó el gobernador Suárez relajado en un almuerzo en los últimos días de febrero del 2020, después de su intento por modificar la ley antiminera y sin saberlo, algunos días antes de la pandemia.
“Tengo que escribir un libro sobre lo que fue ese cambio de ley”, dijo también. Ojalá lo haga y que lo amplíe a su gestión, seguro mucho tiene para contar de la pandemia, entre otras cosas. Son valiosos los testimonios reales de las personas que pasaron por la función pública y cuentan los problemas, las presiones y las limitaciones del contexto. El único que lo ha hecho hasta ahora es el ex gobernador Arturo Lafalla.
Lo cierto es que Suárez está por comenzar los últimos seis meses de su gestión. Desde su entorno afirman que seguirá gobernando hasta el último día porque la realidad del país es compleja. “La prioridad es cuidar las finanzas sobre todo si pierde el PJ en la Nación, eso hace estar más atento. Mirá lo que pasó esta semana con lo del cepo al dólar para las provincias”, dicen cerca del gobernador y no creen que en estos meses aparezca alguna decisión o medida nueva.
“Seguiremos trabajando sobre lo hecho que no es poco”, afirman desde su entorno y dan algunas pistas sobre los avances que los hacen estar orgullosos de haber formado parte de la gestión Suárez. “Se avanzó con Vaca Muerta y Pata Mora, la minería se puso en funcionamiento dentro de la ley, superamos la pandemia, se mejoró la comprensión lectora y eso impactó en la calidad educativa, generamos empleo con Mendoza Activa, quisimos bajar el costo de la política con la reforma institucional, dejamos un plan hídrico y superávit fiscal”, sin decirlo dan a entender que la provincia no estaba en esas condiciones cuando Suárez llegó al gobierno.
Lo cierto es que cuando el ministro de Economía Enrique Vaquié asumió con el ex gobernador Alfredo Cornejo, hablaba de Pata Mora y nunca hizo nada, casi 7 años pasaron para que llegue a la Legislatura el proyecto. Tampoco avanzó Cornejo con la exploración de Vaca Muerta, ahora se pudo pero se requirió una paciencia infinita de la empresa que hará los trabajos y del mismo gobernador.
Hasta aquí y a pesar de manifestar declaraciones en contra, el gobierno de Suárez ha priorizado acciones de un Estado interventor: la participación en Impsa, medida con la que salvó el trabajo de más de 2 mil personas que viven de la metalmecánica, el Mendoza Activa con el que se crearon más de 3 mil puestos formales y el Banco de Vinos, que redujo la volatilidad del sector vitivinícola en un 10% lo que equivale a unos 200 millones. Todo esto habla de acciones concretas en las que el Estado jugó y fuerte en la economía. La ideología quedó de lado y ganó el pragmatismo.
Tanto Suárez como Cornejo, culpan a la economía nacional de varios de los males de la provincia. A los dos les tocaron escenarios nacionales delicados, salvo los dos primeros años de Macri, el resto siempre fue cuesta arriba. Pero hay datos interesantes para comparar la gestión Cornejo con la de Suárez. Por ejemplo, si tomamos siempre el cuarto trimestre, el ex gobernador dejó la desocupación en el 7,5% en 2019, en el cuarto trimestre del 2022 quedó en 4%. La población pobre según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) en el 2019 llegaba al 42,1% y en el 2021, último dato disponible, bajó al 41,1%. El Mendoza Activa se calcula que aportó más de un punto al empleo registrado, bajó el desempleo 0,5% y se estima que podría haber reducido un punto de la pobreza, con lo cual, queda claro que los gobiernos locales pueden hacer cosas para disminuir la pobreza, obviamente que nunca dependerá de ellos reducirla a la mitad. Tampoco imagino a ningún suarista festejando el 41,1%. En el 2019 Cornejo tuvo un gasto en personal superior a los recursos corrientes según el Consejo Empresario Mendocino (CEM), lo que no sucedió en los tres años que lleva Suarez y en 2022 Mendoza tuvo suprávit fiscal por segundo año consecutivo, algo que no sucedía desde el 2006.
Defienden el proyecto de Cambia Mendoza, hablan de que fue una continuidad, pero los que militan la gestión Suárez, ya casi sobre el final, comienzan a animarse a pensar que fue mejor que la de Cornejo. “Se dieron los grandes debates, nos animamos a hacerlo. A Suárez lo van a extrañar”, cuentan y se ilusionan con una vuelta en el 2027. No dudan que sentaron las bases para que Mendoza, con el petróleo y el inicio de la minera, logre mejorar su economía.