El 7 de octubre, en el Consejo de DDHH de la ONU, se votó el pedido para que se investigue el informe presentado por Michelle Bachelet que confirma la violación de estos derechos por parte del gobierno venezolano. La decisión fue prolongar dos años más la misión internacional independiente creada en 2019 para investigar las violaciones a los derechos humanos en la represión de la oposición venezolana. La decisión fue aprobada por 19 votos, con 5 negativos y 23 abstenciones. Votaron a favor Estados Unidos y Canadá en Norteamérica, y Paraguay y Brasil en América Latina; de la región votaron en contra Bolivia, Cuba y Venezuela, mientras que Argentina, Honduras y México se abstuvieron. Se dio así una coincidencia de Brasil y Estados Unidos, votando en contra de Venezuela en momentos que Washington y Brasilia tienen posiciones diferentes frente a la guerra de Ucrania. El voto de Paraguay en la misma línea no es sorprendente. Es que este país es uno de los que viene votando sistemáticamente con Estados Unidos tanto en los temas globales, como en los regionales. Los países americanos que votaron en contra (Bolivia, Cuba y Venezuela) integran la Alianza Bolivariana de las Américas, la asociación política creada por Fidel Castro y Hugo Chávez en la primera década del siglo XXI. En cuanto a los que se abstuvieron, son países que buscan un equilibrio sin condenar al régimen de Maduro.
Ese mismo día se votó en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el proyecto para investigar las violaciones a los derechos humanos por parte de China contra la minoría uigur. Se trata de una población de fe musulmana que habita la provincia de Xinjiang. Se impuso la negativa a investigar por 19 votos, frente a 17 que apoyaron la iniciativa y 11 que se abstuvieron. Del continente americano optaron por la abstención Argentina, México y Brasil. Los dos primeros se abstuvieron también en la votación sobre Venezuela y no acompañaron la postura de Estados Unidos, pero Brasil, que votó contra Venezuela, se abstuvo en el caso de China. Bolivia y Cuba votaron por el rechazo, posición coherente por su cercanía con Beijing y Moscú en el plano internacional. Paraguay votó a favor de investigar, manteniendo su alineamiento con Estados Unidos, como se dio en el caso de la votación sobre Venezuela. En cambio Honduras, que se abstuvo en el caso anterior, ahora acompañó la posición estadounidense. Cabe señalar que en ninguna de las dos votaciones México y Argentina votaron con Estados Unidos, pero tampoco lo hicieron en contra, mientras que Brasil coincidió con Washington en reclamar la investigación a Venezuela, pero no acompañó su postura frente a China.
El 6 de octubre, en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) llevada a cabo en Lima, se votó para quitar la representación de Venezuela en el organismo al líder opositor Juan Guaidó. A favor de no mantenerla votaron 19 países, por la abstención se manifestaron 9 y la y la iniciativa contó con 4 rechazos, mientras que México y Venezuela estuvieron ausentes. De esta manera, la iniciativa para excluir a Guaidó no contó con los 24 votos afirmativos necesarios para aprobarse. La delegación de Antigua y Barbuda fue la encargada de postular la propuesta, por boca de su embajador ante la OEA, Ronald Sanders, quien recordó que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, retiró a su país de la OEA en abril del 2017. Para que la retirada se haga efectiva deben transcurrir dos años, por lo que Venezuela, a partir del 27 de abril de 2019, dejó de ser miembro de la OEA. Cuando el representante de la Asamblea Nacional fue aceptado en la Organización, Guaidó era también reconocido como presidente encargado (interino) de Venezuela por una buena parte de los países americanos.
El 7 de octubre, también en la Asamblea General de la OEA, 9 países americanos urgieron por la “liberación inmediata e incondicional” de todos los presos políticos en Venezuela. El texto fue suscripto por Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Paraguay y Uruguay. El texto de la moción fue leído ante la Asamblea por el embajador canadiense ante la organización, Hugh Adsett. Exhortó a “la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos, el cese del hostigamiento, el respeto a todos los partidos políticos, así como a la libertad de expresión y el restablecimiento del pleno respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales”. La Asamblea de la OEA aprobó por consenso una resolución que alienta al gobierno de Daniel Ortega a aceptar las ofertas de cooperación regional e internacional para “devolver a Nicaragua al camino de la democracia”. El texto fue patrocinado por Canadá, Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica y Estados Unidos. Instó también a Ortega a liberar a todos los opositores presos, acabar con el acoso judicial y el hostigamiento de periodistas, ONGs y miembros de la Iglesia Católica. “Es muy importante que el sistema interamericano no les dé la espalda a los nicaragüenses” dijo el Secretario General de la organización, el uruguayo Luis Almagro.
En la última semana de octubre tuvo lugar la cumbre de Cancilleres de la Unión Europea y la Comunidad de Estados de Latino América y el Caribe, 60 países. Pero mientras los 27 de la UE mostraron alto nivel de cohesión, los 33 de la CELAC confirmaron la diversidad de sus posiciones.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.