Biden planteó su visión del rol de Estados Unidos en su primera cumbre del G-7. Su idea central fue que Estados Unidos ha vuelto al mundo, buscar restituir su liderazgo y reconstruir los vínculos con Europa.
El G-7 está integrado por las 7 economías “más desarrolladas” del mundo, fue organizado a fines del siglo XX cuando la caída del muro de Berlín simbolizó el derrumbe del comunismo.
Mucho ha cambiado en estas 3 décadas y en particular el rol del crecimiento de China y su rol internacional. Al constituirse el G-7 Rusia pasó a integrarla, no por su desarrollo económico sino por su importancia militar. Participaba de sus reuniones parcialmente, pero en 2014 fue excluida como sanción por la ocupación de Crimea.
Biden planteó una reconstitución de Occidente como actor global, con China y en menor medida Rusia como las potencias antagónicas. Refuerza esta idea con los valores: democracia y derechos humanos como propios de occidente frente al autoritarismo que predomina en Asia, África y Rusia. Quiéralo o no, el nuevo gobierno estadounidense está volviendo a crear un mundo polarizado. Cuatro días después, el canciller Antony Blinken denunció la creciente inversión en defensa de China.
Paralelamente el presidente estadounidense participó en la conferencia de seguridad de Múnich. Es el foro más importante que se realiza anualmente sobre seguridad internacional y que se hace en dicha ciudad alemana. Biden fue el primer presidente de su país que participó como expositor en esta conferencia. Ante todo, enfatizó el compromiso con la OTAN destacando el cumplimiento de su artículo 5, que obliga a todos los miembros de la alianza a defender a cualquiera de ellos si es atacado por un país ajeno a la organización. Ratificó el anuncio de suspender el traslado de Polonia del 10% de las tropas estadounidenses estacionadas en la Alemania en el marco de la OTAN. En su discurso, Biden, lanzó duras críticas a China y a Rusia, países a los que describió como competidores en una fuerte pugna en la carrera hacia el futuro. Sostuvo “tenemos que prepararnos para una competición estratégica a largo plazo con China”. Reclamó a la potencia asiática “que juegue con las mismas reglas” que el resto del mundo. También criticó a Rusia a quien exigió que se abstenga a recurrir a tácticas de intimidación y que permita a los países que elijan libremente y sin amenazas su propio futuro. Agregó: “sus líderes intentan describir como si fuéramos tan corruptos como ellos” y acusó a Putin de debilitar el proyecto europeo y unidad transatlántica. El presidente estadounidense dijo: “no podemos regresar a los bloques de la guerra fría” pero es lo que realmente está haciendo.
Revitalizar el acuerdo nuclear con Irán que abandonó Trump es el objetivo más concreto en medio Oriente. El gobierno iraní ha insistido en que la administración estadounidense debe levantar todas las sanciones impuestas por Trump. El ministro de relaciones exteriores iraní ha dicho que si esto es así “anulará inmediatamente sus medidas de represalia contra Estados Unidos”. Esta respuesta de Irán fue al día siguiente de que Biden manifestó su propósito en la cumbre del G-7. Como muestra de buena voluntad, suspende las sanciones unilaterales anunciadas por Trump en septiembre, que no fueron avaladas por el consejo de seguridad de la ONU. En otro nivel, el departamento de Estado resolvió que aliviará las restricciones de movimiento a los diplomáticos iraníes ante la ONU que limitaban sus movimientos en Nueva York. Putín elogió las medidas de distensión diciendo a través de su portavoz: “dejar de pedir sanciones es algo bueno, es un hecho positivo”.
Biden también dijo que “debemos hacer frente a las acciones desestabilizadores de Irán en todo el medio Oriente”. La organización internacional de la energía atómica (OIEA) visitó Teherán el 22 de febrero. Esta gestión no tuvo un buen resultado. Los 3 países europeos firmantes del acuerdo (Alemania, Reino Unido y Francia) lamentaron la poca flexibilidad iraní, mientras que China y Rusia (los otros 2 firmantes con Estados Unidos) respaldaron la posición de Teherán con su silencio.
Más allá del enfoque global de Biden es claro que América Latina no está entre sus prioridades.
*El autor es Consultor y Escritor.