La misión nacional a Chile sin incluir al gobernador de Mendoza (sí a varios jefes provinciales peronistas) fue el hecho de más conmoción política local de la semana.
Además de todas las conjeturas que se generaron, fue un destrato indudable a Rodolfo Suárez y una suerte de desprecio por la provincia y su gente. Con más razón cuando la mayor parte de la agenda que trataron los presidentes Fernández y Piñera estuvo enfocada al vínculo binacional a través de Mendoza. Todo, sin dejar de reconocer que la mayor cantidad y calidad de pasos fronterizos servirá para optimizar el vínculo desde otras provincias argentinas.
Si se hubiese tratado de un olvido del gobierno nacional (la invitación a Suárez) se debería pensar en una precariedad de gestión lamentable. Si, en cambio, hubiese existido una decisión política de no llevar al gobernador de Mendoza, se puede conjeturar que el año electoral que recién comienza deberá poner en alerta al Ejecutivo mendocino en lo que se refiere a la relación con la Nación y con su principal oposición en esta provincia.
Lo cierto es que los funcionarios provinciales cercanos a Suárez aseguraron una y otra vez que nunca recibieron una invitación para el viaje del martes. Por eso llamó la atención que el embajador argentino en Santiago de Chile, Rafael Bielsa, dijera luego que el gobierno de Mendoza nunca había mostrado interés en participar del viaje.
Bielsa dijo una obviedad: que se trató de un “enojo unilateral”. Y que Suárez y sus funcionarios nunca mostraron interés en participar del viaje del Ejecutivo nacional. “Nunca mostraron interés en participar del viaje oficial”, sostuvo el diplomático, como sí lo habrían hecho, según su versión, los gobernadores Uñac, Quintela, Jalil y Sáenz.
Fiel a su estilo prudente, pero basado en su trayectoria política y diplomática, José Octavio Bordón dijo, en declaraciones a Los Andes, que estaba sorprendido como ex gobernador y ex embajador. Debe recordarse que el cargo que ocupa ahora Bielsa en Santiago de Chile lo tuvo Bordón durante la presidencia de Macri. Y entre sus apreciaciones dejó una idea que deja abierta la posibilidad de que haya sido una mera decisión política contra Suárez. “No hay duda de que el Presidente es quien tiene la autonomía de visitar los países sin que lo acompañen gobernadores, pero ha invitado a otras provincias…”.
Se trataba de una formalidad, ya que Mendoza, siempre a través de sus sucesivos gobiernos, en mayor o menor medida priorizó como meta turística y comercial a Chile. Y por eso, como rápida respuesta a lo sucedido, desde el Gobierno se dispuso acentuar la presencia en el vecino país desde febrero para promocionar exportaciones.
En el peronismo de esta provincia pocas voces se refirieron al desplante. El más arriesgado fue el intendente de San Rafael, Emir Félix, que admitió que el gobierno nacional debería haber convocado a Suárez para el viaje, aunque también opinó que el jefe del Ejecutivo mendocino debe tener mayor relación con la Nación. Está claro que Félix buscó repartir responsabilidades. Suárez no ha mantenido una mala relación con la Casa Rosada en el tiempo de gestión que lleva. Salvo diferencias muy puntuales, a veces propias de la función, el diálogo no faltó, incluso cuando se impuso desde aquí una postura diferente a la nacional para ir flexibilizando las actividades económicas en tiempo de pandemia.
Sí fueron y enérgicas y muy condenatorias de la actitud del gobierno nacional las apreciaciones desde el oficialismo local. Era una reacción previsible, por otra parte.
Desde el justicialismo, quienes no están en la trinchera y observan más detenidamente los acontecimientos políticos, opinan, en base a algunas especulaciones que trascienden, que no haber invitado a Chile a Suárez estaría demostrando que desde la Nación decidieron endurecer su posición con el radicalismo mendocino, “más allá de que Cornejo es el malo y Suárez el bueno”. Como pasar factura al gobierno mendocino por la agresiva oposición que ejerce el diputado nacional y líder del radicalismo.
