Mendoza, históricamente reconocida por su producción agrícola, está frente a una oportunidad única de diversificación económica gracias a la minería sostenible, un motor para el desarrollo económico de la provincia. Con recursos estratégicos como el cobre, el desarrollo responsable de esta actividad y políticas de Estado como las que ha implementado el gobierno de Alfredo Cornejo podría traer múltiples beneficios para la provincia.
Según estudios que hemos analizado con la economista Noelia Garbero, miembro de mi equipo entre los principales impactos positivos, se destaca la generación de empleo genuino y capacitación local. Desde operarios hasta especialistas en geología, ingeniería y medio ambiente, la minería crea oportunidades en diversos sectores, incluyendo transporte, construcción y servicios.
La inversión en infraestructura es otro beneficio clave. Las empresas mineras suelen mejorar caminos, sistemas de agua potable, electricidad y saneamiento, elevando la calidad de vida en comunidades rurales. Además, los ingresos fiscales generados por impuestos y regalías podrían financiar proyectos sociales, educativos y de infraestructura, diversificando una economía provincial dependiente de la agricultura.
La minería también impulsa la innovación tecnológica. Las exigencias del sector fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas y la transferencia de conocimientos, fortaleciendo industrias como la metalmecánica, biotecnología, la gestión ambiental y el software especializado, además de generar exigencia y excelencia de las principales casas de estudios que califican ésta mano de obra.
Otro aspecto relevante es su efecto multiplicador: la demanda de bienes y servicios por parte de empresas mineras incentiva el crecimiento de sectores como la manufactura, la logística y los servicios locales, generando nuevas oportunidades para pequeñas y medianas empresas. Incluso, el desarrollo de infraestructura minera puede beneficiar otras actividades económicas, como el turismo, el comercio, la seguridad y salud laboral.
Asimismo, la minería actual fomenta la responsabilidad social empresarial, muchas empresas invierten en proyectos comunitarios, construyendo escuelas, hospitales o equipándolos mejorando la infraestructura local, lo que refuerza el tejido social y beneficia a las comunidades locales y regiones vecinas.
Sin embargo, un aspecto clave es la sostenibilidad a largo plazo. A través de prácticas responsables, como la rehabilitación de tierras y la protección de la biodiversidad, la minería puede coexistir con el medio ambiente, incluso transformando áreas impactadas en espacios ecológicos de valor para actividades como el ecoturismo. La Minería genera esperanza, motivación en la población, sobre todo en los jóvenes y trae consigo salud física y mental, esto no me lo revela ningún estudio sino el trabajo en territorio.
“La minería sostenible entendida cómo equilibrio social, económico y ambiental es un pilar de desarrollo económico para Mendoza, su implementación debe priorizar el bienestar de nuestra gente y la preservación de nuestro entorno”.
El momento es hoy, para que Mendoza evalúe cuidadosamente el potencial de la minería sostenible como un motor para un crecimiento equilibrado y de largo plazo.
* La autora es senadora provincial (UCR. Frente Cambia Mendoza).