Destacada personalidad política, judicial y académica, Alfredo Porras tuvo la virtud de plasmar su huella en cada uno de los lugares donde le tocó desempeñarse.
Desde sus inicios como abogado litigante en su querido San Rafael, militó sus ideas políticas con energía y convicción, y fue apresado por ellas durante la dictadura. Pese a haber padecido aquella época tortuosa signada por el encarcelamiento (compartió celda con Antonio Di Benedetto) y la persecución, continuó desarrollándose personal y profesionalmente hasta llegar a ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, cargo del que se apartaría voluntariamente para integrar el gabinete del ex gobernador Rodolfo Gabrielli.
Director de Asuntos Legales de la Administración Nacional de Aviación Civil, Gerente de Asuntos Legales de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A. (Arsat), presidente de la Corporación Antiguo Puerto Madero SA.; fueron algunos de los cargos que ejerció en sus años de estadía en la Capital Federal. Encontrándose en la plenitud de su carrera profesional y ya pensando en su retiro, disfrutando de su familia y de sus nietos, llegaría un nuevo desafío: ser Juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, cargo que desempeñaría durante los últimos cinco años de su vida.
Académico de años, doctor en Derecho, escritor de alma, siempre creyó en que el mejor legado serían sus libros y sus sentencias. Alegre, tenaz, generoso, humilde, sabio y de gran corazón, supo transmitir sus conocimientos y su fiel esencia a todos los que lo rodearon. Sin dudas, con su partida, dejará mucho más que un sillón vacío en alguna oficina, en sus cátedras o en un estrado de algún tribunal.
*La autora es Abogada
