“Lo que no se dobla, se rompe”, dice el refrán, y ese parece ser el punto en el que se encuentra la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) tras la segunda reunión de su cúpula directiva con Juan Pazo, y los ministros de Producción de Mendoza y San Juan, en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Si la primera reunión dejó un sabor amargo y muchos la describieron como una embestida: con ausencias notables y una propuesta del Gobierno nacional que sorprendió a todos, esta segunda fue mucho más tensa según describieron. Es que la intención del gobierno nacional de eliminar los aportes obligatorios que sostienen a la Corporación por Ley y convertirlos en voluntarios, sigue activa y avanza. El jueves tras la reciente cumbre minera en Mendoza, se retomó el tema con una mesa que incluyó tanto al sector público como al privado. Pero el mensaje del Gobierno fue el mismo.
Fuentes que participaron del encuentro aseguran que la intención del Ejecutivo es clara: desfinanciar la Coviar, porque la creen un “peaje”. Para ello, se evalúan varias estrategias, desde derogar la ley que establece los aportes obligatorios mediante el Congreso hasta optar por un decreto presidencial. Nada parece estar fuera del tablero.
En este contexto, el Gobierno planteó un ultimátum: “Pónganse de acuerdo, barajen y den de nuevo”. Pero las reacciones dentro de la Coviar fueron mixtas. Algunos miembros se niegan a reabrir la discusión, mientras que otros, más cercanos al sector externo, estarían trabajando en una propuesta para reestructurar el funcionamiento de la corporación.La idea central de esta iniciativa sería redirigir los aportes voluntarios exclusivamente hacia la promoción del vino en mercados internacionales, dejando de lado el foco en el mercado interno.
Curiosamente, esta visión coincide con los intereses del Gobierno nacional, que busca potenciar las exportaciones de las economías regionales como herramienta para aumentar el ingreso de divisas al país. El desafío para la Coviar hoy es dejar de representar “solo” a una parte de la vitivinicultura para convertirse en un espacio que represente a todos tanto en los papeles como en la realidad, tal como fue el espíritu inicial. Es necesario construir una mesa de trabajo inclusiva, donde cada sector se sienta representado: Cooperativistas, multinacionales, locales, grandes y pequeños. Es imprescindible recrear una mesa de consenso que permita avanzar juntos hacia un propósito compartido.