Algunas expresiones que los jóvenes no entienden (1)

Algunas expresiones que los jóvenes no entienden (1)

El paso de los años se nota no solamente en el envejecimiento físico: se advierte cuando venimos hablando y utilizamos alguna expresión que nuestros interlocutores no entienden. Se experimenta, entonces, la frustración de no ser comprendido: ¿qué quiso decir alguien al afirmar No le pidas peras al olmo o Está predicando en el desierto?

Con la primera expresión, ‘pedir peras al olmo’, se quiere significar que no hay que pretender de una persona o cosa algo que no puede o debe esperarse de ella; es ilógico que el olmo produzca un fruto que le corresponde al peral. En eso, se asemeja al sentido de la segunda frase, ‘predicar en el desierto’, pues se desea indicar que es infructuoso intentar persuadir a personas no dispuestas a admitir la doctrina o los ejemplos que se les dan. El Centro Virtual Cervantes lo consigna con una variante, en su Refranero multilingüe: Quien predica en el desierto pierde el sermón. Lo refiere a la inutilidad que demuestra el orador que pierde el tiempo ante un público poco inteligente.

Otras expresiones que pueden no ser decodificadas por los jóvenes tienen que ver con distintos aspectos, como los siguientes:

‘PONER LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES’ significa “puntualizar, aclarar las cosas de tal forma que no haya lugar a dudas o tergiversaciones”: Discutieron y Analía le puso a Juan los puntos sobre las íes.  El origen de la expresión tendría que ver, según puede rastrearse en la historia de la vocal ‘i', en la necesidad de diferenciar, en la escritura cursiva y durante la Edad Media, el diptongo ‘iu’ del diptongo ‘ui’. La diferencia se logró con el agregado del punto sobre la ‘i', costumbre que más tarde se generalizó para todos los usos de la ‘i’ minúscula.

‘SER UN CERO A LA IZQUIERDA’ indica que algo o alguien no tiene ninguna influencia para resolver algún asunto, no tiene importancia: No le pida asesoramiento a Julia porque es un cero a la izquierda. El concepto proviene del ámbito matemático ya que el cero colocado a la izquierda de una cifra cualquiera no le añade ningún valor.

‘DORMIRSE EN LOS LAURELES’ da cuenta de que alguien, luego de haber obtenido una victoria o haber alcanzado el éxito, deja de esforzarse y de luchar. ¿Por qué ‘laureles’? Porque el laurel era considerado por griegos y romanos como un árbol protector y curativo y lo tomaron como representación de gloria; la corona de laureles se usaba para honrar a los vencedores de las pruebas atléticas; para distinguir a los vencedores, se colocaban coronas de laureles a los vencedores de los Juegos Píticos y ramas de olivos a los ganadores olímpicos. El que era laureado un año no tenía por qué repetir su triunfo en la siguiente edición de juegos, sino que tenía que volver a demostrar que era el mejor para volver a ser condecorado con tal distinción, por lo cual debía seguir esforzándose.

‘SER (ALGO) HARINA DE OTRO COSTAL’ es una locución que indica que un asunto es ajeno a otro, que no tiene nada que ver con él. Es difícil entender su valor si no se conoce que, en otro tiempo, existían molinos colectivos, compartidos por varias personas; cada uno llevaba su propia cosecha de cereales para moler y hacer las diferentes clases de harina (de trigo, de centeno, de maíz, de cebada). Esos cereales diferentes eran molidos por turno y, tras obtener la harina, se depositaban en diferentes sacos, los cuales eran llamados ‘costales’ (nombre que se les daba porque, una vez llenos, se llevaban apoyados en un costado). Si alguien quería mezclar harinas de diferentes calidades, se le advertía que aquella era ‘harina de otro costal’.

‘NO SABER (ALGUIEN) DE LA MISA LA MITAD’ es una expresión utilizada para dar a indicar que alguien ignora una cosa o no sabe dar razón de ella. Sus orígenes se remontan al siglo XVI cuando había pocos sacerdotes para atender a las necesidades de las parroquias muy distanciadas unas de otras; entonces, a veces, eran sustituidos por diáconos o clérigos que no conocían acabadamente el texto de las misas en latín, sabían el texto de memoria, pero muchas veces olvidaban una parte de él.

‘TENER AGALLAS’ es una expresión que da a entender que una determinada persona posee coraje suficiente ante una situación difícil. La ‘agalla’ es definida por el diccionario académico como la “excrecencia redonda que se forma en el roble, alcornoque y otros árboles y arbustos, por la picadura de ciertos insectos e infecciones por microorganismos”. Según Iribarren, en su obra El porqué de los dichos, las agallas se asocian a los órganos reproductores masculinos y las cualidades ligadas tradicionalmente a la virilidad.

‘TENER LA SARTÉN POR EL MANGO’ es la frase que da a entender que una persona es la que manda en una situación, la que ejerce la superioridad. Es una expresión española, tomada del ámbito de la gastronomía: quien usa la sartén para cocinar, la manipula desde su mango para poder proceder a la correcta cocción de los alimentos. Es equivalente a otra expresión también tomada de la gastronomía: ‘Es el que corta el bacalao’.

‘NO SABER A QUÉ CARTA QUEDARSE’ es la frase que da a entender que alguien no sabe elegir entre dos o más opciones igualmente buenas, en principio. Proviene del ámbito del juego y manifiesta indecisión ante situaciones en que resulta difícil elegir el camino correcto.

‘ARMARSE LA DE SAN QUINTÍN’ señala que se ha producido un alboroto o revuelo de grandes proporciones. La frase tiene origen histórico, pues el 10 de agosto de 1557  hubo una confrontación, en la ciudad de San Quintín, entre España y Francia. Era el reinado de Felipe II. Aunque los españoles obtuvieron la victoria, hubo muchos muertos. Pero el rey mandó a construir el famoso monasterio de San Lorenzo del Escorial, cercano a Madrid, para conmemorar la victoria.

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