Más de 100 presuntos militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) murieron en los cinco últimos días en una importante operación militar en el sudeste de mayoría kurda de Turquía.
La operación, realizada conjuntamente por el ejército y las fuerzas especiales de la policía, dejó 102 muertos en las filas del PKK, según un nuevo balance proporcionado este domingo por una fuente de seguridad local.
Al menos dos soldados y cinco civiles también perdieron la vida en los enfrentamientos, agregó la fuente. Unos 10.000 hombres, respaldados por carros de combate, fueron movilizados para esta ofensiva destinada a desalojar a los kurdos de los centros urbanos y que se concentra en dos ciudades cercanas a la frontera siria e iraquí, Cizre y Silopi. Un toque de queda rige desde hace días en estas dos localidades de la provincia de Sirnak.
El anterior balance, proporcionado el sábado por el ejército, era de 70 militantes muertos.
El jefe de las fuerzas armadas, el general Hulusi Akar, visitó el sábado a sus tropas en la región y fue informado del avance de la ofensiva. “Las operaciones (...) continuarán con determinación hasta que se haya restablecido el orden público”, declaró el ejército en un comunicado.
Por otra parte, el ejército turco señaló el sábado que aviones de guerra despegaron el viernes de su base de Diyarbakir, la “capital” del sudeste anatolio, para bombardear los campamentos del PKK en el norte de Irak.
El barrio de Sur, situado en el centro histórico de Diyarbakir, también se ha convertido en un campo de batalla, igual que la vecina localidad de Nusaybin.
Reprimen protesta contra toques de queda
La policía turca usó gas lacrimógeno y cañones de agua ayer para dispersar una protesta de centenares de personas en Estambul que demandaban el fin de toques de queda en el sureste del país, donde las fuerzas armadas han intensificado sus operaciones contra rebeldes kurdos.
Algunos de los manifestantes lanzaron bombas incendiarias contra las fuerzas de seguridad, que respondieron con gas lacrimógeno. Un camión con un cañón de agua disparó chorros contra los manifestantes a lo largo de la calle Isiklal.
Manifestantes y turistas sorprendidos usaron limones y sodas para neutralizar los efectos del gas lacrimógeno. Policías antimotines persiguieron a manifestantes por calles aledañas e hicieron varios arrestos. Agencia AP