En el despuntar del por siempre blanquiceleste mes de la Patria, la Fuerza Aérea Argentina inscribió una epopeya con hechos de formidable compromiso y heroísmo. Convocados por el mismo llamado que inmortalizaron los versos de “La Marsellesa” un 1 de mayo de hace 39 años, sus soldados alados despegaron para recuperar las lejanas Malvinas, arrebatadas 150 años atrás por la prepotencia colonialista del imperio inglés.
Como un nuevo San Lorenzo, 55 hombres enfrentaron el primer desafío contra la muerte y el cumplimiento del juramento que sólo se le exige al soldado. Para la FFA, su bautismo de fuego. Después de 74 días de desigual batalla, descendió nuevamente el pabellón argentino del mástil en la isla Soledad del turboso suelto tan querido y hoy espera su definitivo izamiento, en un futuro no tan lejano y en paz.
Acompañemos a quienes volvieron. Mantengamos vivo el recuerdo de quienes murieron. La Patria, alma invicta de la Nación, honrará por siempre su memoria, imbuida de gloria. Porque ésta no es hija de la victoria, sino del sacrificio y la abnegación
