¿Cómo la estás pasando?

En el ámbito político o en donde existen bandos o partidos, “pasarse” puede señalar que alguien se va a la banda opuesta.

¿Cómo la estás pasando?
Imagen ilustrativa / Archivo

En esta columna, muchas veces escribimos acerca de los múltiples valores que puede tomar un término, conforme a las locuciones que integra. Hoy voy a referirme al verbo “pasar” y a los significados que adopta, según vaya solo o esté inserto en una combinación de palabras.

El primer valor que denota el diccionario académico es “llevar, conducir de un sitio a otro”: “En su nuevo destino, pasa la mercadería desde el depósito al salón de ventas”.

Otro valor puede ser “enviar, transmitir”: “Por favor, pasá esta información”. Puede también ser equivalente a ir más allá de un punto determinado, como en “pasar el límite, pasar la raya”.

En relación con este valor, se admite “pasar” para indicar que se introducen o extraen fraudulentamente elementos prohibidos, como en “Pasaron escondidos en el baúl del auto frutos regionales de estación”.

En otro orden de cosas “pasar” puede aludir a exceder o aventajar: “Lo ha pasado en las elecciones”. Otras veces, significa “tolerar o sufrir: “Pobres, han pasado grandes necesidades”.

En algunas ocasiones, “pasar” es equivalente a “rozar una cosa con otra, acariciar”: “Le pasé suavemente la mano por la espalda”); también “Introducir algo por el hueco de otra cosa”: “Pasé una hebra de hilo blanco por el ojo de la aguja”.

En relación con los alimentos, puede transformarse por un lado, en sinónimo de “cribar o tamizar”, como en “Pasé la harina por un colador” y, por otro, en equivalente a “deglutir, tragar la comida o la bebida”: “Estaba tan nerviosa que no podía pasar bocado”.

Si nos referimos a un lugar o a un tiempo determinados, “pasar” indica que se permanece en un sitio o que se vive en una época determinada: “Pasé dos meses allí” y “Ella pasó dos años becada”. Si se calla u omite algo, se dice que “se le pasó”: “Perdón, se me pasó el nombre de tu hijo”.

A veces, “pasar” puede indicar falta de reflexión en el estudio o de devoción en el rezo: “No fijé las fechas porque solamente pasé los títulos de ese tema” y “Rezaba maquinalmente el rosario, pasando las cuentas casi sin advertirlo”.

También, en el cine, “pasar” indica que se proyecta una película y, en el deporte, que un jugador le entrega la pelota a otro de su mismo equipo: “En ese canal, pasan películas de antaño” y “Pasaba el balón a sus compañeros con gran habilidad”.

Este verbo puede indicar movimiento: si se trata de una noticia, significa que corre de una parte a otra, como en “La novedad pasó de boca en boca”. Asimismo, “pasar” señala que se procede a una acción o a un lugar: " Pasen a ver la muestra”, “Pasá a fumar en esa sala”.

Referido a los humanos, “pasar” equivale a “vivir, tener salud” y, referido a un objeto, que “puede durar o mantenerse”: “Va pasando el abuelo este invierno tan cruel” y “Ese traje, por ahora, puede pasar”. Sin embargo, puede tener el valor opuesto de “acabarse o dejar de ser”. Así, en, “Esa moda ya pasó”.

Usado con preposiciones, toma diferentes valores: con “por”, indica que algo es tenido en un determinado concepto u opinión: “Es tan discreto que pasa por tonto”. Con la preposición “sin”, señala que no hay necesidad: “Puede pasar sin comunicarse, hasta un mes”. Con la preposición “de”, se indica que una propiedad o cualidad está en demasía: “Se pasó de rudo”.

Hay contextos en que “pasar” sirve para indicar que se va a un punto, para cumplir un encargo o para enterarse de algo: “Pasaré mañana por tu casa”. “Pasar” simplemente puede indicar “ocurrir, acontecer, suceder”: “Aquí ha pasado algo grave”.

Si decimos de alguna fruta que “se ha pasado”, estaremos significando que ya no está en sazón y que empieza a pudrirse: “No coma esa manzana como postre porque ya se pasó”.

En el ámbito político o en donde existen bandos o partidos, “pasarse” puede señalar que alguien se va a la banda opuesta: “Ya no lo contamos porque se pasó a la oposición”.

Además, los argentinos tenemos la costumbre, cuando hemos descollado en alguna tarea, de usar el pronominal “pasarse”: “¡Te pasaste con la nota del examen!”.

Y ¿qué decir en cuanto a “lo pasado, pasado” o debe decirse “lo pasado, pisado”? El diccionario nos da la primera forma como modo de exhortarnos a perdonar los motivos de queja o de enojo; pero, en la expresión oral, se oye más la segunda locución para dar a entender que lo malo puede obviarse, como se hace cuando con el pie borramos algo, con el calzado, en el piso.

También podemos “pasar por alto” alguna cosa, con lo que estaremos señalando que lo omitimos, que lo olvidamos, que no lo tuvimos presente o que prescindimos de ello en forma deliberada.

Hay acciones desagradables para las que también usamos locuciones formadas con “pasar”: se trata de “pasar por encima” y de “pasar de largo”. Empleamos la primera si nos referimos a atropellar física o anímicamente a alguien. Así: “Me ignoró y me pasó por encima”. Se usa cuando, en relación con un empleo, no se respeta una jerarquía y se ignora al que debe promocionarse: “Si se hubiera concursado el cargo, no le habrían pasado por encima a Daniel”. En cuanto a “pasar de largo”, significa no detenerse cuando se debe o no hacer reparo o reflexión en lo que se lee o trata: “No respetó el semáforo y pasó de largo” y “Se ha pasado de largo los artículos más importantes de la publicación”.

Una persona “se pasa de lista” cuando pretende aparecer como más inteligente que el resto, aunque no sea así: “Quiso pasarse de listo y borró información importante”.

Hay una expresión coloquial muy española, no demasiado divulgada entre los mendocinos en cuanto a su significado, aunque vemos que denota una realidad que conocemos bien; nos estamos refiriendo a “por donde pasa, moja”, que denota que quienes manejan caudales ajenos suelen aprovecharlos, no siempre de manera lícita.

Y, por fin, ¡qué bueno es tener “un buen pasar”!: esta locución sustantiva se aplica tanto al que vive disfrutando de muchas comodidades, como al que goza de una buena remuneración que le permite llevar una vida holgada.

*La autora de la nota es profesora de consulta de la UnCuyo.

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