Argentina hace cien años

Para los argentinos 1921 fue un año prometedor que da paso a otro cargado de esperanza. Para aquellos compatriotas, Jano personificó la transición hacia un futuro colmado de vanguardia y progreso. Cien años más tarde, esas palabras ya no están en la agenda nacional.

Argentina hace cien años
Jano personificó la transición hacia un futuro colmado de vanguardia y progreso.

Jano es un dios originalmente romano, que no se inspiró -como tantos- otros en la mitología griega. Era considerado símbolo de transición, entre buenos finales y esperanzadores inicios. Debido a estas características posee dos caras: una mirando hacia el pasado y otra en dirección al futuro.

El término “Enero” es una derivación de su nombre, haciendo hincapié en lo que vendrá. Sin robarle protagonismo a dicho aspecto, durante estas fechas tendemos a ver su otro perfil, generando un balance ineludible sobre lo que ganamos y perdimos en los últimos doce meses.

Haciendo uso de su simbolismo iremos un poco más allá, navegando a través de la mirada de Jano hacia una Argentina lejana, convirtiéndonos en un habitante de 1921.

El día nos encuentra paseando por calles repletas de inmigrantes, las damas nos saludan con una ligera inclinación de cabeza, sólo en caso de conocernos. Mientras que los caballeros les responden quitándose el sombrero con la mano derecha e inclinándose ligeramente hacia adelante.

No nos detendremos a charlar con nadie, pues sólo la gente inculta y vulgar conversa en la calle. Llegamos a casa a tiempo.

En medio del almuerzo recibimos una llamada telefónica. Por suerte no estamos en 2021 y en este caso no es mala educación levantarse para atender. Se trata aún de un recurso escaso y utilizado realmente en casos de urgencia.

Sobre la higiene hay temas establecidos. Siendo mujer es importante lavarse la cabeza, por lo menos, una vez al mes. Este lavado debe ser de calidad. La idea es proteger al cabello de los jabones que atentan contra su salud. De ser hombre corresponde una vez por semana y usar gomina aún no es algo elegante.

Es importante cuidar los dientes, eligiendo con cuidado los polvos o pomadas para limpiarlos, su mayoría contiene piedra pómez.

Nuevamente en la vereda nos encontramos con niños, distinguimos a duras penas su género ya que el hombre debe llevar el cabello largo hasta los cinco años y a partir de entonces bien corto. Siendo adulto el cabello largo es símbolo de suciedad y poca seriedad, por eso muchos delincuentes lo llevan así.

En la capital federal está de moda una forma de ejercicio conocido como gimnasia Sueca, algo similar a Pilates. Han comenzado a practicarlo algunas mujeres y suma adeptos día a día. Aún no está muy claro si el deporte es recomendable, así que muchos prefieren cuidar su salud gracias a tónicos o pastillas.

Así, leyendo los periódicos vemos publicidades tentadoras: lociones que prometen devolver la juventud, mejorar el sistema digestivo, otorgar un sueño tranquilo y abrir el apetito al mismo tiempo.

Sin dudas, 1921 es maravilloso. Tras la guerra se reanudaron las comunicaciones navales con Europa y el mundo vuelve a despertarse. Toda una revolución cambia por completo la moda, mientras los automóviles inundan las ciudades al ritmo del jazz.

Para los argentinos es un año prometedor que da paso a otro cargado de esperanza. Para aquellos compatriotas, Jano personificó la transición hacia un futuro colmado de vanguardia y progreso. Cien años más tarde, esas palabras no están en la agenda nacional. Esperemos encontrarlas, entre el mar de impuestos que asoman para 2022 y que Jano nos muestre su rostro más afable.

*La autora es Historiadora.

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