El mundo reaccionó ayer expectante y con posturas enfrentadas ante la legislación aprobada por el Senado de Uruguay, que convierte a este país en el primero en el mundo en legalizar y controlar el proceso de producción, distribución y venta de cannabis.
La reacción más enérgica fue la de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (Onudc), que expresó su desacuerdo frente a la nueva normativa uruguaya, señalando que viola convenios internacionales.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo dependiente de la ONU, lamentó por su lado en un comunicado que Uruguay "contravenga la Convención de 1961 sobre Narcóticos", a la cual el país está suscripto.
El presidente del organismo, Raymond Yans, dijo estar "sorprendido" por el hecho de que el gobierno uruguayo "haya decidido deliberadamente" ignorar las disposiciones de ese tratado y pidió a Montevideo cumplir sus compromisos.
Paraguay, que integra junto a Uruguay, Argentina, Brasil y Venezuela el bloque del Mercosur, también criticó la medida de su socio suramericano, afirmando que eso significará un aumento de la importación de marihuana de origen ilegal desde Paraguay.
"Al legalizarse la marihuana en Uruguay bajo el supuesto control del Estado, lo que hará va a ser consolidar la tendencia al aumento del consumo de esta y otras drogas y estimular la importación clandestina desde Paraguay, cuya hierba es de las mejores y barata", afirmó el ministro paraguayo Antidrogas, Luis Rojas.
"No se puede probar qué va a pasar, porque se va a experimentar con la salud de la gente. La marihuana sigue siendo un gran desconocido. No hay datos científicos suficientes para dejarla circular libremente", explicó Rojas.
Respeto y expectación
Desde Holanda también se escucharon voces sobre la nueva legislación de Uruguay.
Aunque técnicamente ilegal, la posesión y consumo y venta en los coffee shops de menos de cinco gramos de cannabis está tolerado en Holanda desde 1976, sin embargo el cultivo y la venta al por mayor están prohibidos y permanecen en manos de grupos criminales, algo de lo que se quejan los propietarios de los establecimientos, obligados a tratar con estas bandas para aprovisionarse.
Una ley como la uruguaya en los Países Bajos les permitiría "no verse obligados a trabajar de una forma tan extraña", afirmó una holandesa ante las cámaras de la televisión nacional.
También hubo otras visiones positivas sobre la nueva legislación uruguaya.
En una carta abierta, 114 organizaciones de todo el mundo dieron la bienvenida a la recién sancionada ley sobre la marihuana.
"El camino emprendido por Uruguay sienta las bases de un nuevo paradigma para las políticas públicas sobre drogas (...) Apoyaremos a Uruguay y a cada estado y jurisdicción en el desarrollo de políticas más sensatas y sensibles para enfrentar los problemas de salud y de seguridad pública de sus ciudadanos", señala la carta abierta firmada por organizaciones como la Caribbean Drug Abuse Research Institute, la Rede Brasileira de Reducao de Danos e Direitos Humanos o la Drug Policy Alliance.
Otros países de la región reaccionaron con un tono respetuoso y expectante a la nueva legislación sobre la marihuana.
"Consideramos que es una experiencia inédita y vamos a evaluar el desarrollo de la aplicación de esta nueva legislación audaz e innovadora que ha desarrollado Uruguay", comentó el canciller venezolano Elías Jaua tras manifestar su respeto por esa decisión.
La ministra boliviana de Comunicación, Amanda Dávila, afirmó que se trata de "una decisión de un país soberano que puede adoptar estas medidas en vista de la situación que enfrenta", aunque advirtió que "esa no es nuestra posición" tras responder a una consulta sobre si el gobierno boliviano podría impulsar una legislación similar.