Hace una semana, en este mismo espacio, nos referíamos a la iniciativa electoral de Omar De Marchi, prontamente presentada (diciembre de 2021) como elaboración de un plan estratégico para la provincia, sin ninguna duda destinada a marcar diferencias con el liderazgo del radicalismo dentro del espacio Cambia Mendoza.
Tampoco es novedoso, se ha dicho, que esas diferencias del referente local del Pro con los radicales tenían una instancia máxima: la separación de las fuerzas como integrantes de un mismo espacio, la coalición Cambia Mendoza. Lo que no estaba claro para De Marchi en aquellos meses de arranque estratégico era si su pulseada sería contra Cornejo o sin éste. En términos deportivos, una cosa es enfrentar al radicalismo con Cornejo en la cancha y otra diferente con él en la tribuna.
Ahora que se definió antes de lo previsto la candidatura del actual senador nacional para intentar su segundo mandato al frente de la provincia, más que nada porque ninguno de los “delfines” repuntaba en las mediciones y De Marchi comenzaba a pisar los talones del radicalismo, es bueno recordar cómo el ahora precandidato oficial de la UCR se valía de la preponderancia de su partido hace cuatro años, cuando se iniciaba el proceso hacia las elecciones generales de 2019.
Eran meses difíciles para la presidencia de Macri y por lo tanto para la estructura de Cambiemos. Si bien Cornejo venía sosteniendo que se debía apostar al fortalecimiento de la coalición gobernante en el país no hablando tanto de radicalismo ni de macrismo, ya eran tiempos en los cuales, alertado por la crisis, el mendocino fue haciendo cada vez más crítico el tono de sus mensajes, pidiendo mayor protagonismo para su partido en las decisiones del gobierno central.
Cornejo conducía a la UCR nacional, tenía protagonismo en el Congreso y algunas veces solía marcar diferencias en aspectos de la gestión de Cambiemos, incomodando en algunos casos a la estirpe política macrista. Las crónicas de aquel 2018 rescatan conceptos suyos a medios nacionales, en Mendoza y con motivo de la Fiesta de la Vendimia, con los que comenzaba a marcar la línea que lo caracterizaría: “Busco que el radicalismo influya en el Gobierno”.
El mendocino negaba las versiones que lo proyectaban como eventual integrante de una fórmula presidencial Pro-UCR, pero sí fortalecía su presencia porque, siempre se supo, el anclaje en el escenario nacional era, en gran medida, la coronación de su proyecto político personal. Sus seguidores más enfervorizados muchas veces lo imaginaron como el primer presidente radical de la “nueva alianza”. No se dio y sus detractores aducen que fue por falencias propias.
Pero sí era indiscutido su liderazgo y protagonismo en nuestra provincia, a la que venía gobernando con firmeza, aunque no del todo predispuesto a ceder espacios a los socios partidarios, como sí él reclamaba al macrismo para su partido en el orden nacional.
En ese 2018, cuando se comenzaba a preparar el terreno para su sucesión local, en un congreso provincial de la UCR Cornejo alentó a sus correligionarios y dejó en claro cuál era su pensamiento estratégico: “No hay dudas de que habrá 4 años más de gobierno radical”, dijo para regocijo de los numerosos militantes y simpatizantes que lo escuchaban, aunque luego agradeció a los “socios del frente (Cambia Mendoza) por todo el apoyo recibido en estos tres años de gobierno”, que se cumplirían pocos días después de dicha convocatoria.
En aquel momento el énfasis del líder radical se interpretaba, entre dirigentes cercanos, como un grito aclaratorio de que nunca negociaría algo con la Nación entregando su proyecto en Mendoza. No podía ser reelecto aquí, pero sí su idea política, que era y es radical. “Cuatro años de logros no son suficientes como para que luego algunas cosas vuelvan hacia atrás”, se escuchaba en aquel momento de boca de los cercanos al hoy nuevamente aspirante a la Gobernación.
Ahora ocurre prácticamente lo mismo. En ese sentido en aquella oportunidad no hablaban de ruptura, ni aquí ni en el orden nacional, pero Cornejo adoctrinaba claramente a sus intérpretes y ejecutores: “El radicalismo es y seguirá siendo el eje de Cambia Mendoza”. Clarito: la base era radical. Evidentemente, quiere que lo siga siendo.
Es que aquel escenario tenía bastante similitud con el actual. Ya aparecía Omar De Marchi, que había consolidado reputación con una nueva buena intendencia en Luján de Cuyo, un territorio en el que los radicales viven de añoranzas: el único intendente que tuvieron fue Osvaldo Ortiz, hace casi 40 años. El desafío de De Marchi, diferente al actual, era competir en primarias con quien resultase propuesto por la UCR. Estaba bastante confiado, pero no logró el objetivo
El que avisa no traiciona, decíamos hace una semana utilizando ese popular refrán con relación al lanzamiento de De Marchi de hace poco más de un año. Pues, como hemos visto, Cornejo también hizo ese tipo de advertencia, pero mucho antes, cuando el lujanino recién asomaba para anotarse en la lucha por su sucesión. Sea como fuere, ambos se deberían dar por avisados.