Más de una vez desde el gobierno local aclararon que no se debe vincular lo que hace y dice Cornejo con lo que gestiona Suárez. Explican que aquél ejerce su rol de opositor en el Congreso, mientras que éste institucionalmente debe mantener la mejor relación posible con el poder central. Ahora, si verdaderamente la estrategia de la Casa Rosada fuese la de confrontar con el gobierno de Mendoza como respuesta a la oposición que ejerce Cornejo, se podría especular con un año de oposición mucho más exigente por parte del Frente de Todos al gobierno de Cambia Mendoza.
Y también hay que contemplar una mayor presencia nacional en nuestra provincia a través de dirigentes influyentes y muy cercanos a los que ostentan el poder. Es el caso de la senadora Anabel Fernández Sagasti, que en la semana estuvo en Lavalle junto a funcionarios del gabinete nacional y a José Luis Ramón, el diputado de Protectora que, sin embargo, cada vez obtiene más protección del kirchnerismo.
¿Qué llevó a la joven Anabel a compartir escena con Ramón? Varios son los que imaginan (sospechan los interesados) a los dos encabezando las listas nacionales del Frente de Todos, este año.
No hay dudas de que Fernández Sagasti buscará su reelección, no tanto por Mendoza sino por lo mucho que le sirve al cristinismo por su injerencia en el Congreso y sus nexos con la Casa Rosada. Y Ramón ha sido, y seguirá siendo, un gran aliado del oficialismo en Diputados para destrabar proyectos por su injerencia en el quórum. Para eso formó y encabeza un interbloque.
¿Respetará el peronismo mendocino el acuerdo de unidad sellado si existe la posibilidad de que Ramón integre una lista nacional de candidatos? Es muy probable, porque, como Anabel y a su manera, le es muy útil al oficialismo desde su banca de diputado.
La reciente visita de Fernández Sagasti junto a Ramón y funcionarios nacionales al departamento de Lavalle también tiene lectura. El kirchnerismo busca consolidar el voto seguro en la provincia, como el que representa Righi luego de muchos años como intendente.
Busca asegurar primero el voto peronista de siempre. La foto lavallina se repetirá en otros lugares. El tiempo para tratar de seducir a la clase media más esquiva llegará cuando estén más cerca las fechas electorales, haya o no primarias.
El peronismo sabe que Mendoza le es esquiva y que difícilmente esa tendencia varíe en lo inmediato. De ahí la estrategia de priorizar al votante fiel en primera instancia. Anabel, Ramón y los demás que integren las listas nacionales necesitan el voto de los mendocinos para luego seguir con sus misiones en el plano nacional. Las elecciones de 2023, cuando se ponga en juego la Gobernación, serán otro cantar.
Si bien se mantiene la tirantez con el SUTE sobre el inicio de las clases, finalmente el Gobernador pudo, de algún modo, superar el mal trago de lo de Chile con resultados alentadores durante la semana.
El Covid dio una tregua en enero a la provincia; una publicación internacional especializada colocó a Mendoza entre los 10 mejores destinos turísticos latinoamericanos, entre otras razones por la política sanitaria durante la pandemia; hubo un nuevo desembolso de la Nación para la obra de Portezuelo del Viento.
Eso en cuanto a su gestión. En lo que se refiere al escenario preelectoral, se mantiene alguna turbulencia interna en el oficialismo pero que no parece involucrar a Suárez y su gobierno. Cornejo y De Marchi aparecen como actores importantes de la escena.
Si se hacen las PASO, se podría presentar un nuevo escenario de internas para las candidaturas nacionales.
De lo contrario, las partes se verían forzadas a un acuerdo para no provocar una ruptura local que repercuta mal en Juntos por el Cambio a nivel nacional.