Al abrirse, de las urnas ecuatorianas surgieron revelaciones políticas sobre ese país y la región.
No todo es lo que parece, ni todo es lo que debiera ser. Mientras el poder financiero y la elite empresarial de Ecuador dejan a la vista que prefieren a un delfín de Rafael Correa antes que a la izquierda indigenista, los liderazgos filo-chavistas de la región muestran que sólo respetan a los indígenas si son funcionales a ellos. Pero si tienen su propia agenda, la izquierda populista los trata como el kirchnerismo a los qom: con desprecio.
Para los filo-chavismos, Yaku Pérez, el candidato de Pachakutik, es el equivalente ecuatoriano de Félix Díaz, el cacique que enfrenta al poder de Gildo Insfrán en Formosa.
Las revelaciones salieron de las urnas cuando Yaku Pérez apareció en el segundo lugar, por detrás del candidato correísta Andrés Arauz y por delante del derechista Guillermo Lasso.
A esa sorpresa se sumó otra: en cuarto lugar, con el 16% de los votos, quedó Izquierda Democrática, el partido de perfil socialdemócrata que ganó la presidencia con Rodrigo Borja en 1988 y ahora postuló al empresario progresista Xavier Hervas.
Según las principales encuestas, Pérez estaba muy por detrás de Lasso, mientras que Hervas integraba el pelotón de cola con puñaditos insignificantes de votos. ¿Graves errores de las encuestadoras? ¿o señales de que trabajaban para Correa y para Lasso?
Andrés Arauz es un joven de sólida formación económica, pero es desconocido para los ecuatorianos. Sus votos no son suyos, sino del ex presidente, y apenas superan el 30% del electorado.
Las encuestas mentían que el correísmo estaba cerca de ganar en primera vuelta, lo que beneficiaba a Lasso, cuyo segundo puesto a distancia del tercero también era una exageración.
Lasso, un banquero fácilmente definible como neoliberal, representa al poder financiero y la elite empresarial, o sea un “enemigo” que viene como anillo al dedo para el correísmo. Por ser el contrincante conveniente, Correa y Arauz potenciaron a Lasso para posicionarlo como adversario. Y se preocuparon cuando los escrutinios mostraron a Yaku Pérez con posibilidad de pasar al ballotage.
Sucede que, enfrentando al candidato derechista, el correísmo tiene grandes chances de ganar, pero frente a la izquierda indigenista la situación se complica.
Pérez tiene más chance que Lasso de vencer al delfín de Correa, porque el candidato derechista tiene un techo más bajo.
Ecuador dejó a la vista que la grieta no separa izquierda y derecha. El 36% que da la suma de los votos de Pachakutik e Izquierda Democrática, prueba que la grieta divide también a la izquierda.
La izquierda correísta, personalista, vertical y autoritaria, podría perder un ballotage contra la izquierda no-correísta, porque ésta es más grande y porque absorbería gran parte de los votos conservadores que priorizan derrotar al correísmo. En cambio Lasso no absorbería en igual medida los votos de la izquierda, por representar al poder financiero y al empresarial.
Sectores de las bases de Izquierda Democrática y Pachakutik no votarían a Lasso. Y los poderes que financian a Lasso prefieren el correísmo al indigenismo. A diferencia de Evo Morales, que a pesar de su procedencia indígena es pro economía extractivista y enfrentó a indígenas bolivianos por quemar montes amazónicos para extender superficies cultivables, además de impulsar la expansión de los yacimientos gasíferos, el indigenismo ecuatoriano es anti-extractivista y se opone a la minería y a los yacimientos petroleros en bosques amazónicos.
El poder financiero tiene intereses en la minería y la extracción de petróleo. Por eso se unió a la influencia de Correa para presionar de modo que, en la revisión de votos que dirima la ínfima diferencia entre Lasso y Pérez, las anulaciones y aprobaciones de sufragios observados sean en favor del candidato derechista. Con eso alcanza.
El indigenismo de Pachakutik, como la mayoría de los indigenismos, es profundamente ecologista porque los pueblos nativos se identifican con la naturaleza que habitan y sacralizan. Amén de esa diferencia, Evo pudo ser solidario con Pachakutik, pero le dio la espalda por su sociedad política con el filo-chavismo.
Rafael Correa es un chavista ilustrado que no haría nada de lo que hace Nicolás Maduro. También Evo Morales es suficientemente inteligente como para no cometer semejantes estropicios. Pero sus respectivos gobiernos recibieron ayudas económicas de Chávez y apoyaron su liderazgo regional, igual que el kirchnerismo.
Por eso ahora apoyan la sutil sustracción de votos a Pachakutik para que Lasso entre al ballotage. Lo mismo quiere el poder financiero porque, aunque sabe que Lasso refuerza la posibilidad de triunfo de Arauz, prefiere el correísmo antes que el indigenismo ambientalista.
*El autor es Politólogo y Escritor.