La decisión de no unirse a los BRICS permite distinguir entre la política como estrategia de Estado -la gran política: trayectoria de desarrollo, política exterior, estrategias económicas internas e internacionales- y la política y estrategia de gobierno- el corto plazo: decisiones para solucionar los problemas del presente y medidas frente a los problemas sociales y políticos internos. El cambio significativo en la política exterior entre las administraciones anterior y actual desconcierta internacionalmente. Contrariamente a las predicciones apocalípticas sobre los BRICS y su ampliación, la no participación de Argentina no afecta su expansión.
La iniciativa BRICS Plus es sólida: Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se unieron como nuevos miembros. Otras naciones del Sur Global expresan interés en unirse. Argentina pierde una oportunidad para fortalecer relaciones con algunos socios y ampliar conexiones con otros mercados. BRICS Plus representa 27% del PIB mundial y 47% de su población. Controla 60% de las reservas mundiales de petróleo y gas e incluye a los mayores exportadores e importadores mundiales de petróleo.
Cambios drásticos en las políticas externas pueden tener efectos perjudiciales, afectando su sociedad y tensando sus vínculos bilaterales y multilaterales con otras naciones. Los países luchan por encontrar un equilibrio entre políticas estatales que abarcan principios, normas y objetivos a largo plazo, y políticas gubernamentales inmediatas en salud, educación, justicia social y defensa. Las primeras tienen una perspectiva de largo plazo, las segundas suelen estar determinadas por consideraciones de corto o mediano plazo, influenciadas por factores políticos internos. La incapacidad para negociar acuerdos políticos impide encontrar y acordar puntos en común sobre principios, objetivos y políticas estratégicas para el futuro, permitiendo que la nación sea influenciada por agendas de grupos de interés, externos e internos, que no coincidan con los intereses argentinos. Esta situación puede perpetuar un ciclo perjudicial dentro del panorama político y sus mecanismos de distribución del poder. Desde el fin de la Guerra Fría Argentina es uno de los socios más cercano a Estados Unidos.
Según la retórica y el plan económico del presidente Milei, su intención es fortalecer los vínculos políticos con ellos. Unirse al grupo BRICS Plus no era un obstáculo a una posición pro estadounidense y podría alentar mayor atención de Estados Unidos y Europa hacia la región. Brasil ha tenido una relación históricamente cercana a Washington, con dimensiones políticas, económicas, sociales, culturales y militares. Aun así, fue miembro fundador de BRICS y el primer país en desarrollo en establecer una asociación estratégica con China. Dada su proximidad geográfica e histórica con Estados Unidos es inevitable que países sudamericanos, como Brasil y Argentina, busquen vínculos positivos con Washington. Fomentar buenas relaciones con Europa también es beneficioso. Pero mantener relaciones con el Norte no debería hacerse a expensas de forjar conexiones sólidas con naciones del Sur Global.
Dado que Estados Unidos yla UE han mostrado un compromiso limitado e indiferente hacia América del Sur y considerando lejana la integración económica de la región, es un error estratégico pasar por alto los vínculos con China en comercio, inversiones y el intercambio de experiencias, especialmente en políticas industriales. A medida que la Franja, la Ruta y el Desarrollo Global de Beijing generan impacto global, América del Sur debe adaptarse al nuevo contexto mundial. Al fomentar vínculos políticos y económicos más allá de la OCDE e involucrarse con entidades como los BRICS, la región puede mantener una posición no alineada, equilibrada, y navegar eficazmente las complejidades del siglo XXI. La victoria de Milei resaltó un problema regional más amplio. En medio de serios desafíos económicos y polarización sociopolítica, la política partidista, caracterizada por agendas personalistas, impulsada por ideologías y valores estrechos, deja atrás los verdaderos intereses de la sociedad.
El “efecto Donald Trump” golpeó duramente a Argentina y Brasil. Ambos países deberían alejarse de enfoques populistas y extremistas y abocarse a crear un nuevo contrato sociopolítico que priorice políticas pragmáticas, arraigadas en iniciativas gubernamentales de corto plazo y en estrategias de largo plazo dirigidas por el Estado, centradas en el desarrollo humano sostenible; fomentar la colaboración entre países y otros socios del Sur Global como los BRICS. Ampliar la unidad y la participación cívica, el compromiso internacional y la creación o fortalecimiento de alianzas, en contraposición al aislacionismo, puede contribuir a lograr esos objetivos. Unirse a los BRICS Plus era una buena política estratégica de Estado, que agregaba posibilidades futuras y no afectaba las soluciones a los problemas internos de corto plazo de Argentina.
*El autor es doctor en Sociología. Investigador.
*La fuente primaria del presente artículo fue publicada por Li Xing y Pedro Steenhagen, bajo el título “Missed opportunity”, el 30 de enero de 2024, en el China Daily Global Edition.