Eclosión económica por intromisión del Estado en los precios

El valor es subjetivo, lo asigna el sujeto que tiene necesidad del bien que lo satisface y conforme la intensidad de su necesidad y la escasez del bien.

Eclosión económica por intromisión del Estado en los precios
El valor no depende del bien, ni del destino del bien, ni de la composición del bien y menos aún de su costo, sino del sujeto; de la importancia de la necesidad del sujeto y de la escasez o abundancia del bien. / Foto: José Gutiérrez

Eclosión es apertura de algo que se expande y se muestra totalmente al descubierto.

Un grave error humano, común y fatal en materia económica, repetido en todos los gobiernos argentinos desde principios del siglo pasado, es pretender fijar, imponer, administrar, los precios; y especialmente el de la moneda.

Y otro error aún más grave es desconocer y repetir políticas económicas que fueron un fracaso para el bienestar social.

La moneda es el medio que está en todas las transacciones, que une todos los intercambios, nacionales e internacionales.

Descomponer el camino por el cual circula toda la economía, es trabar la economía y provocar la explosión de las fuerzas naturales.

La actividad económica, que es economía, son simplemente intercambios, transacciones de bienes y servicios por otros bienes y servicios.

La intromisión del Estado argentino en materia de precios tiene su origen en el abandono de la convertibilidad de la moneda en 1929 que permitió emitir dinero sin respaldo y renunciar al precio de la moneda en función del valor internacional asignado a los denominados metales preciosos (oro y plata).

Otras intervenciones notables en los precios, fueron la tablita de Martínez de Hoz, la ley de convertibilidad, las fijaciones de precios de todos los gobiernos; la fijación de varios precios para la divisa (dólar).

Los bienes y servicios por si mismos no tienen valor.

El valor no depende del bien, ni del destino del bien, ni de la composición del bien y menos aún de su costo, sino del sujeto; de la importancia de la necesidad del sujeto y de la escasez o abundancia del bien.

Pero no del bien, que si nadie lo necesita no es un bien, ni tiene valor económico.

El valor es subjetivo, lo asigna el sujeto que tiene necesidad del bien que lo satisface y conforme la intensidad de su necesidad y la escasez del bien.

¿Y por qué es un error las fijaciones de precios?

Muy sencillo. La economía política es un fenómeno natural; tiene leyes naturales que se cumplen aunque el humano las desconozca, ignore o pretenda superarlas.

El precio es un efecto y por lo tanto requiere previo a su resultado, la causa que lo determina.

Y la causa que lo determina es la necesidad humana que produce el efecto de valorar el bien que la satisface que depende de la intensidad de la necesidad y la abundancia o escasez del bien, y esto a a su vez, determina el precio.

En consecuencia no se debe ni puede establecer precio alguno antes que su causa lo determine y menos de la moneda que interviene en todas las transacciones.

El precio de todo bien es subjetivo y el normal de una comunidad es el que la ley natural de mercado lo impone, es decir la voluntad de cada uno y de todos con relación al bien, no la voluntad del gobernante, sino la voluntad del mercado, es decir, de la comunidad.

Es evidente entonces, que en materia económica, la principal función del Estado es controlar que se cumpla la ley natural. Que no se aprovechen los unos de los otros.

Las fijaciones de precios producen cambios en las necesidades reales, porque favorecen a unos y perjudican a otros y a toda la comunidad.

Por ejemplo cierto productor se quejaba que si liberaban los precios y la divisa conseguía su precio de mercado no podía seguir produciendo. Eso significa que el costo del producto que fabrica, sin estar beneficiado por fijaciones de precios, es superior al precio del producto, por lo tanto no es un bien, es un mal, porque cuesta más de lo que vale.

Así trastorna las fijaciones de precios toda la actividad económica, se produce lo que cuesta más de lo que vale y de deja de producir lo que la sociedad requiere.

Cuando el fenómeno natural no se cumple, la acción acumula fuerza y finalmente eclosiona.

*El autor es de Ciencias Económicas (UNCuyo).

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