A propósito del accionar de terraplanistas en Mendoza

En Mendoza, desde el mes de febrero de este año un grupo de viejos, ancianas, adultos mayores, como es correcto decir hoy, unidos por una cosa llamada jubilación, están dibujando círculos todos los miércoles a la mañana dando vueltas en la plaza San Martín.

A propósito  del accionar  de terraplanistas  en Mendoza
Ronda de Jubilados en Mendoza.

Se enseña que el universo se mueve de manera circular de modo tal que en general los objetos que viajan en ese vacío infinito son circulares, esferas como los planetas, planetoides, estrellas, cometas, en fin, la mayor parte de esos habitantes pétreos o químicos del universo.

Nuestro cuerpo se conforma con redondeces, los halos de los santos se dibujan con círculos, los globos para los niños, las pelotas para distintos deportes. Aristóteles fue uno de los filósofos que afirmó que lo circular es la única figura perfecta. El círculo sería una figura hecha a imagen y semejanza de la perfección. Lo circular no abstracto o simbólico es imperfecto, pero se acerca a ello incluso a lo definido como lo bello. De ninguna manera decimos que solo lo circular es lo bello, existen cosas hermosas sostenidas por rectángulos, cuadrados, hipotenusas, pero hoy vamos a hablar de la circular.

Los terraplanistas me remiten a los hiper narcisistas. No son necesariamente ignorantes, son egoístas, dañinos, crueles, envidiosos. Como aquellas personas que con tal de demostrar que tienen razón, transforman los entornos y las circunstancias. Son un enorme martillo que golpea al planeta para dejarlo plano y verificar en la imaginería que la tierra es como ellos dicen.

En Mendoza como en muchos otros lugares se dibujan círculos. Subir al Cerro de la Gloria, trepar la montaña, caminar alrededor del lago del parque, el estadio mundialista, entre tantos.

Los humanos hemos sabido utilizar las figuras abstractas y simbólicas para llevarlas a nuestra cotidianeidad transformando las figuras en algo más social y político que geométrico. En Buenos Aires, las madres y abuelas dieron vueltas en círculo en la Plaza de Mayo reclamando justicia por sus hijos. El círculo se transformó en una figura mucho más amplia que el mero dibujo, lo propio con el triángulo de sus pañuelos blancos.

En Mendoza, desde el mes de febrero de este año un grupo de viejos, ancianas, adultos mayores, como es correcto decir hoy, unidos por una cosa llamada jubilación, están dibujando círculos todos los miércoles a la mañana dando vueltas en la plaza San Martín.

No compare, estimado lector/a, esta manifestación con la de la madres y abuelas, son cosas distintas, pero los viejes adultos mayores decidieron esta modalidad por, justamente, el valor significante que lograron esas madres con los círculos. El círculo, semejante a lo bello y perfecto, ha sido humanizado en representación de justicia, de reclamo, de pueblo. Pueblo que tiene como armas sus piernas, sus cuerpos y su ingenio puesto en pancartas.

Si usted a los mendocinos los quisiera ver y oír se encontraría con viejos para nada parecidos a los jubilados que dibujan los medios o la fantasía, son personas canosos/as reunidos en una agrupación denominada Coyrón (coordinación y ronda) jubilados en su mayoría profesionales que cobran más que la mínima, prácticamente no los hay por las moratorias y sin embargo son los que luchan por continuar con la moratoria previsional, por haberes jubilatorios que contemple la adquisición de la canasta básica, se oponen a que el fondo de garantías de sustentabilidad sea vaciado por el gobierno, por la continuidad activa de Anses y el PAMI, en contra de un sistema jubilatorio privado, defensa en favor de remedios gratuitos entre las distintas reivindicaciones.

Estos mayores dibujan círculos, además de hacerlo en plaza San Martín de ciudad, lo están haciendo en Godoy Cruz en la plaza Tomas Godoy Cruz todos los martes, en las Heras en la plaza Marcos Burgos todos los viernes y en la plaza Colón de Luján de Cuyo, una vez al mes los jueves. También hay jubiladas/os en Buenos Aires, en Rosario, todos realizando lo mismo de manera espontánea no premeditada y en defensa de lo antedicho más, seguramente, problemas puntuales regionales.

Hablemos ahora del martillo que aplana las redondeces. En Mendoza hay martillos de los terraplanistas que no son ignorantes, pero que optan por ignorar. ¿Quiénes ignoran? Primer martillazo: el gobierno local, golpea lavándose las manos diciendo que la jubilación y pensión es un problema del Gobierno nacional. Verdad a medias, los jubilados que viven en Mendoza son un problema para Mendoza, si ocurre que hay hambre, no hay medicamentos, no se puede pagar servicios o alquiler. ¿Qué podría hacer el gobierno? Podría disponer que los jubilados y pensionados de Mendoza no paguen impuestos provinciales, no paguen servicios privados si están por debajo de la canasta familiar, no cobrar los transportes públicos poniendo el límite en la situación económica y no en la edad, el cine gratuito, remedios gratuitos, al menos un vademécum consensuado, en fin, todo aquello que pudiese apoyar a los viejos y viejas a vivir mejor. Segundo martillazo. Propicio que diarios, radios y canales de televisión visualicen estas protestas ya que han sido muy poco cubiertas mediáticamente.

El tercer martillazo es de la ciudadanía. Puede que justamente por falta de información desconozcan a estos viejos muchachos y muchachas y sus protestas, pero salvo contados bocinazos en la calle, la adhesión a la protesta es insignificante. Ni instituciones, ni partidos políticos ni personas aisladas. Solo el silencio del golpe del martillo. Por último, el gran martillazo nacional ejecutado por los (seudo anarco)- capitalistas salvajes donde, emulando a sus socios fascistas, postulan sin decirlo “la solución final del problema jubilados y pensionados” en un genocidio disimulado de buenos modales. Sin haberes dignos, sin remedios, sin coberturas sólidas, sin siquiera mirarlos, los viejos son un vagón de carga para la nación.

Los viejos, llamados adultos mayores, se han dado cuenta que si existe esa denominación también debe haber de adultos menores. Son esos viejos que aún pretendidos vecinos de la muerte, resisten sabiendo que ahora desde la jubilación tienen no menos de veinte años más de vida.

Entonces y a pesar de los martillazos, de la ignorancia de los silencios, seguirán circulando, molestando, mostrando que a pesar de todo parafraseando a Galileo Galilei, (… y sin embargo se mueve); estos viejos “sin embargo circulan, y todavía protestan”.

*El autor es docente y escritor

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