Hay un viejo adagio que dice que cuando veas cortar las barbas de tu vecino, es conveniente poner las propias a remojar. Esto debería aplicarse, estrictamente, a nuestras nuevas experiencias con el COVID19.
Después de 2 años de idas y venidas, lo único que ha quedado demostrado es que los “expertos” que salen a diario por todos los canales, radios y redes sociales, no lo son tanto.
Sólo para demostrar lo que aquí se dice menciono algunos “descubrimientos” que luego fueron un fiasco: la hidroxicloroquina, la ivermectina, el tocilizumab, el dióxido de cloro (del alemán Andreas Kalcker), el spray nasal con salmuera, comer ajo, las gárgaras con enjuagues bucales, algunos fármacos monoclonales, etc.
Como tratamiento sintomático la ventilación endotraqueal -respiradores-, los corticoides y los anticoagulantes heparínicos mantienen alguna vigencia.
Lo cierto es que tenemos, en la prevención, pocas cosas comprobadas, el valor de las vacunas, está fuera de toda discusión, aunque este valor no sea absoluto.
Las estadísticas demostraron, en Alemania, que el 62% de los pacientes recientemente internados no han recibido la vacunación completa. Esto, en lugar de tranquilizarnos, debería prevenirnos… significa que un 38% de los internados, debieron serlo, pese a su vacunación completa. Pero, aún así, la gran herramienta son las vacunas.Las diferentes políticas gubernamentales no han demostrado gran eficiencia: la Argentina, con políticas restrictivas de la circulación -similares a las francesas o británicas-, tiene, en muertos por millón, números similares a Brasil y Estados Unidos, que tuvieron políticas más permisivas.
Lo que sí marca una diferencia es la respuesta social a la emergencia. Los países culturalmente disciplinados y respetuosos de las leyes, como Dinamarca, Suecia o Finlandia, tuvieron y tienen mejores números de incidencia del COVID19, que aquellos que no lo son.
Lo mismo ocurre con aquellos países donde el cumplimiento de las leyes se da por una imposición autoritaria y taxativa, como la China, Vietnam, Singapur, etc.
Y ¿qué respuesta deberíamos esperar de nuestras poblaciones? El sentido común y estos dos años de conocimiento del virus indican que hay 3 actitudes mayores a cumplir: 1) salir lo imprescindible de nuestros hogares y, de hacerlo, preferir los lugares abiertos o bien ventilados, 2) usar el barbijo siempre, salvo necesidad (comer, fumar, etc.) y 3) mantener una distancia adecuada (1.5 a 2 ms) en todos los ámbitos.
Hay, por supuesto, otras medidas menores como evitar las reuniones numerosas, los eventos deportivos o culturales masivos, lavarse las manos con frecuencia, usar alcohol al 70% en los lugares de uso frecuente, etc. Pero, lo más importante, es tomar conciencia de donde estamos parados y hacia donde vamos.Hace pocos días Alemania (en un solo día) tuvo 103.000 nuevos infectados; Estados Unidos, 200.000; Francia, 65.000 e Inglaterra, 78.000.
Debiéramos sospechar que Argentina no va a ser la excepción.Preparémonos…Desde el hemisferio Norte nos están señalando la Luna… no nos quedemos mirando al dedo que señala…El autor es Médico - doctorcuervo@gmail.com
