En 1816 nacía en tierras mendocinas, un sábado 24 de agosto, Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, hija de don José de San Martín y de doña María de los Remedios Escalada: la Infanta Mendocina.
Padre e hija, después del fallecimiento de la joven madre, compartieron su vida lejos de la Patria, en Londres, Bruselas y Francia.
Él fue un padre cariñoso, compañero y severo al mismo tiempo.
Preocupado porque su hija recibiera una esmerada educación en excelentes colegios, en inglés y francés, en historia y arte.
Y sobre todo inculcándole valores que bien reseñara en las famosas Máximas que le dedicara, como el inspirarle “amor a la verdad y odio a la mentira”...amor por la Patria y por la Libertad”, abrigando la esperanza de regresar a su chacra cuyana.
Lamentablemente no pudo cumplir su sueño de pasar sus últimos años en “el estado de labrador (que) es el que creo más análogo a mi genio, y el mejor asilo a una vida toda ocupada al servicio de las armas”.
Si bien él no pudo ni aún después de su muerte regresar, sí lo hizo “Merceditas”, cuyos restos descansan desde 1951 en la Basílica de San Francisco junto a los del esposo, Mariano Balcarce y la mayor de las hijas, María Mercedes Balcarce y San Martín.
¡Fue tanto lo que hizo por esta región, como Gobernador Intendente de Cuyo, además de lograr la libertad de tres países como comandante del Ejército de los Andes, que creara y formara en tierras mendocinas!
Surgió así un amor mutuo, que a él le hizo decir: “De todos los homenajes, ninguno me será más grato que éste: José de San Martín fue un verdadero am
igo de Mendoza.
Y de Mendoza: es más que amigo, es el ¡Padre de la Patria!
Y en su honor, la jornada en que él fue padre, por Ley Provincial 5131 se estableció el 24 de agosto como Día del Padre.
Sin embargo, a partir de la década del ‘60, siguiendo la fecha estadounidense, en el país se celebra en junio olvidando la importancia del 24 de agosto.
La Asociación Damas Pro Glorias Mendocinas impulsa desde siempre retornar a la fecha establecida con amor, reconocimiento y agradecimiento por su labor y sacrificios.
Y para no entorpecer las conveniencias comerciales, se propone un cambio de mes con el Día del Niño: éste pasarlo a junio y el del Día Padre a agosto.
¿El motivo?
Ya sabemos por qué: el 24 de agosto es el Día del Padre.
Y en el mes de junio, no sólo reconocer sus derechos sino celebrar la niñez, recordando que en junio de 1990 la Argentina firmó la adhesión a la “Convención de la Niñez” que luego fuera Ley 23.849.
Cabe acá además resaltar que la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956 instituyó el 1 de junio como Día Internacional de la Infancia, invitando a todos los países a celebrarlo, acordándose en la “Conferencia Internacional en Defensa de la Niñez”, que cada Estado lo incluiría en su calendario en la fecha que dispusiera (por ejemplo en día domingo).
Es así, que las Damas sugieren respetuosamente, el cambio de junio a agosto y viceversa, para el festejo de dos fechas tan arraigadas en el ámbito familiar y social:
El de los niños en junio en conmemoración de lo dispuesto por la ONU y la adhesión Argentina de ese mes en el año 1990.
Y el 24 de agosto el del progenitor por el Padre de la Patria.
A mayor abundamiento, la Asociación Damas Pro Glorias Mendocinas recuerda que existe un proyecto de ley con media sanción, de septiembre de 2017, presentado a la Cámara de Senadores de la Nación por sus autores, los mendocinos Julio Cobos y Anabel Fernández Sagasti.
Sería loable entonces, lograr se declarara en todo el país el 24 de agosto como Día del Padre.
La autora, Dra. Susana Villegas Marcó, es Presidenta de la Asociación de Damas Pro Glorias Mendocinas
