"Nos creemos los mejores, pero queremos jugar con los peores", una rara lógica argentina. Pensar que Islandia, un plantel que vale en el mercado menos que el de River o el de Boca y que está entre los de mayor edad, y Nigeria pueden llegar a dejarte fuera del Mundial, cómo así también agarrarse la cabeza por que nos tocó Croacia, demuestra a las claras la desconfianza que hay en el pueblo argentino hacia su selección nacional. El mismo sentimiento que expresó públicamente Diego Maradona cuando lo consultaron en el final del sorteo: "Argentina debe mejorar, no se puede jugar tan mal".
De todas maneras, el sorteo fue benevolente con todos los grandes candidatos y Argentina no fue la excepción. El equipo de Sampaoli sólo tendrá que hacer lo suyo para avanzar que es jugar medianamente bien, porque tal cómo lo aseguró el propio Sampaoli, Islandia vendrá a dar pelea y todos sabemos con el fútbol con eso no se gana, a lo sumo, se empata; "Nigeria es impredecible", otra acertada definición del técnico, porque los africanos te pueden pintar la cara en un tiempo, pero pueden ser casi amateurs en grandes pasajes de un mismo partido, tal cómo quedó reflejado en el amistoso jugado contra Argentina hace un tiempo.
Y Croacia, es Croacia. Mucho más respetable que temible, más luminoso en los nombres que en el espesor colectivo o, dicho, de otro modo, representa el típico equipo insinuador, blando, de corriente alterna, que es capaz de amargar a los más poderosos siempre y cuando estén en una jornada de baja intensidad o de despiste. Como Serbia en el 2006, siempre tienen jugadores que juegan bien, pero no terminan de concretar ninguna campaña épica. Hace 12 años, aquel Serbia que parecía el gran rival terminó siendo vapuleado por el equipo de Pekerman.
Argentina no debe olvidar que para llegar acá tuvo que atravesar un camino largo, con muchos cambios (tres técnicos, entre ellos) y de una clasificación agónica, en un partido que había comenzado muy complicado frente a Ecuador. Pero no debe olvidarlo para recordar que lo peor ya pasó, que las urgencias se terminaron y que ahora hay que ponerse el mejor traje para ir a la fiesta. Las mismas dudas se tenían en el Mundial pasado y el equipo mostró aplomo, las mismas dudas se tenían en el '86 y el equipo fue campeón.
Si además tenemos en cuenta que Brasil y Alemania quedaron por el otro lado del cuadro, como hace cuatro años, por lo cual sólo podrán cruzarse con la albiceleste en la final, las esperanzas crecen aún más. En octavos es posible un choque con Australia, Perú o Dinamarca, que mejor panorama y España, Uruguay o Francia para los cuartos está dentro de la lógica.
Lo cierto es que se terminaron las palabras, es hora de acumular videos y comenzar a trabajar. Lo demás es sólo especulaciones, esas de las que los argentinos sabemos mucho porque tenemos 40.000.000 de directores técnicos.