Desde hace varias décadas vivimos de crisis en crisis y lo tomamos casi naturalmente, somos hijos del rigor, viviendo con frases hechas como “somos el granero del mundo” o “tenemos 5 premios Nobel”, casi siempre nos sentimos “los mejores del mundo” y hasta ahora veníamos respaldados por tener un país rico, naturaleza generosa y gran poder de sobrevivencia, pero en estos momentos parece que todo va cambiando vertiginosamente y no por buen camino.
El pueblo que le gusta vivir en libertad y en democracia transita un rumbo flanqueado por un lado por una interminable pandemia y por el otro por un gobierno lleno de vicios, errores y hasta mala fe en la mayoría de las medidas que toma. Pretendidos desplazamientos de jueces en forma arbitraria, ofensiva contra la Corte Suprema de Justicia, intención de colocar adeptos en la justicia electoral, intento de Reforma Judicial, copamiento de oficinas de control, etc.
Típico de las intenciones autocráticas y mientras tanto el pueblo republicano estático, mirando impávido y falto de reacción contemplando la decadencia que pronto lo devorará.
Empresas yéndose del país, ciudadanos autoexiliándose, dólar sin controle inflación descontrolada haciendo que nuestra moneda no tenga valor y eso significa que nuestros sueldos se desvalorizan continuamente.
Aumento de la pobreza a niveles alarmantes, inseguridad en aumento, tomas de tierras inducidas con la correspondiente pérdidas de derechos (entre ellos propiedades) de muchos argentinos y un gobierno apático que parece no inmutarse.
Los que tenemos varios años podemos decir que desde el retorno de la democracia nunca vivimos algo así. Estamos presenciando el derrumbe de nuestra nación y lo estamos tomando como una crisis más y en la confusión por la pandemia seguimos siendo llevados hacia la oscuridad.
Hasta aquí parece un relato apocalíptico típico de una novela de ficción pero, ¿qué no es real de lo manifestado?
Las crisis que mencioné aparecieron y se superaron solas pero la actual situación se debe resolver con la participación de toda la ciudadanía en forma mancomunada exigiendo, dentro de la Constitución y leyes vigentes que el gobierno actual vuelva a la senda que la democracia exige, que las autoridades se comprometan en dar el bienestar general a la nación, que convoquen a trabajar a la oposición en un ámbito de respeto, que dejen de lado la soberbia, la injerencia en los otros poderes del Estado y hasta los caprichos de una minoría del poder que mantiene en vilo a la comunidad con procederes no democráticos como los que se ven hoy.
Es responsabilidad de la ciudadanía en general resguardar las instituciones, la Argentina es y será de los argentinos de bien que aman la libertad y la vida en progreso. No hay déspota que pueda triunfar si el pueblo con decisión y la razón hacen cumplir lo que nuestros próceres nos legaron desde la formación misma de la patria. Argentina es y será siempre Argentina y en estos momentos nuestro destino está en juego. Para los riesgos en que se encuentra el país las elecciones están muy lejos.