Breve historia de la Navidad

En la Edad Media se establecieron costumbres y liturgias que fueron dando forma a la celebración navideña. En la modernidad la gente se congregaba en los templos y luego se participaba de una festividad por la noche.

Breve historia  de la Navidad
La Navidad a través de la historia

Los cristianos del siglo I no celebraban la Navidad. Su despreocupación por el nacimiento y la infancia de Jesús nacía de su firme creencia en que la segunda llegada de Cristo. Consecuentemente, los cristianos celebraron el bautismo, la eucaristía y la Pascua, durante los tres primeros siglos.

Algunas décadas después de la muerte de Jesús, el Evangelio de san Lucas se convirtió en uno de los más influyentes. Tanto Lucas como Mateo reorientaron la expectativa y dieron importancia a la infancia de Cristo, considerando que el fin de los tiempos estaba lejos.

“A partir del año 313 -señala el historiador Francisco José Gómez Fernández-, y por medio del Edicto de Milán o de Tolerancia, la fe en Cristo fue legalizada, por lo que la Iglesia pudo salir de la proscripción y mostrarse abiertamente en la sociedad romana (…) se precisó la fecha de la fiesta de la Navidad, con el fin de unificar su celebración para todos los cristianos. Se comenzó a implantar un tiempo de preparación para esta, el Adviento; se desarrolló la liturgia propia de la noche del Nacimiento, precedente de la Misa del Gallo, y se erigió un templo, la basílica de la Natividad, en el mismo lugar en el que Jesús había venido al mundo. La Iglesia señalaba sus caminos, destacaba sus hitos y erigía sus santuarios”.

Durante la Edad Media se establecieron costumbres y liturgias que fueron dando forma a la celebración navideña. Ya durante la modernidad la gente se congregaba en los templos y luego de la celebración religiosa participaban de una festividad durante la noche. El día de Navidad del año 1581 el rey español Felipe II, escribió a sus hijas: «la pasada noche me acosté a las tres porque se acabó poco antes la Misa del Gallo...».

Esta cuestión fue creciendo hasta llevar los festejos de la calle a los hogares, en un primer momento los de las familias más pudientes.

Hacia 1800 era común que se iluminaran los salones familiares y se disfrutara de grandes fiestas. Estas consistían en cantar, bailar y recitar. No faltaban las tortas navideñas, que en España eran llamadas hojaldres, y de vino dulce o licores caseros.

Todo cambió, verdaderamente, con la popularidad de “Un Cuento de Navidad " de Charles Dickens publicado en 1843. Gracias al mismo, los británicos sintieron su renovado sentido de espíritu festivo durante los meses de invierno y comenzaron a imitar a la elite incorporando la celebración hogareña.

Estamos en plena época victoriana, con los ojos del mundo puestos en Gran Bretaña. Poco tiempo más tarde el resto de Occidente se vio impactado del mismo modo.

* La autora es historiadora.

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