Cristina, Isabelita y el peronismo en loop

Si no se reforma sustancialmente, el peronismo -tanto a nivel nacional como provincial- repetirá argumentos, protagonistas y visiones en un eterno bucle a lo largo del tiempo, un loop que de insistente también puede volverse inocuo.

Cristina, Isabelita y el peronismo en loop
Victoria Villarruel inauguró el busto de Isabel Martínez de Perón en el Senado. Foto: Senado Argentina

En la semana de la Lealtad quedó más expuesta que nunca la desorientación del peronismo en el actual proceso político libertario que encabeza Javier Milei.

La derrota electoral de Sergio Massa fue un duro golpe para el PJ al obturar su continuidad en el poder; pero también, dejar en claro que el movimiento que gestó Juan Domingo Perón en 1945 no es infalible electoralmente, ni al momento de gobernar, con resultados recientes más escasos aún.

La gestión de Alberto Fernández, su vice Cristina Kirchner, y el todopoderoso Massa, terminó con una inflación anual del 211%, batiendo récords de los registros de los últimos 30 años.

Una carga simbólica de incapacidad para resolver los desbarajustes de la macroeconomía, las restricciones cambiarias, el déficit fiscal, la emisión descontrolada, con la consecuente pérdida de poder adquisitivo, que no sólo liquidó las expectativas de sus tradicionales votantes, sino también de todos aquellos que alguna vez acudieron en su auxilio como reserva de gobernabilidad.

No hay dudas que Milei supo interpretar el malhumor social y el hartazgo ciudadano, pero también esa especie de orfandad que dejó el kirchnerismo, última versión hegemónica del peronismo, en el sistema político argentino.

Si la herramienta que operó como supuesto encauzamiento institucional de la crisis del 2001 mostró el estado de agotamiento que expresó con Fernández, la sorpresa fue en todo caso la ruptura de la tradicional alternancia y la irrupción de una nueva fuerza, en línea con la derecha clásica y sus reivindicaciones. Pero también la presencia del anarcoliberalismo que no se cuestiona el rol del Estado, sino directamente su existencia.

Un nuevo escenario que impactó en todos los partidos, pero que en el caso del peronismo todavía no parece despertar del knock out. Por ahora la deliberación ha escondido algún atisbo de autocrítica. Apenas algunas referencias elípticas que más que interacción con la opinión pública parecen dardos de una interna en ciernes que también muestra rasgos novedosos.

Desafío a Cristina y resurrección de Isabel

Por primera vez en 20 años, el dedo de Cristina es puesto en tela de juicio por dentro de la misma estructura. Son muchos los peronistas que en estos años abandonaron el barco por diferencias con el kirchnerismo: Desde Miguel Ángel Pichetto al cordobesismo que encabeza Juan Schiaretti. Claro, algunos como Massa, fueron y volvieron, pero sin cuestionamientos internos.

En esa disputa, la figura del riojano Ricardo Quintela (en tándem con el presidenciable Axel Kicillof) parece convocar a todos aquellos que quieren dar una vuelta de página e inaugurar un nuevo ciclo post Cristina.

Desafío imperdonable o síntoma de zozobra suficiente para que La Cámpora pida por la jefa al frente del partido. Todo un indicador de la inevitable centralidad que todavía ella sostiene, aún en la comodidad que suele significar ser oposición; pero también, la urgencia ante las fugas que gobernadores como el catamarqueño Raúl Jalil o el tucumano Osvaldo Jaldo expresan en acuerdo con Milei. ¿Encarna también el libertario una resurrección menemista por fuera del PJ? El sugestivo lanzamiento de una agrupación oficialista con el nombre del ex mandatario así lo indica.

Este nuevo regreso de Cristina al primer plano, buscando ser la contracara y principal antagonista del Presidente, es un nuevo deja vú, previsible. Así sucedió con Mauricio Macri y busca repetir la estrategia. Otro registro del aturdimiento peronista ante una derrota que tiene -hasta ahora- más pinta de cambio de época, que de tropezón electoral. De ser así, el error en la lectura podría agravar el diagnóstico.

Para colmo de males, Biblia y calefón, la vicepresidenta Victoria Villarruel no se privó el mismísimo 17 de octubre, de ufanarse de su vínculo con la gran negada peronista desde la recuperación democrática: Isabel Martínez de Perón. Isabelita no sólo también es sinónimo de desgobierno, sino de la Triple A de López Rega y la vía libre para la denominada “lucha antisubversiva”, antesala de la sangrienta dictadura. Un cúmulo de tristes significantes que la narrativa peronista dejó -ex profeso- en el olvido pero que ahora la autónoma vice, no sólo exhibe, sino que promete una reivindicación “libertaria” de su figura. Maravillas de la maleabilidad histórica.

Intendentes para la recuperación

En Mendoza, la crisis parece ser más grave. Sin triunfos desde 2013, la conceptualización como “malas gestiones” que la sociedad hizo de Celso Jaque y Francisco Pérez, más la falta de un proyecto netamente provincial, ha terminado de encapsular al peronismo en un laberinto del que no puede salir.

El tercer puesto alcanzado por su candidato Omar Parisi en 2023, con apenas menos del 15% terminó de encender todas las alertas. Sólo que aquí el kirchnerismo de Anabel Fernández Sagasti interpretó que este era el momento para un repliegue táctico, ya sea por convicción o por el deterioro de la sociedad que supo sostener con el principal articulador partidario, Carlos Ciurca. Más que los pibes para la liberación es momento de los intendentes para la recuperación.

La postulación de Emir Félix para encarar este nuevo período al frente del partido supone la reivindicación de la otrora liga de los ortodoxos intendentes, allí donde el PJ aún no sólo tiene predicamento, sino también gestión sostenida. Esa será la impronta futura de un peronismo que busca recuperar terreno, aunque para eso deba romper tabúes, desterrar prejuicios y adaptar su doctrina a los cambios producidos en el mundo, antes de que cumpla un siglo. El pragmatismo, llama.

De lo contrario, aquí y allá, repetirá argumentos, protagonistas y visiones en un eterno bucle a lo largo del tiempo, un loop que de insistente también puede volverse inocuo.

* El autor es periodista.

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