El acuerdo, el acorde y el verbo acordar

El origen del verbo “acordar” se encuentra en el latin “accordare” traducido como “unir los corazones”.

El acuerdo, el acorde y el verbo acordar
Imagen ilustrativa / Archivo

Siempre insistimos a través de esta columna en las confusiones que se derivan del parecido material de los términos, que hacen olvidar su diferencia semántica. Hoy, mientras escucho los acordes que alguien ejecuta en una guitarra, me acuerdo de la bella música de tantas horas felices vividas en familia y en la actividad coral; entonces, me planteo qué parentesco existe entre los términos ‘acordar’, ‘acorde’ y ‘acuerdo’.

En primer lugar, vamos al verbo ‘acordar’; su origen se encuentra en el latín “accordare”, traducido como “unir los corazones”, dado que en su núcleo semántico queda encerrado el vocablo “cor” = “corazón”. Por ello, hoy, se conserva esa idea de unión de corazones en las definiciones que nos trae el diccionario: “Determinar o resolver algo de común acuerdo, o por mayoría de votos”, si se dice de un conjunto de personas; también, “conciliar, componer para que elementos distintos lleguen a un punto de armonía”: Acordaron renovar el alquiler de ese inmueble. Las partes han acordado una solución adecuada.

En esa unión de elementos, también ‘acordar’ se puede utilizar tanto en el ámbito musical como en el pictórico: en efecto, se habla de ‘acordar’ cuando se disponen o templan instrumentos musicales o se armonizan varias voces para que no disuenen entre sí: Antes del concierto, es necesario acordar los instrumentos del grupo orquestal. Me encantó el cuadro porque su autor ha acordado sabiamente todos los tonos de la pintura.

En el español americano, es frecuente el uso de ‘acordar’ con el valor de “conceder, otorgar”: El Gobierno acordó un incremento pequeño para los sectores más postergados.

Por otro lado, si usamos ‘acordarse’, estamos significando “traer una cosa a la memoria” y se construye con la preposición ‘de’: No me acordé de traerte aquellos apuntes. Es importante conservar esta preposición delante de cláusulas que comienzan con ‘que’: Se acordó de que era el aniversario de casamiento. Otro tanto ocurre si la cláusula comienza con ‘cuando’: ¿Te acordás de cuando éramos niños? Constituye un error la omisión de la preposición ‘de’.

Relacionado con este sentido, ‘acordar’ puede ser “caer en la cuenta o darse cuenta”: Cuando quise acordar, ya se habían vencido todos los plazos.

Todavía, en textos ya poco frecuentados, se puede encontrar el adverbio ‘acordadamente’, hoy en desuso. Sus valores eran “de común acuerdo, uniformemente; con reflexión, con madura deliberación”.

Si nos remitimos al término ‘acorde’, vemos que no posee un valor único: puede ser un adjetivo, con el significado de “conforme, adecuado a un contexto”; en este sentido, puede llevar a su lado las preposiciones ‘a’ y ‘con’: Ha tomado una decisión acorde con los hechos. Usó una ropa acorde a las circunstancias. Como adjetivo, debe concordar en género y número con el sustantivo al cual se refiere: Ya hay algunas ofertas acordes con las necesidades de la gente. Pero también ‘acorde’ puede ser un sustantivo masculino que designa un conjunto de tres o más sonidos musicales que combinan armónicamente y se ejecutan al unísono: Esos bellos acordes me evocan tantos instantes de dicha.

Existe, además, el sustantivo ‘acuerdo’ con múltiples valores: puede ser el resultado de una negociación o discusión, como consecuencia de la cual varias personas han aceptado voluntariamente algo: Hubo mutuo acuerdo entre las partes. También se denomina ‘acuerdo’ aquella resolución dictada por un tribunal judicial colegiado: Ya dieron a conocer el acuerdo logrado con la presencia de importantes jueces. El diccionario, además, define ‘acuerdo’ como la “conformidad que otorga el Senado respecto de un nombramiento realizado por el Poder Ejecutivo”: Se logró el acuerdo senatorial para la designación de esa autoridad en el ámbito escolar.

El diccionario académico, con su criterio panhispánico, consigna el uso de ‘acuerdo’ en nuestro país para designar “un pleno de ministros que se reúnen a fin de deliberar sobre asuntos del Estado, por convocatoria del presidente”. También, en Uruguay y la Argentina, puede nombrar “la reunión plenaria por salas que celebran los miembros de un tribunal de justicia para resolver casos judiciales o administrativos”.

En relación con la redacción diaria, hay que ver cuándo usar ‘de acuerdo’, ‘de acuerdo a’ y ‘de acuerdo con’: la locución ‘de acuerdo’ se usa para expresar conformidad; así, por ejemplo, Estuvimos todos de acuerdo. O en el diálogo: –Venite a las siete. –De acuerdo.

Con respecto a ‘de acuerdo con’, es la forma preferida en la lengua culta, tanto de España como de América, aunque existe también la ‘de acuerdo a’, más frecuente en América que en España, surgida posiblemente, según el Panhispánico, de la forma inglesa “according to”. Hay que tener en cuenta que la locución ‘de acuerdo a’ es válida solamente si se usa referida a cosas: De acuerdo a ese estatuto, ellos deben ser sancionados. Procederemos de acuerdo a la norma vigente. En cambio, si la locución se refiere a personas y toma el valor de “con arreglo o conforme a lo que dice u opina esa persona”, el uso culto solamente admite ‘de acuerdo con’: De acuerdo con aquel autor, no se ha aplicado bien la reglamentación.

Un paseo por el refranero nos da cuenta del uso del verbo ‘acordarse’: “El que está arriba, no se acuerda del que está abajo”; “Si te vieres en prosperidad, acuérdate de tu adversidad” y “No se acuerda el cura de cuando fue sacristán”; en los tres casos, se está poniendo de relieve la necesidad de tener en cuenta que, en situaciones de bonanza, es necesario recordar épocas de pobreza y a quienes no están disfrutando de una situación holgada. “Solo se acuerdan de Santa Bárbara, cuando truena”: a través de una alusión meteorológica (el que tiene miedo a las tormentas eléctricas, se acuerda, cuando hay alguna, de invocar a Santa Bárbara para que la disipe), se da a entender que las personas interesadas se acercan a los poderosos cuando los necesitan, no en otra ocasión.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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