El inicio de una relación excepcional entre reclutador y candidato
Cuando hablamos de amor a primera vista, una de las primeras referencias que se me viene a la mente es la obra “Romeo y Julieta”, que retrata el amor que nace a primera vista. Pero, ¿podemos trazar un paralelismo entre esta noción romántica de este amor a primera vista y el mundo del reclutamiento? ¡La respuesta es sí!.
En los recursos humanos, concretamente en el área de reclutamiento, hay ocasiones en las que una entrevista de trabajo se convierte en algo más que una simple evaluación de habilidades y competencias. En ese breve encuentro se puede encender una chispa especial donde se siente una conexión instantánea entre reclutador y candidato.
Así como en el amor a primera vista, a este fenómeno podríamos denominarlo “amor a primera (entre) vista”. Sucede en contadas ocasiones pero puede cambiar las reglas del juego en la selección de talento e influir positivamente en el desarrollo de una relación laboral exitosa y satisfactoria.
En el concepto de ‘amor a primera vista’ y el proceso de reclutamiento hay un hilo conductor sorprendente. Este paralelismo inesperado es el de la generación de una conexión instantánea y poderosa entre dos partes, basada en una serie de primeras impresiones. En el lenguaje de los recursos humanos, a este fenómeno lo denominamos ‘dominio de la afinidad’, un mecanismo clave que facilita una interacción efectiva y exitosa entre reclutadores y candidatos.
Esta afinidad se puede explicar a través de una fórmula denominada “la matemática del amor” que fue desarrollada por Hannah Fry, matemática del UCL Centre for Advanced Spatial Analysis en Londres, en el que describe y da solución al “problema de la unión estable”, es decir, al reto de conseguir la afinidad entre dos personas. Según Fry, la química y la afinidad son componentes esenciales para una relación exitosa, ya sea romántica o laboral.
Aquí intentaré explorar cómo el primer encuentro puede generar una conexión especial entre empleador y potencial empleado, estableciendo las bases para una relación profesional sólida y exitosa.
1- El magnetismo inicial: una conexión más allá de las palabras.
Según un estudio realizado por Albert Mehrabian, la comunicación no verbal representa el 93% de la información que damos a los demás. Cuando dos personas se encuentran y sienten una conexión instantánea, a menudo es debido a una comunicación no verbal que trasciende las palabras. En una entrevista de trabajo, los gestos, la expresión facial y la postura corporal pueden transmitir confianza, empatía y entusiasmo, sentando las bases para una relación laboral sólida.
2- Alineación de objetivos y visión.
El amor a primera vista se basa en la atracción mutua y en la sensación de que ambas partes comparten una misma visión. De manera similar, durante la entrevista de trabajo, empleador y candidato pueden descubrir que comparten valores, objetivos y una visión común para el futuro. Un informe de Randstad afirma que sólo un 35% de empresas tienen en cuenta competencias personales para la selección de personal. Lo que valoran es que tengan la misma visión y objetivos.
3- Despertando la creatividad y la colaboración.
En los encuentros donde surge el amor a primera vista, hay una chispa de creatividad y una energía única que puede desencadenar resultados sorprendentes. En el ámbito laboral, esta chispa puede manifestarse en la forma en que el empleador y el potencial empleado colaboran para encontrar soluciones innovadoras y desarrollar ideas frescas.
La creatividad es un factor que debe tenerse en cuenta, ya que es uno de los principales que marcarán el futuro del empleo en un 85% a nivel mundial según un estudio de Steelcase. Es decir que será una de las habilidades más valoradas para el futuro.
4- Confiando en la conexión mutua.
En el amor a primera vista, la confianza se establece de manera casi instantánea. En la primera entrevista de trabajo, puede desarrollarse un nivel de confianza mutua entre el empleador y el potencial empleado. Esta confianza puede basarse en la intuición, experiencias previas, referencias y la capacidad de establecer una conexión auténtica. Con una base sólida de confianza, ambas partes pueden avanzar con seguridad, sabiendo que cuentan con un equipo en el que pueden confiar.
El “amor a primera (entre) vista” puede ser el comienzo de una colaboración excepcional en la que ambas partes encuentren satisfacción, logros y éxito en su camino conjunto hacia el cumplimiento de metas y aspiraciones.
Se puede seguir debatiendo este tema desde diferentes aristas muy diversas pero para concluir, es necesario reconocer que la primera entrevista puede marcar el comienzo de una relación laboral grandiosa. Pero no termina ahí; hay que tener en cuenta que la selección de personal basada únicamente en la “química” no es objetiva; no dice nada sobre la formación y la forma de trabajar del candidato. Siempre debemos buscar, indagar y encontrar un equilibrio entre esta química que se genera en la entrevista y las habilidades técnicas que posee el entrevistado.
* El autor es CEO de Fichap.