Recordemos que San Martín ejerció la Gobernación Intendencia de Cuyo, desde los primeros días de setiembre de 1814, hasta el mes de agosto de 1816, cuando delegó las funciones en el General Toribio de Luzuriaga y Mejía, para dedicarse personalmente al entrenamiento del ejército y preparativos finales del Cruce de Los Andes. Pocos días después, el 24/08/1816, nacía su única hija Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada “La Infanta Mendocina”: momentos de gran alegría dónde José pudo disfrutar de una vida familiar completa pese a sus múltiples ocupaciones y desvelos.
Su reciente paternidad, la vida familiar y entre amigos en tierra cuyana lo impulsarán a dirigir, el 12 de Octubre de 1816, una sentida carta al: “Señor gobernador intendente de esta provincia… es muy natural al hombre, prever la suerte que se propone pasar en la cansada época de su vejez. El estado de labrador es el que creo más análogo a mi genio, y como un recurso y asilo a las inquietudes y trabajos de una vida toda ocupada al servicio de las armas. Mi fortuna menguada no me ha proporcionado jamás un fondo rural, con que contar para este estado a que aspiro, pero ni aún el fijarme a un territorio o provincia en que goce de tranquilidad. La de Cuyo es la que ha podido decidirme por el buen carácter de sus habitantes, para elegir un rincón de ella, en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias. Y por haber propendido yo mismo a que se fomenten, se pueblen y cultiven los que hay en inmenso espacio a la parte del norte del Retamo les profeso una decidida inclinación. El corto número de cincuenta cuadras llena mi aspiración y deseos, más no puedo contar con ellas si V.S. no me hace acreedor a que se me señalen por título de merced y gracia. El sumo valor a que se ha podido fijar el precio de cuadra es cuatro pesos y esto mitad al contado y mitad a plazo para poderse hallar compradores… Es decir que las cincuenta cuadras que pido por merced sólo valen doscientos pesos. No los tengo, y en caso de tenerlos las compraría. La voluntaria cesión de la mitad de mis sueldos me ha reducido a pasar una vida frugal, y sin el menor ahorro para embolsar, ajustándome a una economía tan estrecha como la porción del sueldo con que contaba. Si V.S. cree que se me debe hacer merced del terreno mencionado podrá librar en mi favor el título de propiedad… Dios guarde a V.S. muchos años”.
Dicho pedido será respondido por el Gobierno y, en virtud a los títulos de ilustre vecino y en agradecimiento a la decisión del Libertador de pasar sus días en esta tierra, el Gobernador Luzuriaga en acuerdo con el Cabildo le: “…añade la de doscientas cuadras más para su señora hija doña Tomasa Mercedes, con que él y la provincia por medio del muy ilustre cabildo de esta capital agradecida a la distinción que V.S. le dispensa, escogiéndola para ser uno de sus vecinos, quieren demostrar su gratitud y reconocimiento; y acordar igualmente que en memoria de V.S. como autor del establecimiento de la villa de los barriales que ya va a plantificarse, según lo que V.S. tenía acordado, se erija una columna en el centro de la plaza de ella con el mote siguiente: Multa mervit fecerat ille magis,- Mereció mucho, él había hecho mucho más- y por su reverso el nombre de V.S. …” Tiempo después, el 20/12/1816, Luzuriaga dispuso la creación de la Villa Nueva de Los Barriales que comprendía los actuales departamentos del este mendocino, denominándose desde ese mismo momento Villa Nueva de San Martín, en homenaje al Jefe y Ejército de Los Andes.
Terminada la campaña libertadora, mientras San Martín residía en su Chacra de “La Tebaida”, el 03/06/1823 el ilustre vecino recibió un oficio del entonces Gobernador de Mendoza Don Pedro Molina en el que le decía: “A solicitud de los vecinos de la Villa Nueva de los Barriales que el gobierno se complace en denominarla ‘Villa Nueva de San Martín’, y para que se le dé la forma permanente que deba tener, se da comisión con esta fecha a los señores jueces subdelegados de ella, don Agustín y don Pedro Advíncula Moyano, a efectos de que levanten un plancito de su delineación y lo presenten al gobierno para aprobarlo; éste será necesariamente el resultado si, como se previene a los encargados, consultan los conocimientos y buen gusto de quien toma el nombre la fundación, y si ella merece en esta parte la protección de la honorable persona que se la da. A la misma ofrece el gobierno su alta consideración”.
A lo que el mismo San Martín, un día después desde su terruño, respondía: “Mendoza, y junio 4 de 1823. Sr. Gobernador de esta Provincia, D. Pedro Molina. Con el mayor placer contribuiré con mis cortos conocimientos a la delineación de la villa nueva que V.S. me honra denominándola de San Martín. Nadie más interesado en su fomento que el mismo que la ha destinado a pasar el resto de sus días. Quiera el destino que a cada momento se me proporcionen ocasiones de manifestar a este honrado pueblo mi eterna gratitud”
En estos días la Villa Nueva de San Martín está cumpliendo el Bicentenario de la imposición de su nombre y delineación formal a la que el mismo Libertador contribuyó “con sus escasos conocimientos” y característica humildad a fundar, constituyendo una fecha muy sentida para sanmartinianos y mendocinos, especialmente teniendo en cuenta que por Ley Nº 8525, el actual Departamento de General San Martín fue declarada “Ciudad Histórica”, debiendo colocarse en lugares visibles de ingreso a la Ciudad señalización que testimonie el carácter de Ciudad Histórica de la Provincia de Mendoza” en atención a que es la única Ciudad en todo el continente y en el mundo, a la que el propio San Martín aceptó se impusiera su nombre. Para terminar resulta importante agradecer muy especialmente al escritor Ricardo Falanga, Autoridades e Integrantes de la Asociación Cultural Sanmartiniana Mi Tebaida y al equipo del Archivo General de la Provincia de Mendoza, por sus aportes para esta columna.
* El autor es historiador.