Algunas falacias sobre el federalismo

Hay muchas maneras en que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales destruyen el federalismo y sobre todo el nivel de vida de los pueblos de las provincias argentinas.

Algunas falacias sobre el federalismo
Hay muchas maneras en que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales destruyen el federalismo y sobre todo el nivel de vida de los pueblos de las provincias argentinas.

Las tonterías que se dicen sobre el federalismo desde hace tiempo, exasperan y el actual presidente las reitera, tanto en acciones como en sus discursos y declaraciones.

No vamos a referirnos aquí a problemas generados por el colapso nacional de 1820, que, dio lugar al surgimiento de provincias sin capacidad de financiar una pequeña parte de sus gastos administrativos y no corregidos, cuando los territorios nacionales fueron reconocidos como nuevas provincias.

Siempre aparecen en los discursos las diferencias en el nivel de vida entre las diferentes provincias y entre ellas y la ciudad de Buenos Aires. Pero en lo hechos cada vez más se agudizan las políticas que perjudican al llamado interior.

Es que la dirigencia no sale de la disputa por los fondos nacionales y la pelea por quien logra saquear, más a la provincia de Buenos Aires y a la ciudad de Buenos Aires, saqueos, que, han provocado la situación desesperante de vastos sectores del conurbano bonaerense.

El gobierno solo anuncia capitales alternas en todo el territorio nacional o trasladar la secretaria de Energía a Neuquén. Siempre se trata de la burocracia, como, la tontería de que se ocupa en serio de la salud pública porque, ahora tiene el rango de ministerio en vez de secretaria.

La secretaria de energía estará en Neuquén como si todo el problema energético fuera Vaca Muerta, es decir una fuente de energía en desaparición, mientras ya se sabe que volverán los cortes de luz y las importaciones de gas en poco tiempo.

Creer que el federalismo pasa por más fondos para incrementar plantas de personal innecesario, o construir obras de escasa o nula rentabilidad social, es una falacia. En nombre del federalismo se destruyó la educación en la mayor parte de las provincias argentinas con las transferencias de los servicios educativos como lo demuestran las evaluaciones.

Hay muchas maneras en que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales destruyen el federalismo y sobre todo el nivel de vida de los pueblos de las provincias argentinas.

Una de ellas son las retenciones a las exportaciones agropecuarias y a las agroindustrias. ¿Dónde se producen los cereales y las oleaginosas, se crían los planteles ganaderos, se elaboran los productos agrícolas o se industrializa el ganado? Las retenciones son una enorme transferencia de ingresos de los productores del interior a favor del gobierno central.

Cuando se postergan los acuerdos de libre comercio se perjudica al interior. Los viticultores, las industrias frutícolas, los elaboradores de lácteos deben competir, por ejemplo, con Chile que exporta a más de cincuenta países sin pagar derechos. Las economías regionales pagan retenciones a la exportación y deben abonar derechos aduaneros de un 20% en los países donde los productos chilenos entren sin pagar nada.

Una política verdaderamente federal y que tienda a un mayor equilibrio regional pasa por terminar con esta expoliación que sufren los sectores que aportan una gran parte de las divisas del país y de la mayor parte de los puestos de trabajo privado del interior de la Argentina. Esos recursos devueltos a los que los generan darán lugar al círculo virtuoso de más inversión, más producción, más trabajo para la gente, mayores ingresos, disminución de la pobreza y de las migraciones hacia las áreas metropolitanas. Porque el problema del conurbano de bonaerense, se está extendiendo a los nuevos conurbanos de Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Mar del Plata.

Se afecta el federalismo cuando no se resuelve el problema de los costos logísticos. El presidente en el caso de la Hidrovía, en la que una licitación en trámite daba la oportunidad de bajar el valor de los fletes, solo se le ocurrió crear una sociedad del Estado, para generar cargos burocráticos a los gobernadores de las provincias ribereñas. Esa es la concepción del federalismo.

Acabamos de tener otra muestra del desconocimiento de la realidad nacional del presidente y del anacronismo de su  pensamiento cuando ahora dice que va a distribuir las tierras fiscales para los que la quieran trabajar. Hoy trabajar la tierra no depende de tener una fracción de terreno, sino de capital y de conocimiento. Y cada vez menos gente quiere dedicarse a tareas rurales. Todas las reformas agrarias sólo generaron escasez y pobreza.

En una nota anterior el que esto escribe señalaba el desconocimiento del país que muestra la dirigencia política. A ese comentario agregamos la ignorancia sobre los problemas que impiden el desarrollo y los obstáculos que deben afrontar quienes quieren producir en el país. En el gobierno actual se han olvidado de una de las premisas del fundador del justicialismo; el general Perón decía, “no puede ser ministro quien nunca ha pagado una quincena”.

El presidente acusa otra falencia, cree que sabe de economía y como si esto no bastara es soberbio, lo vemos en el airecito profesoral de sus exposiciones, a pesar de los fracasos institucionales y económicos y en primer lugar con la pandemia que no iba a venir…

*El autor es Historiador.

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