Un interesante informe publicado ayer por el diario La Nación destaca el ranking de la cantidad de gente que fue a votar en las 17 provincias que han tenido elecciones. Así en crudo, Mendoza figura tercera entre las que más gente no quiso ir a emitir su voto en las elecciones PASO del mes pasado. Si además no contamos la elección de Corrientes porque fue solo de legisladores, Mendoza queda segunda. Siempre según los datos de La Nación, en nuestra provincia es donde más aumentó el ausentismo entre 2019 y 2023, subió 11%.
Las causas pueden ser infinitas, pero lo real es que a la dirigencia política local, esa a la que muchos analistas se encargan de caracterizar -entiendo que equivocadamente- como distinta del país, le van cayendo las generales de lo que sucede en Argentina con los políticos.
Las causas del desencanto es imposible saberlas por ahora, pero obviamente el deterioro de la calidad de vida y la falta de certezas sobre el futuro pegan fuerte. Ni hablar cuando la gente piensa qué será de la vida de sus hijos cuando crezcan, si ni siquiera ellos han podido lograr las expectativas que tenían.
El mito de la institucionalidad ejemplar
El mito de la institucionalidad también se va agotando. Situaciones vergonzosas como lo que ocurre en Las Heras van exponiendo crudamente como se manejaba un municipio controlado en los últimos 8 años por Cambia Mendoza en la figura de Daniel Orozco, quien ahora acompaña como candidato a vicegobernador en quizás la última aventura electoral de Omar De Marchi, sin dudas una mochila de plomo para el ex intendente de Luján. También quedan bajo la mira otras comunas en la que el sistema de cooperativas funciona muy aceitado.
La justicia sigue necesitando ajustes en áreas específicas y tiene que mejorar su funcionamiento el Ministerio Público en manos de Alejandro Gullé, hasta Alfredo Cornejo lo ha dicho. En Mendoza se recuperan autos y motos robadas, buen trabajo de la policía y es para destacarlo. Pero los dueños no se enteran, pueden llegar a demorar hasta siete meses para que eso suceda. Los vendedores en las agencias de motos le recomiendan a los que van a comprar otra porque se las robaron, que vayan a las playas municipales a ver si están, porque saben que es muy común que no se les avise a las víctimas si las recuperaron. Concejos similares dan los gestores que hacen trámites en el Registro del Automotor. Esto habla bastante de cómo funcionan algunas cosas, no siempre tan bien como las promocionan.
Y en esa confusión, entre lo que creen que está bien, pero no es tan así, se espera que sucedan cosas que no pasaron. El mito de los tres tercios en la Legislatura, sólo sucedió en dos años de 40 de democracia.
Debilidad y reelección
Para los observadores más agudos hay un factor que, al menos en Mendoza, también empieza a operar fuerte y es que comienzan a ver débil al poder político y señalan como uno de los factores de esa debilidad, la imposibilidad de la reelección del gobernador. Un tema que quizás es impensado para algunos, porque les gusta hacer gala que en nuestra provincia no hay reelección y que eso nos distingue mucho de otras provincias del país. Lo cierto es que si quisiéramos diferenciarnos en serio y ser la Noruega que creemos ser, no tendrían que poder volver a ser electos nunca más ninguno de los gobernadores e intendentes que pasaron por esos puestos. Pero obviamente, dada la situación, sin dudas se debilitaría más el poder político si asumimos esta hipótesis como cierta.
En la Legislatura aprobaron que los candidatos a gobernador y vice debatieran antes de las elecciones, un buen ejemplo de cómo vienen detrás de la realidad. En campaña asisten a miles de debates organizados por distintas instituciones y medios de comunicación. Por pedido de un empresario y a través de un jefe comunal del sur, se amplió la iniciativa a los intendentes. Así se cocinan muchas cosas en la Mendoza de la institucionalidad ejemplar.
Corrían los años ‘90 cuando el periodista Bernardo Neustadt, por distintos motivos, tenía fuerte influencia en la agenda política. Una vez entrevistó al ex gobernador de la provincia José Bordón y le preguntó si hacía falta pasaporte para entrar a Mendoza, destacando así algunas reformas que se habían producido en su gobierno -la privatización de Giol y el Consejo de la Magistratura para elegir jueces que fue el primero del país- y básicamente la renovación peronista que se había concretado.
Hoy, en los grupos de poder, recuerdan esa entrevista y le agregan un dato a la metáfora de pasaporte. “Sigue haciendo falta para entrar a Mendoza, pero te lo tiene que firmar Daniel Vila”.