La muerte de un líder político como el ex presidente norteamericano James Carter merece una reflexión sobre su trayectoria y en este caso, su impacto en nuestro país. Carter enfrentó importantes problemas económicos globales y mucho se ha dicho y escrito sobre las dificultades de su gobierno. Al efecto del segundo shock petrolero en 1979 (cuando el barril subió de 9 a 27 dólares) se agregó el impacto geopolítico de la caída del Shah y el ascenso de Khomeini y su teocracia y la toma de los rehenes de la embajada de Estados Unidos que ensombreció el último año de su mandato (incluido un frustrado intento de rescate militar).
En materia de derechos humanos y defensa de la democracia en el mundo, su obra fue muy relevante no solo durante su presidencia, sino tras finalizar su mandato. Gracias a su apoyo político, en septiembre de 1979 la Argentina de la dictadura militar recibía la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y recogía más de 5500 denuncias de desapariciones, privaciones de la libertad, violaciones de derechos y garantías en general, a las que se sumaron las 3.000 obtenidas por organismos de derechos humanos.
Aquel hecho marcó un antes y un después en el esclarecimiento de lo que estaba sucediendo en nuestro país, el terrorismo de Estado, la desaparición de personas víctimas de la represión ilegal, secuestros, robos de bebés, retención en centros clandestinos de tortura, asesinatos.
A través del gobierno de Carter, se logró el permiso de las autoridades argentinas para la crucial visita de dicha Comisión. También fue relevante el papel que desempeñó Patricia Derian, funcionaria de la administración Carter a cargo de la Secretaria Adjunta de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios en el Departamento de Estado, quien visitara Argentina en 1977 para informar luego al gobierno de Estados Unidos sobre las violaciones a los derechos humanos que tenían lugar en este país.
Los hechos más graves ocurrieron entre los años 1976 y 1978, es decir, con anterioridad a la visita de la Comisión. De hecho, lo más fuerte y masivo de la represión tuvo lugar en 1976 y en 1977. Desde entonces, ya el presidente Carter buscaba que el gobierno militar invitara a la CIDH. Su compromiso con los derechos humanos y la democracia en el continente lo obligaba a atender las graves denuncias de los familiares de desaparecidos y miembros de los organismos de derechos humanos que se realizaban ante organismos internacionales y en diversos países. Además, la administración Carter debía reponerse de la guerra de Vietnam y demostrar que Estados Unidos enfrentaba la cuestión de los derechos humanos con seriedad, con el agravante del desprestigio que significaba haber apoyado la dictadura de Pinochet y haber respaldado y alentado los golpes militares en Sudamérica.
El informe de la Comisión sobre Argentina, decía que “personas pertenecientes o vinculadas a organismos de seguridad del gobierno han dado muerte a numerosos hombres y mujeres después de su detención (esta es) la situación de miles de detenidos desaparecidos”. La presión del gobierno de Carter sirvió para que en su declaración anual el organismo mencionara el caso argentino. El informe fue dado a conocer por la Comisión, pero paradójicamente no fue publicado oficialmente por la OEA y los medios de comunicación argentinos rechazaron el informe de la CIDH.
Es por eso que resulta muy oportuno recordar el compromiso y la influencia de la administración Carter en materia de derechos humanos y democracia en Argentina y América Latina y el fuerte giro que produjo respecto de las administraciones anteriores. También poner en valor el rol de su entonces Subsecretaria de Derechos Humanos Patricia Derian, quien fue testigo fundamental en el juicio a las juntas militares desarrollado en 1985.
James Carter fue clave en denunciar los actos de la dictadura y, en consecuencia, en salvar vidas. Ese compromiso de su gobierno con los derechos humanos ya se había evidenciado en setiembre y octubre de 1976, durante la campaña electoral presidencial, y se reforzó cuando asume en enero de 1977 en su discurso de posesión. En esa oportunidad, declara una adhesión total al compromiso con los derechos humanos, reafirmada en mayo del mismo año al posicionarlos como lineamiento de su política exterior. Nunca antes ni después de la Administración Carter el tema derechos humanos fue un eje central de la política exterior de los Estados Unidos.
La histórica visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la Argentina del 6 al 20 de septiembre de 1979, como lo señala el Dr. Marcelo López Alfonsín en su libro recientemente publicado “Carter y Los Derechos Humanos en Argentina” (Ed. Jusbaires) “no hubiera ocurrido sin el apoyo firme de Jimmy Carter y ayudado por las visitas en marzo y agosto de 1977 de la primera Subsecretaria de Estado para los Derechos Humanos y Humanitarios de Estados Unidos, Patricia Derian, que contó además con el apoyo de organismos de derechos humanos y ayudó a sentar las bases para la preparación del histórico informe de la Comisión de abril de 1980, así como el Juicio a las Juntas en 1985 en el que Derian también testificó el 14 de junio, con el que contribuyó al restablecimiento de la democracia en Argentina, cuyo 40 aniversario de democracia ininterrumpida se celebra en 2023″.
Es justo destacar el papel de Carter en la historia de las relaciones entre Argentina y los Estados Unidos, y reafirmar sus esfuerzos por promover la causa de los derechos humanos y la democracia en el continente y el compromiso de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas. La democracia, la promoción y respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales son conceptos interdependientes e inseparables.
Para dejar clara la relevancia de Carter, como se señala en el libro mencionado, se destaca el testimonio del propio Raúl Alfonsín en sus declaraciones recogidas en el Museo Carter en Atlanta: “El presidente Alfonsín cree que la política de derechos humanos de Jimmy Carter salvó miles de vidas en Argentina”.
Quienes creemos en los valores republicanos del estado de derecho, la democracia y los derechos humanos, debemos hoy rendir un justo homenaje a James Carter ante su partida.
* El autor es Vicerrector de la UNCuyo. Director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales y de Integración, UNCUYO.