En una conferencia de prensa realizada hace días en la Casa de Gobierno, el vocero presidencial, licenciado Manuel Adorni, comentó que la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación había detectado “datos escandalosos” sobre financiamientos, mencionando específicamente el proyecto de investigación titulado “Hacia la de-construcción de palimpsestos en el sector oriental del valle de Santa María, Tucumán”.
Como investigadora responsable de dicho proyecto, junto al doctor Carlos Alberto Baied, me veo en la necesidad de aclarar ciertos puntos ante la desinformación presentada. Como investigadores y docentes de Conicet y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), anualmente nos encontramos evaluados por pares, en nuestro rendimiento académico, científico, en nuestras publicaciones, en concursos docentes, y en cada solicitud de subsidio para poder llevar a cabo nuestras investigaciones, como ha sido el caso del mencionado proyecto.
Puedo llegar a entender que el título de nuestro proyecto puede contener términos que llaman la atención o que no son de uso habitual en la gestión de gobierno o en el manejo de la gestión de la política pública. Frente a esta creencia, creo conveniente explicar conceptos como palimpsesto y de-construcción en el contexto de la ciencia arqueológica.
Muchos de los sitios arqueológicos de la vertiente occidental de las Cumbres Calchaquíes, donde investigamos hace más de veinte años, tienen tres particularidades: recurrencia ocupacional, vestigios mezclados en la superficie y la acción de importantes procesos de formación. Estas características nos hablan de un pasado dinámico desde lo cultural y natural.
Los sitios arqueológicos en Amaicha del Valle presentan una mezcla de vestigios en la superficie, lo que puede parecer un “caos”, pero en realidad es una evidencia de la dinámica histórica de la región. En este contexto, el palimpsesto se refiere a la existencia de múltiples episodios de depositación y transformación, temporalmente secuenciales (primero uno, después otro, y así sucesivamente) de actividades humanas y procesos naturales. Con el tiempo, la acumulación y transformación de los vestigios arqueológicos generan paisajes de solapamiento y superposición, a diversas escalas. Nuestro trabajo es comparable a armar un rompecabezas sin conocer el modelo de la tapa y con muchas piezas mezcladas y otras faltantes. La de-construcción, en este contexto, significa desentrañar y analizar ese “caos” para reconstruir la historia de la región partir de las huellas dejadas por diferentes generaciones humanas y sus interacciones con el entorno.
Hechas las aclaraciones pertinentes a los conceptos, que pensamos ocasionaron ‘ruido’, es necesario explicar la relevancia social de estas investigaciones. El proyecto al que se hizo referencia es una puerta de acceso importante hacia las múltiples temporalidades que conforman una parte de la historia de la región del NOA. Las sociedades actuales se encuentran en un proceso continuo de reinterpretación de su pasado, y los sitios arqueológicos, a los que entendemos como palimpsestos, funcionan como nodos de memoria colectiva. Más allá de su valor como fuente de información arqueológica, estos espacios tienen un rol social y simbólico, en el presente. No sólo son puntos de referencia para el estudio académico, sino que constituyen un componente vital de la identidad cultural y el patrimonio de las comunidades contemporáneas que habitan la región.
Por otra parte, nuestras investigaciones tienen como materia prima principal, un registro arqueológico lítico dispuesto en superficie. Gran parte de nuestros recursos, humanos y económicos, estuvieron destinados a generar datos rigurosos, confiables y con metodologías replicables que no generaran dudas y estuvieran libres de ambigüedades. Esto fue, es y será así porque, en las ciencias en general, los datos son importantes, pero aún más significativas son la confiabilidad y rigurosidad con la que fueron generados.
En este sentido, así como los resultados de las investigaciones científicas deben cumplir una serie de exigencias para tener aceptación, las auditorias deben generar resultados basados en datos igualmente confiables. El ejercicio del poder, independientemente del ámbito desde donde se lo practique (político, científico), debe buscar la excelencia en la obtención de datos, si queremos garantizar la confiabilidad y respeto del ‘pueblo’, al que nos debemos, como políticos o como científicos.
Llevar tranquilidad a una sociedad exasperada, desde todo punto de vista, debe formar parte de la misión de todos los que, con mayor o menor peso, formamos parte de la sociedad argentina. Desprestigiar a las ciencias sociales, no colabora al clima de calma al que aspiramos como ciudadanos y trabajadores.
* Profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Naturales y del Instituto Lillo. Universidad Nacional de Tucumán. Investigadora adjunta del Conicet.