Del tabú a la regulación: el uso del cannabis en alimentos y cosméticos

Mendoza fue pionera en la regulación del cannabis medicinal, se destaca por sus leyes vanguardistas en investigación científica (Ley 8.962) y producción con fines medicinales (Ley 9.298). Estas normas abordan holísticamente los ámbitos económicos, sanitarios y de investigación.

Del tabú a la regulación: el uso del cannabis en alimentos  y cosméticos
Cannabis medicinal Inta

El Gobierno nacional dio un paso decisivo hacia el futuro y promulgó el decreto 405/2023, el cual reglamenta la Ley 27.669 para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial. Se abre así un nuevo camino lleno de oportunidades en el campo de la industria, la ciencia y la medicina. La Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame) procederá a la regulación y control del almacenamiento, fraccionamiento, transporte, distribución y trazabilidad de las semillas de la planta de cannabis, así como de sus productos derivados, destinados a fines industriales, medicinales, nutricionales y/o de cosmética. Esta iniciativa permitirá el desarrollo de la producción industrial del cannabis y su inclusión en una amplia gama de productos. Sin duda, esta decisión marca un hito histórico en la regulación del cannabis en el país, abriendo las puertas de la innovación en la industria de alimentos y cosméticos, vislumbrando un futuro lleno de posibilidades y progreso. La nueva ley implementa un sistema de licencias y autorizaciones, centralizado en una “Ventanilla única”, para la administración de trámites vinculados a los diferentes eslabones de la cadena productiva del cannabis, distinguiéndolo claramente del cáñamo industrial. Con este enfoque, se busca agilizar y simplificar el proceso de desarrollo de estas industrias de manera eficiente y regulada.

El cannabis y sus componentes

El cannabis, conocido también como marihuana, es una planta que ha sido utilizada con diversos propósitos a lo largo de miles de años, abarcando desde aplicaciones medicinales hasta usos recreativos, religiosos e industriales. Sus componentes químicos más destacados son los cannabinoides, entre los cuales se destacan el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) como los más ampliamente investigados.

Se define como “cannabis psicoactivo” aquel cuyo contenido de THC sea superior al 1% en peso seco y “cáñamo industrial” al que contenga hasta un máximo de 1% de THC y su destino sea industrial u hortícola. El THC es el principal responsable de los efectos psicoactivos del cannabis, generando la sensación de euforia asociada con su consumo recreativo. Por otro lado, el CBD no posee propiedades psicoactivas y ha captado una gran atención en la comunidad científica debido a sus beneficios medicinales, como su capacidad para aliviar el dolor, reducir la ansiedad y exhibir propiedades antiinflamatorias.

En la planta de cannabis, además de los cannabinoides, existen compuestos llamados terpenos y flavonoides que juegan un papel fundamental en lo que se conoce como el “efecto séquito”, que es la sinergia entre los cannabinoides y estos otros compuestos que trabajan en dinámica reciprocidad para producir mayores y mejores efectos específicos en el organismo, reduciendo los efectos adversos. Los terpenos son compuestos aromáticos que, no sólo son responsables de darle a cada variedad de cannabis su distintivo aroma y sabor, sino que también pueden influir en la modulación de los efectos terapéuticos y psicoactivos del cannabis. Los flavonoides, por su parte, son los responsables del color observado en distintas plantas de cannabis y se han asociado a la reducción de la incidencia de enfermedades neurodegenerativas, cáncer y desórdenes cardiovasculares. La investigación sobre el efecto séquito es un área prometedora de estudio que puede abrir nuevas puertas para la comprensión y el aprovechamiento terapéutico del cannabis. Esta diversidad de componentes en el cannabis promete una amplia gama de aplicaciones potenciales en el ámbito de la salud y el bienestar.

Otras aplicaciones

Mendoza fue pionera en la regulación del cannabis medicinal, se destaca por sus leyes vanguardistas en investigación científica (Ley 8.962) y producción con fines medicinales (Ley 9.298). Estas normas abordan holísticamente los ámbitos económicos, sanitarios y de investigación.

La reglamentación de la Ley 27.669 permite la incorporación de extractos de cannabis en alimentos, posibilitando una amplia gama de productos comestibles que podrían ofrecer beneficios potenciales a la salud. Sin embargo, es esencial asegurarse de que los niveles de THC se mantengan dentro de los límites legales, es decir menos del 1% en peso seco. Los alimentos ricos en CBD también podrían convertirse en una opción popular para quien busca una alternativa natural para aliviar ciertos malestares sin los efectos psicoactivos. Además, se espera que la industria alimentaria aproveche las propiedades sensoriales del cannabis, como su sabor y aroma. La investigación sobre cómo los cannabinoides pueden interactuar con otros componentes alimentarios está en sus primeras etapas, lo que abre un campo fascinante de estudio para científicos y chefs.

La industria cosmética también se beneficiará de la reglamentación. El cannabis ha demostrado tener propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antienvejecimiento.

El CBD en productos para el cuidado de la piel podría ayudar a aliviar afecciones como el acné, la sequedad y el enrojecimiento, mientras que el cannabis en champús y acondicionadores podría mejorar la salud capilar. Además, se espera que los cannabinoides se integren en productos orientados al cuidado del bienestar general, como cremas y aceites, lo que podría proporcionar alivio a personas que padecen dolores musculares, articulares y neuropáticos.

A medida que avanzamos hacia una nueva era de exploración y aplicación del cannabis, debemos mantener un enfoque científico para aprovechar su potencial de manera responsable y beneficioso para la sociedad.

(*) La autora es investigadora adjunta Conicet. Laboratorio de de Biomedicina de Fitocannabinoides. IHEM-UNCuyo.

(*) Son coautoras de esta nota: Yesica Frontini López, Javiera Fontecilla Escobar y Karina Flores Montero, del IHEM-UNCuyo.

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