Breve historia de la droga

Para nuestro insigne General San Martín, en tiempos de lucha por la libertad, el día comenzaba siempre de la peor manera, atacado por fuertes dolores que calmaba con el uso de sustancias adictivas.

Breve historia  de la droga
Drogas en la antigüedad

Desde los umbrales de la humanidad, distintas plantas han sido utilizadas para generar éxtasis religioso, placer o disminuir el dolor, incluyendo el que generan las enfermedades mentales.

Fue en Mesopotamia donde se registró de manera escrita la primera droga, nada más y nada menos que el opio. Los egipcios y griegos también lo utilizarían.

Durante la Edad Media se emplearon plantas de este estilo para preparar jarabes, elixires y brebajes. Siendo trabajo de las hechiceras y brujas, principalmente.

Con el “descubrimiento” de América, no sólo se introdujeron riquezas a Europa, también llegaron numerosas sustancias con propiedades psicoactivas. Podemos nombrar al café, al tabaco, al cacao y a nuestro querido mate. Claro que una de las grandes estrellas fue la coca.

Con el siglo XIX aparecieron los laboratorios, primero en forma de farmacias o boticas. Así por vez primera vez se pudo dosificar gracias al descubrimiento de los principios activos.

Inevitablemente, se incrementó el consumo de sustancias y con ello los primeros casos de acostumbramiento, adicción y muerte por sobredosis.

Entre los casos de acostumbramiento podemos mencionar a José de San Martín. Para nuestro insigne general, en tiempos de lucha por la libertad, el día comenzaba siempre de la peor manera, atacado por fuertes dolores que calmaba con el uso de sustancias. Podemos conocer dicha realidad gracias a la correspondencia entre sus allegados y colaboradores: “He procurado —escribió Pueyrredón a Guido— con insistencia persuadir a San Martín que abandone el uso del opio, pero insuficientemente, porque me dice que está seguro de morir si lo deja; sin embargo me protesta que sólo lo tomará en sus accesos de fatiga”.

Años más tarde refiere Guido: “A más de la dolencia casi crónica que diariamente lo mortificaba, sufría de vez en cuando de agudísimos ataques de gota. Su médico, el Dr. Zapata, lo cuidaba con incesante esmero induciéndole, por desgracia, a un uso desmedido del opio, a punto que convirtiéndose esta droga, a juicio del paciente, en una condición de su existencia, cerraba el oído a las instancias de sus amigos para que abandonase el narcótico —muchas veces le sustraje los pomitos que lo contenían— y se desentendía del nocivo efecto con que lenta pero continuamente minaba su físico”.

Hacia finales del mismo siglo, la figura de Sigmund Freud marcó un antes y un después en los temas relacionados al consumo, pero en este caso de cocaína. El mismo psiquiatra usaba la droga personalmente, fue el primero en recomendarla como tónico para curar la depresión y la impotencia sexual.

En 1884, el austríaco publicó un artículo titulado “Über Coca” (Sobre la Coca) en el cual promovía su uso, llamándola “mágica”. Digamos que Freud no era un observador objetivo. Consumía cocaína tan regularmente que ya era adicto, lamentablemente también la prescribía ocasionando la muerte por sobredosis a uno de sus pacientes.

Debemos aclarar que por entonces y durante cincuenta años la cocaína fue legal en el mundo, se utilizó incluso en la industria alimenticia y no era la única: a principios del siglo XX se podían conseguir jarabes de heroína para niños.

* La autora es historiadora.

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