América Latina: acción de Moscú e inacción de Washington

La visita del Viceprimer Ministro ruso a Cuba, Venezuela y Nicaragua ha sido otra demostración de poder e influencia de Rusia en América Latina.

América Latina: acción de Moscú e inacción de Washington
Jair Bolsonaro y Vladimir Putin, presidentes de Brasil y Rusia respectivamente. / Archivo

La visita de Jair Bolsonaro a Moscú, es un éxito diplomático de Putin en su política hacia América Latina, en un momento álgido de la crisis entre Rusia y la OTAN. El Presidente brasileño fue enfático al expresar su solidaridad con Rusia en el conflicto, pese a que Brasil ha iniciado el proceso para ser “socio global” de la OTAN, como ya lo es Colombia en América Latina.

La perspectiva de inversiones quedó abierta en un área sensible para Washington, como es la tecnología G5. El gobierno brasileño ha convocado a una licitación abierta para adjudicar las licencias de este tipo de tecnología y la empresa Huawei se ha presentado. Para permitirlo, el gobierno de Bolsonaro excluyó de las cuatro áreas que se licitan, la que contiene las comunicaciones estatales. Tanto Putin como Bolsonaro hicieron referencia al grupo BRICS, al cual tanto Rusia como Brasil pertenecen desde que se constituyó, hace ya más de una década (China, India y Sudáfrica son los otros tres miembros).

El desafío que implica el viaje a Moscú de Bolsonaro en esta circunstancia para Washington, es consecuencia de las reiteradas críticas que ha recibido de la Administración Biden por su política medioambiental, entre otras cuestiones. Bolsonaro viajó también a Hungría y se reunió con el presidente Viktor Orban - el nacionalista húngaro que no condena a Putin- a quien la Unión Europea amenaza con sanciones por su autoritarismo.

La visita del Viceprimer Ministro ruso, Yuri Borisov, a Cuba, Venezuela y Nicaragua ha sido otra demostración de poder e influencia de Rusia en América Latina. Se trata de tres países que pueden ser considerados aliados de Moscú frente a las presiones y sanciones de Estados Unidos. El hecho es otra manifestación de la importancia que en este momento tiene América Latina para Rusia. Se trata de países que están sobre el Mar Caribe, frente al sudeste de Estados Unidos, desde los cuales un emplazamiento de misiles de alcance medio podría llegar a los Estados Unidos. En Caracas se entrevistó con el presidente Nicolás Maduro, quien dijo que “Rusia cuenta con todo el apoyo de Venezuela para disipar las amenazas de la OTAN y de todos esos países. Para que Rusia siga siendo un territorio de paz”. Al mismo tiempo, el ministro de Hacienda ruso está monitoreando el giro aperturista de la economía venezolana, que incluye privatizaciones en los sectores petrolero y minero, y la dolarización con un programa de ajuste ortodoxo, que ha concentrado el gasto.

La empresa estatal PDVSA trasladó recientemente su sede europea de Lisboa a Moscú. En La Habana, Borisov renovó los vínculos, expresando que “Cuba y Rusia mantienen un diálogo político al más alto nivel”. Cabe señalar que el 31 de diciembre de 2021 llegaron a La Habana 70.000 jeringas, 200.000 mascarillas y 95.000 unidades de insumos médicos para enfrentar la pandemia de Covid-19. También se anunció el arribo de un barco cargado de trigo como donativo. En Nicaragua el funcionario ruso trató otros temas, cómo la ampliación de la base de observación satelital que tiene en dicho país, que se encuentra en la órbita militar de Moscú. Frente a esta situación, Estados Unidos pierde posiciones en América Latina. Bolsonaro ha viajado a Moscú y se solidarizó con Rusia.

El presidente argentino, Alberto Fernández, lo hizo días antes y pidió a Moscú ayuda para “independizarse” de Estados Unidos y el Fondo Monetario. México, con su tradicional política de equidistancia, no ha apoyado a Washington frente a Moscú. Mientras tiene lugar el viaje del Viceprimer Ministro ruso a Cuba, Venezuela y Nicaragua no hay una gestión similar o equivalente desde la Administración Biden para América Latina, aunque esta forma parte de su región geográfica inmediata.

Quizás es porque la complejidad e incertidumbre de la crisis gestada entre la OTAN Y Rusia en torno a Ucrania, no permite a Estados Unidos desarrollar una estrategia global efectiva en este momento. Rusia, en cambio, lo hace no sólo en América Latina, sino también en regiones como el África Subsahariana, donde los franceses se retiraron de Malí y fueron sustituidos por mercenarios rusos. Este país africano tiene grandes reservas de uranio, que hasta ahora han sido claves para los proyectos nucleares, energéticos y militares de Francia.

La IX Cumbre de las Américas que reúne a los Presidentes del continente, se realiza en Los Ángeles, Estados Unidos, en junio de 2022, y es una oportunidad de Biden para intentar recuperar influencia en la región. Pero no serán los más.

Cabe recordar que en la última votación en la OEA -realizada este mes de febrero sobre las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua- 26 países votaron contra el régimen de Ortega. En contra lo hicieron sólo Nicaragua, Bolivia y San Vicente y las Granadinas y se abstuvieron México, Honduras, Argentina, Belice y Dominica.

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