Es martes y el mediodía está soleado en el aeropuerto de Santiago de Chile. Ahí están los cinco: entre bolsos y alguna notebook, un poco agotados, otro tanto felices; a la espera de que un transfer los lleve directo al descanso. Vienen de tocar en el Festival Selvámonos, de Perú, un escenario increíble montado en la selva de Oxapampa (tierra de los indígenas Yaneshas y de inmigrantes europeos).
Desde ese lado de la cordillera, Nacho Rodríguez asume el “nosotros” para hablar sobre el momento que está viviendo Onda Vaga. “Intenso momento creativo”, diría Pablo Dacal, uno de los invitados de su nuevo disco.
El quinteto porteño (acaso el más rebelde de la escena indie porteña) acaba de editar “Magma Elemental” (2013), un material en el que reafirman su espíritu desenchufado y autogestivo -aquél que los unió en un barcito de Cabo Polonio- y su amor por la canción. “Magma es algo que viene desde adentro -dice el músico y compositor-, desde nuestros corazones. Es una de las esencias de nuestra música que fluye y se plasma en un disco”.
Si el pegadizo “Fuerte y caliente” (2008) y el doble “Espíritu salvaje” (2010) estaban definidos por la mística relajada del Polonio y la autogestión, por las ganas de jugar con los ritmos y encender el movimiento en quien escucha, este tercer álbum lo reafirma. Nacho Rodríguez se anima a la sentencia: “El espíritu de la banda se mantiene intacto en todos los discos que hacemos”.
-¿Dónde y cómo nacieron estas canciones? ¿Durante las giras, en Buenos Aires?
-Esta vez la creación fue diferente; nos juntamos especialmente a componer estas canciones. En los discos anteriores, en cambio, usamos temas que ya tocábamos (en bandas como Michael Mike o Doris) o que estaban logrados pero no habían encontrado un disco para salir a luz.
-El proceso es otro. ¿Y ustedes?
-Hoy estamos más maduros en todo sentido, por el correr del tiempo (van 6 años ya) y porque trabajamos muchos para seguir creciendo en lo profesional. Las cosas que nos están pasando son muy buenas y las tomamos con la responsabilidad y la alegría que se merece. Estamos unidos y comprometidos con este proyecto.
-La composición está bien repartida. ¿Cómo encaran, construyen, sus procesos de creación?
-Todo proceso de decisión es democrático. Presentamos los temas posibles a grabar y discutimos cuáles van y cuáles no. Esto es todo un tema.
-¿Por qué?
-Porque para llegar a trece temas dejamos unos cuantos afuera; creo que fueron más de 20. Después está el tema de ver el orden que los haga fluir mejor en el disco.
Para construir su nuevo mundo sonoro, los Onda Vaga se dieron el gusto de contar con invitados oportunos para cada canción: Moreno Veloso (“Rendición”), Adrián Dárgelos (“El fantasma”), Pablo Dacal (“La ronda”) y Julián Srabstein (ex Doris, músico de Michael Mike y amigo de la banda; en “Forma de mujer”).
Nacho despliega la lista de artistas y amigos: Juanfa Suárez, Nano Tonelli, Alejandro Avagnina, Maxi García, Ezequiel Saralegui, Facundo Flores, Jano Seitún y Santiago Castellani. Porque en su forma de trabajo (autogestiva, independiente), la máxima es una: “para sumar, es más importante compartir que competir”.
¿Un dato más? Gustavo Iglesias, ingeniero de sonido de Babasónicos, plasmó su experiencia en la grabación y la mezcla de sonido.
-Con Pablo Dacal, por ejemplo, ya se conocían. ¿Cómo se fue armando la lista de invitados de este disco? ¿Azar? ¿Ganas?
-Fue bastante espontánea y los que se nos ocurrieron se hicieron realidad. Había ganas de que se sumaran a esos temas en particular porque considerábamos que iban como anillo al dedo para ellos. Pablo (Dacal) es un amigo que ya había participado en “Fuerte y Caliente” (N de la R: cómo olvidar su colaboración en la magnética “Mambeado); consideré que participara en “La ronda” porque agregué como primera oración el nombre de su último trabajo: “El corazón es el lugar” (2013).
