Diálogos de Biden con Xi y Putin

En el caso de Rusia, la relación con Washington parece ser peor con Biden que con Trump. No se trata de diferencias comerciales sino de intereses estratégicos en conflicto.

Diálogos de Biden con Xi y Putin
El primer año de Biden en el poder mostró una tensión creciente con la potencia asiática.

El 15 de noviembre tuvo lugar la primera Cumbre virtual entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping.

El encuentro se desarrolló al cumplirse el primer año de gobierno del titular del Ejecutivo estadounidense.

Fue precedida por dos llamadas telefónicas que tuvieron lugar durante ese lapso.

El primer año de Biden en el poder mostró una tensión creciente con la potencia asiática.

La expectativa de que estableciera una mejor relación entre Washington y Beijing de la que tuvo su predecesor, Donald Trump, se fue diluyendo.

Los conflictos comerciales se mantuvieron, la pugna por el predominio tecnológico se intensificó y el cuestionamiento estadounidense acusando a China por violaciones a los derechos humanos en su propio territorio -Hong Kong y Xinjiang- se hicieron más fuertes.

La idea de Biden de reconstituir la alianza occidental (Estados Unidos, Europa y sus aliados regionales), frente a las potencias autoritarias como China y Rusia, acentuaron la distancia.

La decisión de Estados Unidos y sus aliados de no tener presencia diplomática en los Juegos Olímpicos de Beijing, confirmó esta política.

A lo largo de 2021 se intensificó la tensión en el Indo-Pacífico.

La reunión de los países del Grupo QUAD (Estados Unidos, Australia, India y Japón) y la conformación de la Alianza AUKUS (Estados Unidos, Australia y el Reino Unido), mostraron la pugna geopolítica creciente entre Washington-Beijing en la región.

El diálogo entre Biden y Xi, que se extendió durante tres horas, tuvo un tema específico central: Taiwán.

Esta isla históricamente formó parte de China, pero las fuerzas nacionalistas que lideraba Chiang Kai Shek al ser derrotadas por los comunistas, se refugiaron en la isla, constituyendo un país disidente, que alcanzó un alto desarrollo económico asociado a Estados Unidos.

El gobierno de Nixon reconoció al gobierno comunista de China como el único legitimado. Pese a ello, siguió dando una garantía de seguridad a Taiwán, en el caso de que fuera agredida por la China continental.

A lo largo de 2021, creció la tensión militar en torno a Taiwán. Tuvieron lugar ejercicios navales en el estrecho de Taiwán -que separa la isla del continente-, de los que participaron buques de Estados Unidos y países aliados, como el Reino Unido y Australia.

Por su parte, la aviación china realizó numerosas misiones de sus aviones de combate, violando la “zona de protección” declarada unilateralmente por Taiwán.

China se plantea la reunificación con la isla en la segunda mitad de esta década. Considera que es parte de su territorio como objetivo prioritario.

Joe Biden y Vladimir Putin, presidentes de Estados Unidos y Rusia reunidos en Ginebra, Suiza.
Joe Biden y Vladimir Putin, presidentes de Estados Unidos y Rusia reunidos en Ginebra, Suiza.

El 7 de diciembre, el presidente Putin mantuvo una Cumbre virtual con su colega estadounidense.

En el caso de Rusia, la relación con Washington parece ser peor con Biden que con Trump.

No se trata de diferencias comerciales, sino de intereses estratégicos en conflicto.

Rusia no es una potencia económica ni comercial, pero lo es en el terreno militar. Es considerada la tercera potencia en este campo.

Europa del Este (Central y Oriental) y las ex repúblicas soviéticas, son el ámbito geográfico de la pugna entre la OTAN -la alianza militar de Estados Unidos y la mayoría de los países europeos- con Rusia y sus aliados.

Europa se debate entre avanzar en una mayor integración militar con Estados Unidos o constituir una estructura de defensa propia.

La dependencia europea del gas ruso condiciona en el corto y mediano plazo la relación entre el viejo continente y la potencia euroasiática.

Rusia tiene un gasto militar menor al de Francia o Gran Bretaña, pero articula una capacidad de acción militar superior a la de ellas.

Quizás sea el país con mayor aptitud para actuar en la llamada “guerra híbrida”, que combina fuerzas regulares con milicias, fuerzas regulares encubiertas y la acción en el campo cibernético.

Pero el tema central de la Cumbre Biden-Putin fue Ucrania, centro de disputa entre Rusia y la OTAN. Se trata del país más grande de los 14 que formaron parte de la Unión Soviética. Impedir que este país se incorpore a la OTAN es un objetivo prioritario para Moscú, que en 2008 fue a la guerra en Georgia para evitar esta posibilidad.

La ocupación de la península de Crimea, que formaba parte de Ucrania hasta 2014, y el impulso de Moscú a la secesión en el este de este último país, generaron el conflicto entre la OTAN y Rusia más importante desde la disolución de la URSS.

Pero fue el conflicto en torno a Bielorrusia (su presidente, Lukashenko, es un firme aliado de Rusia) lo que Europa y Estados Unidos consideraron un nuevo tipo de guerra híbrida.

El gobierno bielorruso, que había traído a migrantes iraquíes, sirios y yemeníes de Medio Oriente, los empujó a entrar en Europa, vía la frontera con Polonia, y produjo un conflicto que se proyectó a toda Europa.

La OTAN respaldó a Varsovia y también lo hizo la Unión Europea, pese a sus diferencias con el Presidente polaco. Pero fue el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania lo que escaló la tensión militar.

En este marco, la Cumbre de países democráticos convocada por el presidente Biden, de la que fueron excluidos China, Rusia y un centenar de países acusados de no tener sistema democrático, profundizó las pugnas geopolíticas.

*El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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