América Latina: complejidad y diversidad política

La mayoría de los países sudamericanos están incrementando su comercio con China y también los acuerdos en materia de inversiones.

América Latina produce sólo el 10 por ciento de los autos que fabrica China. Competir es muy difícil.
América Latina produce sólo el 10 por ciento de los autos que fabrica China. Competir es muy difícil.

La pugna entre Estados Unidos y China por la hegemonía global se intensifica en América Latina, pese a no ser una región prioritaria para ninguna de las dos potencias. Washington plantea como prioridad impedir el avance de China, sobre todo en el campo de las tecnologías sensibles y las relaciones militares. Impulsa un proyecto alternativo al capítulo latinoamericano de “La Nueva Ruta de la Seda” -el proyecto geopolítico más importante de China-, a través de créditos del BID para financiar inversiones de empresas estadounidenses en la región, que no parece ser suficiente para enfrentar las propuestas chinas en materia de inversiones en infraestructura. La mayoría de los países sudamericanos están incrementando su comercio con China y también los acuerdos en materia de inversiones.

México se mantiene en la órbita de Estados Unidos y percibe a China como un competidor en el mercado estadounidense al que dirige más del 80% de sus exportaciones. Cabe señalar que el presidente Andrés López Obrador acaba de poner las Fuerzas de Seguridad bajo control militar, frente a la creciente violencia del crimen organizado, que arroja en el último lustro un promedio de 30.000 muertos por año.

América Latina y el Caribe es una subregión en la cual la influencia norteamericana parece disminuir. Si bien ello puede ser consecuencia de una agenda global centrada en la guerra de Ucrania y las tensiones militares en torno a Taiwán que tienen lugar simultáneamente, el problema de la inmigración ilegal -relevante en las elecciones como la que tendrá lugar en noviembre- es la cuestión central. Los “balseros” que llegan a los Estados Unidos desde Cuba y Haití van en aumento. Los tres países del Triángulo Norte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador) son importantes tanto como origen de la inmigración ilegal, como lugar de tránsito hacia Estados Unidos atravesando México. Los tres gobiernos tienen hoy malas relaciones políticas con Washington. Nicaragua se acerca cada vez más a Rusia e Irán, al mismo tiempo que endurece su política represiva centrada, en las últimas semanas, en la Iglesia Católica. Panamá, país clave por el Canal y su rol en el comercio mundial, enfrenta fuertes protestas en los últimos meses que ponen en riesgo la gobernabilidad de un sistema político acusado de corrupción por la población. En Costa Rica, el sistema político bipartidista que dio estabilidad durante décadas hoy está en crisis y el gobierno se acerca al venezolano.

En la Región Andina crecen las tensiones políticas y los problemas de gobernabilidad. El régimen venezolano parece haber logrado salir de la hiperinflación que sufrió en los años recientes. Al mismo tiempo, incrementa su relación con Rusia e Irán, mientras se beneficia de la flexibilidad en las sanciones económicas impuestas por Washington.

En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro ha adoptado medidas que han reducido la incertidumbre de los mercados, pero ha reanudado las relaciones con Venezuela y ha otorgado a Cuba el rol de sede para las conversaciones de paz con la guerrilla del ELN. Está revisando también la política antidroga acordada por sus predecesores con Estados Unidos. En Ecuador, tras las protestas indígenas -que continúan latentes-, la violencia adjudicada al narcotráfico ha llevado al gobierno de Guillermo Lasso a declarar el “estado de emergencia” y convocar a las Fuerzas Armadas.

En Perú, el presidente Pedro Castillo enfrenta su tercer intento de destitución por el Congreso en poco más de un año, en una situación de creciente debilidad política.

El primer domingo de septiembre tiene lugar el referéndum sobre la nueva constitución chilena, la que sería rechazada pese al apoyo del presidente Gabriel Boric y la ex mandataria Michelle Bachelet. El gobierno enfrentaría así una situación política compleja, mientras crece la insurgencia de la minoría mapuche en el sur del país.

En los países del Mercosur, el tema central es la elección presidencial brasileña, las presiones de Estados Unidos sobre el gobierno de Paraguay y la reunión de coordinadores de la Celac en Argentina. Las encuestas muestran que la diferencia de Lula sobre Bolsonaro se va achicando. Hace dos meses era de 20 puntos y ahora se ha reducido a 7 y en Río de Janeiro se registra un virtual empate. La baja de la inflación -hubo deflación en julio- ha beneficiado al gobierno, que intensifica los subsidios sociales para los sectores de menores ingresos. El cuestionamiento público de la Administración Biden al Vicepresidente paraguayo, acusándolo de corrupción, lo llevó a renunciar. Paraguay es el único de los doce países sudamericanos que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Hoy Washington quiere que las mantenga, como una forma de frenar el avance de China en un área estratégica como es la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina. En este país se realiza la reunión de coordinadores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), cuyo presidente pro tempore es Alberto Fernández. Por último, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, es el que tiene hoy mejor imagen de la región en su respectivo país.

Políticamente, América Latina es hoy una región compleja, que no tiene prioridad frente a la guerra de Ucrania y las tensiones en torno a Taiwán, pero que igualmente las potencias globales pugnan por su influencia en ella.

* Rosendo Fraga, el autor de la nota, es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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