-¿Y en el caso de Dárgelos?
-Cuando terminamos “El fantasma”, nos dimos cuenta de que era genial que participara Adrián. Nosotros ya lo conocíamos pero un link importante fue Gustavo (Iglesias), que es ingeniero de sonido de los Baba.
La onda se replicó con el hijo de Caetano Veloso, quien coloreó el disco con su delicado y bello toque bahiano. “A él y a Caetano los conocíamos por otros motivos pero contamos con su toque exquisito gracias a que aceptó con la buena onda que lo caracteriza”.
-En agosto los espera su primer Luna Park; una fecha con factura de producción propia. ¿Da vértigo asumir el riesgo?
-Lo siento como un momento histórico de la banda. Es una fecha que coproducimos con unos productores amigos; ellos también se jugaron en este viaje. Más que vértigo nos dan muchas ganas de que llegue ya. En lo particular lo vivo con esa ansiedad linda de que querés que llegue el momento para salir a la cancha a dejar todo. Más allá de eso, quiero que tanto el público como noso-tros nos vayamos felices y que el recuerdo de haber estado ahí nos dure toda la vida.
-Como los anteriores, éste es un material independiente y ustedes siguen apelando a la eficacia del boca a boca para la difusión. ¿Alguna vez fueron tentados por el mainstream?
-El boca a boca fue nuestra principal “arma” para llegar a los oídos de la gente. Además hizo que el público se sintiera partícipe del proyecto, que se comprometiera. Como cualquier banda arrancamos tocando para unos pocos, pero la fuerza de los temas hizo que se arrimara cada vez más y más gente. Si algún día convocamos a mucha más gente por algo será y creo que ir en contra de ese proceso natural es ir en contra de nosotros mismos. Uno hace música para el mundo, para que se escuche, para que se aprecie.
-¿Les interesa ser parte del circuito comercial?
-En lo personal me gusta que nos sigan como hasta ahora. No pensamos en ser una banda multitudinaria; si se da, se da pero no es un fin en sí mismo. Preferimos pensar que hay gente que aprecia nuestra música, nuestras letras y nuestras melodías. Desde que nos formamos como grupo no hemos parado de crecer en todos los aspectos. Somos una banda que siempre se movió por sus propios medios; ahora como somos “más conocidos”, quizás se arrima más gente que quiere tanto ayudarnos o lucrar con nosotros. Quizás hasta hace un tiempo no era negocio que sonáramos en una radio...
-Bien decís: “hasta hace un tiempo...
-Por ahí ahora, que vamos a hacer un Luna Park (el 20 de agosto), el circuito comercial se interese más en este fenómeno y quieran participar de alguna manera. Por eso sonamos en alguna radio o salimos en más revistas.
Incluso en las de Japón, en donde Onda Vaga también desata el bailongo a fuerza de melodías mestizas. En 2012, la ‘vaguiseñal’ comprobó su potencia: Onda Vaga llegó a las disquerías ponja (“Moshi Moshi” se llamó la edición) y alentó el pogo feliz en el festival Fuji Rock.
-Imagino que es una experiencia insólita. ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones?
-Con Japón estamos encantados en todo sentido. Nos tratan muy bien, nos sentimos queridos y sentimos que lo que damos les llega al corazón, aunque no tengamos el mismo idioma. Incluso editamos “Magma Elemental”, con el agregado de un tema en japonés (“Daydream believer”; que ya habían tocado el año pasado en el Fuji Rock). Más allá de todo estamos bastante sorprendidos con todo lo que está pasando, porque es increíble.
-¿Qué sensaciones les dejó ver a la gente saltando, bailando, burlando las limitaciones de los idiomas?
-La sensación de que la música es un idioma y de que podemos llegar a cualquier persona que tenga la disposición de hablarlo.